Si me permite

Nosotros tenemos que establecer prioridades

Las carreras de esta vida en ningún momento deberían alterar nuestras prioridades.      

“Hay que moverse por prioridades, ese es el secreto del dominio del tiempo”. Robin Sharma


Cada año, estas fechas se convierte en un tiempo de carreras inevitables para muchas personas y hay compromisos que atender por los diferentes compromisos adquiridos en el pasado.


El conflicto es mayor cuando otros, de alguna manera, se toman la libertad de planificar lo que debemos hacer. En algunos casos nos consultan, pero en otros simplemente nos informan lo que se habrá de hacer y esperan contar con nosotros. Claro está, si los que planifican son nuestros mayores, habrá de platicarlo con el mayor respeto y ponerse de acuerdo.


Cuando hemos podido mostrar madurez con quienes convivimos en los quehaceres de la vida diaria, se refleja en la manera como nos mostramos, siendo responsables en el cuidado que tuvimos en atender nuestros asuntos, sean estos los más comunes, o bien, los de mayor trascendencia.


Han sido con un criterio de prioridad y no simplemente por lo que nos gusta hacer, o porque simplemente nos involucraron en actividades y nosotros nos dejamos llevar para no ocasionar malentendidos, pero lamentablemente dejando sin atender nuestras propias obligaciones.


El manejo de prioridades nunca ha funcionado como una “camisa de fuerza”, sino todo lo contrario; se aprende desde los años formativos de la vida, cuando nos instruyen para saber ocupar nuestro lugar y poder cumplir con nuestras obligaciones.

Cuando no establecemos prioridades nosotros, indudablemente los que nos rodean habrán de hacerlo                              


Únicamente con esa modalidad habremos de ganar el respeto de quienes nos rodean y, cuando se presentan nuevas alternativas, seremos tomados en cuenta por el modo como atendemos nuestros quehaceres con mucha responsabilidad.


Seguramente, muchos podemos recordar que cuando éramos niños se nos exigía atender las cosas que teníamos a medias antes de iniciar un nuevo proyecto o de involucrarnos en una nueva actividad. Seguramente, si se manejó como una normativa que no estaba sujeta a discusión, llegó a formar parte de nuestro modo de ser y, por supuesto, es un valor agregado que tenemos, el cual nos favorece en todas nuestras interrelaciones.


Claro está que, para las personas que no tienen un criterio definido en priorizar las cosas de la vida, nunca es tarde para hacer el esfuerzo necesario para integrarlo en su diario vivir. Pero cuando lo logren, seguramente verán el provecho que habrá de traer en todo lo que se vayan involucrando.


Como esta manera disciplinada de vivir tiene un provecho progresivo, cuando hay imprevistos o emergencias, fácilmente pueden salir adelante sin mayores complicaciones y pueden reestructurar sus obligaciones en una modalidad ordenada y aun les permite ayudar a otros sin haber desatendido lo propio.


Debemos reconocer que en nuestra sociedad moderna, en la cual hay tantos elementos distractores, se debe preparar a la nueva generación de niños para entender la importancia que tiene el saber el orden de las prioridades que debemos tener presente en cada oportunidad que se nos presenta, como ejemplo, el cumplir con todas sus tareas antes de descansar; o, si sale de su cuarto, estar seguro de que deja las cosas debidamente ordenadas por si no regresa y no tenga que pasar vergüenza si otro llegara a ver el desorden.


Nadie sabe cuándo está viviendo el último capítulo de su vida. Por ello, las prioridades nos permitirán un final digno y respetuoso.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.