LIBERAL SIN NEO

Valiente rechazo colombiano

La voz del pueblo es la voz de Dios —excepto cuando vota en contra de lo que queremos. Así lo planteaba Bastiat, a mediados del siglo XIX, en La Ley: “¿Acaso puede equivocarse el pueblo? ¿No ha conquistado sus derechos con bastante esfuerzo y sacrificio? ¿No ha dado suficientes pruebas de su inteligencia y sabiduría? ¿No conoce sus propios intereses?” Pero luego de ser electos, el gobernante y el legislador desconfían de la sabiduría del pueblo y confían en su propia infalibilidad.

En el referendo nacional en Colombia, el pasado domingo 2, los votantes rechazaron los acuerdos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). En mi opinión, el hecho de que las negociaciones entre las Farc y el gobierno de Colombia se realizaran en La Habana y apareciera Raúl Castro como “intermediario honesto” entre las partes, ya pronosticaba un acuerdo mal parido, dominado por las exigencias de la guerrilla.

Los promotores del “sí” trataron de posicionar el voto como una disyuntiva entre los que quieren la paz y los que no quieren la paz. Pero el electorado colombiano no cayó en la trampa, surgió un meme resumiendo el voto por el “no” como el estar a favor de la paz, pero en contra de las Farc. Con la clásica amargura del mal perdedor, el líder de la guerrilla, Timochenko, declaró a la prensa que “las FARC lamenta profundamente que el poder destructivo de aquellos que siembran el odio y la venganza han influido en la opinión del pueblo colombiano”. Aquí el pueblo ya no es sabio y su voz no es la de Dios; es un pueblo estúpido que se dejó influenciar por las fuerzas del mal. El colmo del cinismo es que el narcoterrorista líder de las Farc llame a los opositores del acuerdo “aquellos que siembran el odio y la venganza”.

No podía faltar el clima y el cambio climático como culpables de la derrota del “sí”. Fuertes lluvias provocadas por el huracán Mathew inhibieron a los votantes de acudir a las urnas a lo largo de la costa caribeña, donde tenía más simpatía el “sí”. También se dijo que quienes votaron por el “no” “nunca han visto un fusil, más que en la televisión, y no han sufrido los horrores de la guerra, por eso no quieren la paz”.

Aun cuando el “no” ganó por un margen estrecho, es un grito aplastante, dadas las fuerzas alineadas a favor del “sí”. En las semanas anteriores al referendo, desde que se anunció el acuerdo alcanzado en Cuba después de cuatro años de negociaciones, el Gobierno hizo fuertes gastos en publicidad, conciertos y mítines. Hasta consiguió el apoyo del cantante Bono, de la banda de rock U2, y del ex Beatle Ringo Starr. En la firma del acuerdo, de 297 páginas, estuvieron presentes jefes de Estado, el cecretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, y el secretario de Estado de EE. UU., John Kerry. Las encuestas daban por descontado que el “sí” ganaría el referendo: ¿Cómo podrían oponerse a la paz? Pero el pueblo colombiano, contra viento, marea y todos los pronósticos, dijo “no”.

Una legisladora colombiana declaró: “No estamos debatiendo si estamos de acuerdo con la paz, estamos debatiendo si este acto legislativo rompe la estructura del estado de Derecho… las Farc perdieron en el campo de batalla, pero ganaron en la negociación. Ténganlo por seguro que el ejército nacional completito se irá para la cárcel… no nos faltará el testigo adoctrinado, acompañado por algunas ONG. Se convirtió este pacto en una paz extorsiva, hay que entregarles la institucionalidad del país para que no nos maten. ¡qué maravilla!”. ¿Suena familiar?

fritzmthomas@gmail.com

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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