Registro akásico
La planificación barroca sin evaluar
Multiplicidad de políticas públicas y falta de prioridades nacionales
Nadie con experiencia política puede considerar el arte de gobernar como un ejercicio simple. Al contrario, la complejidad está en el cúmulo de materias atendidas y la manifestación contradictoria de intereses por parte de los ciudadanos. Además, existen efectos perversos debidos al cambiante juego de fuerzas sociales y naturales, contenido en todos los asuntos. La llamada voluntad política señala al jefe de la institución como el responsable, pero no atiende a la indolencia de los subordinados y la tergiversación maliciosa de los contratados por todo tipo de favoritismo. Sin embargo, el aparato estatal se mueve a su ritmo y con diversos resultados. En suma, siempre estará funcionando el gobierno y justificando su trabajo.
No son los documentos escritos el mérito de un gobierno sino las demandas satisfechas.
Para contrarrestar el peso del aparato incapaz de dinamismo para resolver problemas emergentes o generar nuevas áreas de acción, surgió el concepto de política pública. No obstante, cada quien tiene su idea en la definición, acción y evaluación de la misma. En el país, según el decreto 114-97 del Congreso se trata de un enfoque holístico, con tendencia a la exhaustividad, recetas para toda ocasión y materia. Cada política cuenta con enfoque transversal de género, este año también tendrá orientación en derechos humanos y que mejor, con interculturalidad para todos, así como protección de la naturaleza. Se trata de un enfoque rococó, todo incluido. Un mérito consiste en dotar de materia para el discurso a los funcionarios encargados de la oficina donde se supone tiene vigor la política pública. Hercilia de León, Directora de políticas públicas, de Segeplan, explicó que se efectúan diez ejercicios de ese tipo. La crítica más picante consiste en la debilidad evaluativa pues todos hacen informes autocomplacientes.
Eugenio Lahera Parada 1948 2012, definía a la política pública consistente en la coincidencia del gobierno con un grupo de población demandante de solución a un problema. Fuera de la complejidad de planes y programas, se necesita conocer unos pocos asuntos donde se satisfacerá una demanda de una parte mayoritaria de la población, con la puesta en marcha de una acción diseñada por técnicos, quienes pondrán al alcance los planes y proyectos del caso. De esa cuenta, se alcanzará un resultado concreto, será la herencia dejada por el gobierno por haber sido electo.
Recientemente, se publicó un estudio sobre la evaluación de políticas públicas, bajo responsabilidad de Jahir Dabroy, coordinador de Sociopolítica de Asíes. El estudio presenta sistemas evaluativos en Latinoamérica y tiene una cita amplia de teóricos, enumeración de centros con alta calificación profesional esforzándose en mejorar, pero todo resulta insatisfactorio. El índice de capacidades de los sistemas nacionales de evaluación, patrocinado por una institución internacional, muestra al país a la cola. Solo admite comparación con el Congo. Se reduce la evaluación a la ejecución presupuestal y toda institución hace informes justificativos de los programas gubernamentales. El diseño del sistema de evaluación es complejo, las instituciones son débiles y los políticos no aceptan la rendición de cuentas.
Lo importante sería una situación donde se alcanzó una transformación nacional que permita la integración eficiente en las áreas de ciencia, producción y bienestar social en comparación con estándares mundiales. Una administración no puede contentarse con presentar como su programa de gobierno, generalizar los pisos de cemento en los ranchos del país. Peor aún, centrar la atención en las cárceles. ¿Cuál será el legado del actual gobierno?