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Fallecen 51 niños por desnutrición aguda en Guatemala; hay muertes en más departamentos que en el 2024

Aunque este año hay menos casos de niños fallecidos por desnutrición aguda, las muertes se reportan en más departamentos.

Este año han fallecido 51 niños menores de cinco años por desnutrición aguda, según reporte oficial. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Este año han fallecido 51 niños menores de cinco años por desnutrición aguda, según reporte oficial. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL) Fotografía Erick Avila: 13/10/2021

Cincuenta y un niños menores de cinco años han fallecido en el 2025 como consecuencia de la desnutrición aguda en Guatemala, según datos oficiales hasta el 29 de noviembre, publicados en el Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siinsan). Otras 44 muertes están en investigación.

Aunque hay una disminución de defunciones en comparación con el 2024 —cuando a esa misma fecha se contabilizaban 70—, el reporte evidencia que el flagelo se ha extendido, pues de 12 departamentos con muertes confirmadas el año pasado, ahora son 16 los que reportan decesos por esta causa.

El 43% de los casos se concentran en Huehuetenango, Alta Verapaz y San Marcos, que también en el 2024 registraron la mayor cantidad de muertes.

Los municipios con más fallecimientos son San Cristóbal Verapaz y Santa Catalina La Tinta (Alta Verapaz), con dos casos cada uno; Chiantla (Huehuetenango) y Malacatán (San Marcos), con tres cada uno.

Escuintla, Retalhuleu, Suchitepéquez, Chiquimula, Jutiapa, Zacapa, Guatemala, Chimaltenango, Jalapa, Sacatepéquez, Petén, Sololá y Quetzaltenango son los otros departamentos con registros, aunque en menor número.

De los 51 niños fallecidos, 20 presentaban un cuadro severo y 17 manifestaciones de kwashiorkor, afección provocada por deficiencia grave de proteínas, que suele acompañarse de alteraciones en la piel y el cabello.

El 94% de los fallecidos tenía menos de dos años. El 47% de las muertes ocurrió entre abril y junio, durante la temporada de hambre estacional, cuando las reservas alimentarias se agotan y los ingresos de las familias disminuyen.

Según el informe del Ministerio de Salud, 39 niños fueron trasladados a un hospital, pero murieron por la gravedad de su condición. Diez no recibieron atención médica y fallecieron en sus hogares, y dos en la vía pública.

La Secretaria de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesán) indica que la baja en las muertes por desnutrición aguda se debe a que hay menos casos en general. Sin embargo, la proporción de niños fallecidos en lo que va del 2025 (0.24%) es similar a la del año pasado (0.25%).

Casos en descenso

Hay menos casos acumulados de desnutrición aguda registrados en la Red Integrada de Servicios de Salud. De 27 mil 358 en el 2024 —la cifra más alta del último lustro— se pasó a 21 mil 91 en el 2025, lo que representa una reducción del 22.9% hasta el 29 de noviembre.

El Siinsan aclara que el reporte no es en tiempo real y puede variar conforme los servicios de salud actualicen la información. Mientras que la Sesán indica que la disminución de casos se basa en reportes del Ministerio de Salud, pero no se explican sus causas, que podrían estar relacionadas con la cobertura de acciones preventivas como la ventana de los mil días.

Para este período, el municipio de Guatemala registra el mayor número de casos a nivel nacional, con 743; seguido de Villa Nueva (631), Malacatán (483) y San Juan Sacatepéquez (475). Estos están en la categoría de muy alta carga acumulada.

El informe de Salud señala que hasta el 2 de agosto se reportaba un aumento de casos respecto del 2024, incluso mayor al histórico. Sin embargo, desde la semana 33 (del 10 al 16 de agosto) comenzó a observarse una disminución, aunque no se tiene una explicación concreta.

“El comportamiento actual hay que tomarlo aún con cautela; y es producto del flujo oportuno y la completitud de la información”, dice el documento, el cual apunta a una situación inicial de control epidemiológico que podría derivar en una reducción sostenida.

La tasa nacional de recuperación de los casos identificados es del 77.7%, con base en 10 mil 915 niños bajo seguimiento de salud entre enero y octubre del 2025.

Cuando un niño con desnutrición aguda no es recuperado de forma oportuna y completa, o si tras recuperarse presenta recaídas, puede desarrollar desnutrición crónica. Esta condición afecta a uno de cada dos niños, según la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil del 2015.

Investigación

Un estudio reciente, publicado en la revista BMC Public Health, señala que una dieta monótona basada en granos como el maíz puede contribuir a las altas tasas de desnutrición crónica por la falta de variedad y de nutrientes esenciales.

La médica Michele Monroy-Valle, quien participó en la investigación, indicó que esta se realizó en Chichicastenango, Quiché, con apoyo de sanadoras mayas y guías comunitarias. Allí se estudió a 155 niños indígenas de entre dos y cinco años; el 53.5% presentó retraso en el crecimiento, y más del 90% tenía deficiencias de nutrientes clave.

El maíz no es el problema, según Monroy-Valle, sino que el consumo desproporcionado de productos a base de este grano desplaza otros alimentos como proteínas animales, frutas y verduras.

Además, se identificó que el 82% de los menores vive en hogares con inseguridad alimentaria, situación que limita la variedad alimentaria y obliga a las familias a depender de alimentos baratos y llenadores, principalmente derivados del maíz.

“Llamó nuestra atención que incluso pequeñas cantidades de lácteos —una rodaja de queso, una cucharadita de leche en polvo—, un poco de pollo, una fruta o una verdura marcan una gran diferencia en la calidad de la dieta”.

Doctora Michele Monroy-Valle

Agregó que la desnutrición crónica también está relacionada con el limitado acceso a servicios de salud, agua y saneamiento.

En Chichicastenango, el estudio halló deficiencias de nutrientes esenciales como vitamina D, calcio y colina, necesarios para el desarrollo óseo, así como ácidos grasos poliinsaturados (omega 3 y 6), claves para el desarrollo cerebral. No se detectaron carencias de hierro, zinc ni vitamina A, probablemente por la fortificación alimentaria del Ministerio de Salud.

La especialista advirtió que la desnutrición crónica afecta el rendimiento físico y cognitivo, y aumenta el riesgo de enfermedades crónicas, como hipertensión y diabétes.

Señaló que la desnutrición aguda y el retraso en el crecimiento pueden coexistir en un mismo niño, afectado por la pérdida de ingresos familiares, enfermedades no transmisibles en adultos del hogar y otras condiciones estructurales.

Para la investigadora, este panorama perpetúa un círculo intergeneracional que requiere inversión social para fortalecer la atención al niño sano, las enfermedades crónicas en adultos, el saneamiento ambiental y la generación de ingresos, y establecer políticas que protejan a la población de alimentos nocivos a la salud, como el etiquetado frontal.

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.