De acuerdo con la investigación, este trastorno podría deberse al contacto con la tricloramina, una sustancia altamente concentrada en el cloro y que se inhala con facilidad.
Los médicos comprobaron que una asistencia regular a la piscina estaba relacionada con la destrucción de las barreras que protegen la parte de los pulmones que a su vez se vincula al desarrollo del asma, lo que hacía a los niños más vulnerables.
Los efectos nocivos en los niños participantes aumentaban cuando habían acudido con más frecuencia a nadar, como ocurre con los fumadores, cuyos pulmones salen más perjudicados cuanto mayor es la cantidad de cigarrillos consumida.
?Hay que ver si en el futuro no sería prudente utilizar desinfectantes que no contengan cloro, o al menos reforzar el control del agua y la calidad del aire en el interior de las piscinas, con el fin de minimizar la exposición a estos reactivos químicos?, advierte el estudio.