La antorcha

Napoleón Bonaparte y la Doctrina Monroe

Venezuela y Colombia representan un gran desafío directo a la Estrategia de Seguridad Nacional.

El presidente de los Estados Unidos de América, Donald J Trump (2025-2029), ha permitido que se hiciera del conocimiento público, tanto nacional como internacional, la denominada “Estrategia de Seguridad Nacional” de su país, la cual él mismo suscribe, definiéndola en sus propias palabras: “Este documento es una hoja de ruta para garantizar que Estados Unidos siga siendo la nación más grande y exitosa de la historia de la humanidad y el hogar de la libertad en la tierra”.


Este planteamiento que refleja una nueva realidad global, que obliga a producir una nueva concepción estratégica, merece un análisis sobrio, particularmente lo referente a la región del Hemisferio Occidental, que es América Latina y el Caribe, calificada de prioritaria por los desafíos que representa para la seguridad de los EE. UU.


Para ilustrar lo que quiere hacerse en esta región, se retrotrae sin ambigüedad a la famosa Doctrina Monroe de 1823 y se le da nuevamente vida en esta época del presidente Trump, que es muy distinta, más desafiante y compleja de aquella en la que el presidente James Monroe (1817-1825) acuña una estrategia regional en la que advertía con audacia a las débiles potencias europeas de aquellos años de no intervenir en los procesos independentistas del Hemisferio Occidental en el marco de los intereses crecientes de los EE. UU.

Las guerras napoleónicas dejan a los EE. UU. en una posición privilegiada en el Hemisferio Occidental que supieron capitalizar el presidente James Monroe y sus sucesores.


Es también importante retrotraerse a que EE. UU. asume un liderazgo histórico en esta región y con los años, en el mundo, en buena medida gracias a la decisión del emperador Napoleón Bonaparte (1769-1821), uno de los grandes de la historia militar de Francia, de venderle a los EE. UU. los territorios estratégicos de Luisiana, en 1803. El efecto inmediato de esta transacción fue duplicar prácticamente el área geográfica de EE. UU., facilitándole el acceso al puerto de Nueva Orleans, proyectándose al hoy golfo de México (Americano, según Trump) y colindar con la Nueva España, el virreinato más importante y rico del imperio español en la región (en esa época, Texas, California, Nevada, Utah y partes de Colorado, Kansas, Wyoming y Oklahoma eran parte de la Nueva España). Se abría, por ende, un espacio territorial estratégico de crecimiento económico y de influencia en el Hemisferio Occidental.


Las guerras napoleónicas (1804-1815), financiadas con recursos fruto de la negociación de los territorios de Luisiana, que devastaron y debilitaron a los imperios europeos, particularmente al español, aun cuando fuese finalmente derrotado Napoleón, dejan a los EE. UU. en una posición privilegiada en el Hemisferio Occidental que supieron capitalizar el presidente James Monroe y sus sucesores.


Ahora bien, la publicación de la actual Estrategia de Seguridad Nacional, que intenta, entonces, hilvanar la historia de esta región con EE. UU. expresando: “El Hemisferio Occidental: el Corolario de Trump a la Doctrina Monroe”, se hace antes del desenlace de la situación que se cierne en estos precisos momentos entre EE. UU. y el régimen venezolano, que es ilegítimo y señalado de narcoterrorista, y en cierta forma también con el controversial y actual gobierno de Colombia. Ambos países sudamericanos, que eran el eje fundamental de lo que fue en un momento dado la Gran Colombia (1819-1831), un histórico esfuerzo excepcional de integración regional fallido, representan para el gobierno de Trump un gran desafío directo y peligroso a su Estrategia de Seguridad Nacional, sin que cuente actualmente con aliados históricos como lo fue en su momento Napoleón Bonaparte para los EE. UU., el precursor de la Doctrina Monroe.

ESCRITO POR:

Luis Fernando Andrade Falla

Posgrado en Relaciones Internacionales, Universidad de Georgetown Washington, D.C. USA 1994-1995. Licenciatura en Ciencias Económicas por la Universidad Francisco Marroquín. Catedrático universitario. Contacto: lfandradef@hotmail.com

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