Revista D

Las cuevas de Ma’xiwan

San Juan Chamelco, Alta Verapaz, es el territorio antes gobernado por Aj Pop O'Batz —don Juan Matalbatz—, el cacique de caciques que viajó a Europa para visitar al emperador Carlos V, en plena época de la Conquista.

Los visitantes tienen la oportunidad de observar las formaciones de estactitas y estalagmitas. (Foto Prensa Libre: Ángel Martin Tax)<br _mce_bogus="1"/>

Los visitantes tienen la oportunidad de observar las formaciones de estactitas y estalagmitas. (Foto Prensa Libre: Ángel Martin Tax)

Hoy, en el parque central de esa localidad, hay una estatua que lo recuerda. A solo 3.7 km de ahí, en la aldea  Chicujal, se encuentran las cuevas de Ma’xiwan que en q’eqchi’ significa “las cuevas de don Juan”, descubiertas a principios del 2009.
“Adentro se pueden observar  estalactitas y estalagmitas, las cuales, a lo largo de miles de años, han creado curiosas formas”, dice Juan Si Tut, su propietario.
En efecto, el visitante podrá apreciar que en la roca se han formado figuras como sapos, mazorcas, conos, cocodrilos, rinocerontes, cacao, cascadas o edificios. Adentro también se celebran ceremonias mayas.
Una de esas cuevas —son cuatro— se llama Q’ana Saq’lum Ha, que quiere decir “la señora de las aguas de barro blanco”. Esta, de momento, es la única habilitada al público. Se recomienda caminar con los pies descalzos para darse un relajante masaje a cada paso —adentro no hay insectos ni murciélagos—.
Está disponible un paseo para ingresar 300 metros y otro que se alarga hasta los 600. Los más aventureros, sin embargo, pueden ir más lejos, siempre llevando equipo de seguridad —casco, botas, cuerdas, rodilleras y linternas—. “Aún no se sabe cuál es la distancia total de esta cueva; lo más que se ha avanzado es hasta los 2.5 kilómetros, y lo hizo un espeleólogo”, refiere Si Tut.
 Al terminar el recorrido, se puede efectuar otro por los bonitos senderos de flores, árboles y cardamomo que hay en los alrededores. Y todo esto, con el rico chipichipi característico de la región de las Verapaces. Por eso, también se recomienda llevar suéter y sombrilla.
Si se tiene  hambre, hay un restaurante con platos como caldo de gallina o de pavo, así como hamburguesas, hot dogs y sándwiches. Los visitantes que así lo deseen tienen la opción de quedarse a dormir en una de las sencillas casas, con capacidad para cuatro personas. No hay televisión ni radio, porque el propósito de llegar hasta ese lugar es descansar.

Un caldo

En San Juan Chamelco también se recomienda visitar La casa de los caldos, la cual sirve  platillos típicos de la región. Hay que llevar “un buen estómago”, pues hay bastante qué probar. Y mejor si se saborea  con chile cobanero, aunque sea un poco, para sentir el verdadero sazón que los pobladores de la región le dan a sus comidas.

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