Guatemala

Migrantes se juegan la vida para cruzar el río Suchiate

Decenas de personas guatemaltecas, entre migrantes centroamericanos deportados, se arriesgan a morir ahogados en las crecidas aguas del río Suchiate, que divide a México con Guatemala, al cruzar a nado cargando al lomo el contrabando de gasolina y productos de abarrotes.

Migrantes intentan cruzar el río Suchiate. (Foto Prensa Libre: María de Jesús Peters)

Migrantes intentan cruzar el río Suchiate. (Foto Prensa Libre: María de Jesús Peters)

Con los primeros rayos del sol se inician las actividades comerciales, culturales y turísticas, así como el trasiego de contrabando ante la complacencia de las autoridades de ambos países.

Del lado mexicano la garita migratoria y de aduana, así como los negocios de abarrotes, ropa, restaurantes y agencias aduanales empiezan a funcionar desde las 7:00 de la mañana, una hora antes que Guatemala, debido al horario de verano con el que funciona el país.

Los cambistas de papel moneda de ambas naciones se establecen en el puente fronterizo centímetros antes de que concluya o empiece la línea divisoria de México y Guatemala.

¡Va a cambiar seño, le damos 64 quetzales por 100 pesos!, ofrece uno de los cambistas a un turista mexicano.

El movimiento en la frontera del lado guatemalteco empieza con la apertura también de las oficinas gubernamentales, con lo cual las agencias aduanales comienzan los trámites para el paso de transmigrantes centroamericanos procedentes de Estados Unidos.

Horas más tarde empiezan arribar los camiones procedentes de Tapachula, México, en donde son repatriados los migrantes guatemaltecos capturados en territorio mexicano durante el viaje a los Estados Unidos.

Según el jefe del modulo migratorio de la frontera El Carmen, Raúl Orozco, diariamente reciben entre tres y cinco camiones con guatemaltecos deportados, unas 200 personas que ven trucados el “sueño americano”.

-¿En qué condiciones regresan estos guatemaltecos?

-Vienen mal físicamente, moralmente y económicamente.

-Lo que nosotros hacemos es fortalecerlos moralmente, levantarles el ánimo, hacer que se sientan nuevamente guatemaltecos.

En el modulo del Instituto de Nacional de Migración (INM) de México guatemaltecos que cuentan con la mica de la Forma Migratoria para Visitantes Fronterizos (FMVF) ingresan de manera rápida al país, mientras que los mexicanos pueden transitar por los poblados fronterizos de Guatemala a través de un pase local por 72 horas, por el cual se paga dos quetzales en la oficina migratoria.

De acuerdo a estadística del INM en los primeros cuatro meses en este punto fronterizo se han otorgado un total de 16 mil 139 micas a igual número de personas guatemaltecas que la han solicitado.

Con este documento migratorio que se otorga de manera gratuita, los ciudadanos residentes en los departamentos de Quetzaltenango, San Marcos, Huehuetenango, Quiché, Petén, Retalhuleu y Alta Verapaz, pueden visitar y transitar hasta por tres días las poblaciones limítrofes en los estados mexicanos de Chiapas, Tabasco y Campeche, que comprenden un área aproximada de 100 kilómetros a lo largo de la frontera entre Guatemala y México.

A pocos metros del Puerto Fronterizo, justo en la parte de abajo donde corren las aguas del río Suchiate, decenas de hombres y mujeres  desafían las fuertes corrientes que por momentos doblegan los cuerpos delgados  que van y vienen llevando cargas pesadas en la espalda.

Durante un recorrido que Prensa Libre realizó por esta frontera, se pudo observar a decenas de guatemaltecos en su mayoría provenientes de comunidades indígenas fronterizas con México,  que utilizan el río para burlar la vigilancia migratoria y de aduanas que se encuentran establecidas en el puente fronterizo.

En grupos de tres o de cinco, tomados de la mano y apoyándose por un palo, las personas se introducen a las heladas aguas del afluente para cruzar de manera ilegal diversos productos del campo, sandalias, trastes, entre otros, que comercializarán en las comunidades mexicanas.

Mientras que otros nadan contra las fuertes corrientes jalando varias garrafas llenas de gasolina de 20, 30 y 50 litros.

A la orilla del afluente cuatro jóvenes migrantes indígenas guatemaltecos observan temerosos el cruce de las personas.

El presunto coyote trata de convencerlos para que pasen pero dos de ellos tienen miedo de morir ahogados ya que no saben nadar.

Tras una breve oración, los guatemaltecos echan las mochilas al hombro, se toman de la mano y empiezan a caminar contra la fuerte corriente que rompe la cadena humana; uno de ellos es arrastrado y por poco pierde la vida ahogado, lo que el resto es obligado a regresar a la orilla.

En un segundo intento ambos migrantes logran al fin cruzar el río Suchiate, y empezar el largo y peligroso camino en busca del anhelado “sueño americano”.