Guatemala

Niños esperan su regalo de Navidad

Cada víspera de Navidad y Año Nuevo, en los últimos 12 años, decenas de grupos de niños indígenas se colocan a lo largo de un tramo de la ruta Interamericana —comprendido entre Chimaltenango, Sololá y Quiché—, agitando sus manos para decir hola y adiós a los viajeros, a la espera de que estos les den dinero, golosinas o algún regalo.

Los menores, cuya edad oscila entre 3 y 12 años, pertenecen a 17 comunidades que se ubican a lo largo de la ruta. En algunos grupos se puede ver a un adulto, que ordinariamente se trata del padre de algunos de los pequeños, quien está a cargo de cuidarlos.

Héctor Tomás Morales, de 10 años, contó que ha salido a la carretera desde que tenía 4, debido a que sus padres no tienen dinero para comprarle regalos en esta época.

Tomasa Morales, madre de familia originaria de la aldea Agua Escondida, Chichicastenango, explicó que acompaña a sus seis hijos cuando salen a la carretera, y que mientras ellos saludan a los viajeros, ella se dedica a elaborar artesanías.

Agregó que esa actividad le permite comprar regalos, ropa y útiles escolares a sus niños.

Los grupos se ubican entre el kilómetro 75 —Patzicía, Chimaltenango— y el 165 —Santa Catarina Ixtahuacán, Sololá—. Entre semana su presencia disminuye, pero los fines de semana se han podido contabilizar hasta dos mil de ellos, refirió Elena Ajanel, promotora social de la comunidad Agua Escondida.

Antonio Morales, piloto de la empresa de transporte extraurbano La Asunción, explicó que aunque en diciembre se ven más niños, hay quienes salen durante todo el año.

Aunque cientos de pilotos pasan indiferentes, hay docenas de ellos que paran y les dan algo de lo que lleven consigo —generalmente alimentos—, aunque algunos van de manera directa a entregarles juguetes y caramelos.

Generosa tradición

Israel Miza, residente de la cabecera de Sololá, aseguró que desde el 2008 le lleva presentes a los niños en la víspera de la Navidad. “Dios me ha bendecido, y en agradecimiento les traigo pelotas, dulces y juguetes —y algunas cosas más—, con tal de que no pasen tristes la Nochebuena”, declaró.

Alexánder, 13 —hijo de Miza—, refiere que le gusta acompañar a su padre, pues a ambos les satisface ayudar al prójimo.

La promotora Ajanel resaltó que en su comunidad —Agua Escondidada— les gustaría hacer algo para dar mejores oportunidades a los menores, como instaurar programas vacacionales para evitar que pasen días enteros bajo el sol pidiendo limosna. “Sin embargo, es difícil luchar contra la pobreza, falta de empleo y la poca responsabilidad de los padres”, indicó.

Ajanel agregó que no es recomendable que los pequeños estén bajo el sol, y a la vez padeciendo las inclemencias del clima. “Sabemos que algunos de ellos se enferman o se quedan dormidos junto a la carretera”, refirió.

Uno de los niños contó que en una ocasión corrieron hacia un carro que paró, pero el piloto estaba borracho y al retroceder golpeó con el vehículo a una pequeña. El conductor se dio a la fuga y dejó herida a la niña.

Tomás Xon, de los Bomberos Voluntarios, lamentó la situación que viven los niños, pues en el 2009 un conductor atropelló fatalmente a tres de ellos y dejó heridos a otros cuatro en el kilómetro 116, en Chupol, Quiché. Otros choferes no paran, y solo a través de la ventanilla les tiran los juguetes, dijo con tristeza.

Por aparte, la gobernadora de Sololá, Elena Yojcom, compadeció a los pequeños, aunque dijo que es una situación generada por la pobreza. Por mi parte, llevo juguetes al Hospital Nacional, expresó.

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