Guatemala

Turistas de cruceros son recibidos en sitio baldío

Con tierra, charcos, sin servicios sanitarios ni agua potable es como Guatemala recibe a los turistas que viajan en los lujosos cruceros que atracan en el puerto Quetzal para visitar el país, después de que quedó en desuso la terminal Duque de Alba construida para atender esas embarcaciones.

Pese a que los visitantes dejan en una temporada —entre siete y ochos meses— unos Q100 millones y que contribuyen con los ingresos económicos de unos seis mil guatemaltecos, aquellos son atendidos en un lote baldío (contiguo a la terminal de cruceros abandonada), con construcciones improvisadas, un lavamanos sobre block y toldos. No hay sanitarios formales, sino uno móvil, que consiste en una cabina de plástico donde se almacenan los desechos.

El día que Prensa Libre visitó las instalaciones, esa cabina estaba cerrada con llave, mientras una turista de avanzada edad esperaba pacientemente que forzaran la puerta para permitirle el acceso, 10 minutos más tarde.

Los operadores de turismo —cuyos vehículos son estacionados entre charcos, los cuales también deben sortear los visitantes— reconocen que la situación no es adecuada y que los turistas se quejan.

Al respecto, Michele M. Paige, presidenta de la Asociación de Cruceros de Florida y el Caribe (FCCA en inglés), manifestó: “No puedo darle un avance definitivo de momento, porque no tenemos una dirección clara de hacia dónde se dirige el turismo de cruceros de parte del Gobierno de Guatemala”.

Suspenden uso de terminal

La situación surgió cuando en diciembre último la Portuaria Quetzal decidió suspender el uso de la terminal —construida en el 2003 para recibir cruceros—, que junto al muelle especializado costó alrededor de Q30 millones.

“La administración anterior nos presentó inconformidades en la forma en que se manejaba la terminal y el fideicomiso; se informó a la junta directiva y se tomó la decisión de detener la administración y luego entablar las pláticas”, explicó René González, presidente de la junta directiva del puerto Quetzal, pero no aportó más detalles.

Después de esa decisión, los cruceros dejaron de atracar en la terminal Duque de Alba —construida para ese fin— y fueron desviados al muelle comercial, donde ocupaban dos espacios, lo que a su vez ocasionaba que los buques de carga de productos de exportación esperaran turno y retrasaran sus itinerarios.

En marzo, Fresh del Monte, principal cliente de la Portuaria Quetzal, decidió trasladar la exportación de banano al puerto de Chiapas, México, debido a estos atrasos. Sin embargo, González refirió el viernes, por teléfono, que la cuenta fue recuperada, aunque la versión no pudo ser confirmada con la empresa.

Rolando Coronado, presidente de la Asociación de Navieros de Guatemala, recordó: “El costo diario del buque de contenedores es de entre US$15 mil y US$20 mil diarios; con un día u horas de atraso se perjudica la empresa naviera, porque representa gastos adicionales e incluso multas por entrega tardía en otros puertos”.

En enero, la Portuaria Quetzal instaló una cerca en la entrada de la terminal de cruceros, para desviar a los turistas hacia el terreno baldío.

“La mejor opción era la terminal de cruceros, pero cuando fue el problema se trasladaron los cruceros a los muelles comerciales, pero no era lo óptimo, porque nos afectaba y a los turistas; por eso se hizo la terminal temporal al lado de la anterior y se iniciaron los acercamientos con los administradores”, aseveró González.

Al respecto, Luis Aguilar, director de la empresa Turismo Actual, S.A, operadora de la terminal de cruceros, dijo que a la fecha no ha habido comunicación con la Portuaria y que no sabe la razón de la suspensión, porque no se les informó.

“Jamás recibimos notificaciones de descontento, solo la noticia de que no podíamos operar; construyeron una malla enfrente, y eso que el contrato de administración establece medidas de resolución de conflictos y arbitraje”, expresó Aguilar.

Comentó que debido al problema se vio en la necesidad de despedir a 20 personas que laboraban en el cuidado y mantenimiento de la terminal.

El fideicomiso

El 7 de abril del 2003 fue constituido un fideicomiso con el Banco de la República, que años más tarde fue comprado por el Banco de los Trabajadores.

Allí se establece el uso de 46 mil 466.81 metros cuadrados para la construcción de la terminal, dentro del recinto del puerto Quetzal y la duración del fideicomiso es de 25 años. También la distribución de ganancias y el contrato de una empresa para la administración de la terminal.

Opiniones diversas

Artesanos que venden en el lugar accedieron a opinar sobre la situación, con la condición de que se resguarde su identidad, por temor a represalias.

Coincidieron en que las condiciones en que se recibe a los turistas no son las adecuadas, pero respecto del conflicto entre la Portuaria y el administrador, los comentarios son diversos.

Algunos prefieren estar en el lote baldío, a la sombra de toldos improvisados, porque no pagan por su espacio, mientras que en la Terminal de Cruceros debían pagar entre US$40 y US$70 cada día que atracaban los buques, además de Q15 por uso de sanitario.

“A veces la ganancia era buena, y otras, muy poquito y no salía”, comentó un vendedor.

Hubo quienes expresaron que cuando estaban en el anterior lugar bajaban más turistas y vendían más.

“Al ver allá todo ordenado, bajaban más y compraban; estábamos mejor allá. Aquí no hay ni baños”, afirmó otra artesana.

Lo mismo sucedía con los operadores de turismo. Los locales consideraban excesivos los cobros, mientras que otros operadores de la capital los veían adecuados.

Mientras el debate continuaba, varios turistas, como Sara Valkenburg, quien visitó el país a bordo de un crucero de la línea Norwegian, se detenían frente a la malla que impide el paso a la terminal antigua y preguntaban por qué no se podía ingresar, mientras comentaban que en otros países, como Honduras y Costa Rica, había mejores instalaciones.

Las autoridades de la Portuaria confían en que el problema se arreglará antes del inicio de la próxima temporada —que se inicia en octubre y concluye en abril o mayo—, mientras los administradores de la terminal dicen que esperan un primer contacto.

Mariano Beltranena, presidente de la Cámara de Turismo (Camtur), comentó que no es la mejor imagen que se llevan los turistas del país, “pero en la medida en que esa situación se pueda resolver pronto, no tendrá impacto a largo plazo, pero de lo contrario las empresas de cruceros empezarán a buscar alternativas, porque no tienen trato de calidad”.

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