HOMO ECONOMICUSGlobofobia
Fobia: ?temor irracional compulsivo? Eso es lo que mejor describe la actitud de algunas personas frente al proceso de apertura comercial que promueve la globalización. Ya sea que se trate de la llamada Área de Libre Comercio de las Américas -ALCA- o del Plan Puebla Panamá -PPP -; comentaristas, caricaturistas y periodistas transmiten un irracional temor a la apertura comercial de los países.
El temor es irracional porque se basa en nociones populares divulgadas pero trágicamente equivocadas. Por ejemplo, se menciona la supuesta ?invasión? de productos mejicanos como consecuencia de la apertura comercial entre nuestros países. La irracionalidad comienza desde el momento que usamos un lenguaje militar para una actividad pacífica como lo es el comercio.
El uso deliberado de la palabra ?invasión? no es una ligereza sin sentido. Busca, precisamente, provocar en nosotros un sentimiento de aprehensión. En ese sentido me parece que el uso de ese tipo de lenguaje ha sido exitoso. Efectivamente, ha creado una fobia en contra del libre comercio.
La realidad es otra. No existe la tal ?invasión de productos mejicanos? (o de cualquier otro país para efectos prácticos). Los bienes no tienen patitas y no cruzan las fronteras por sus propios medios.
Somos los guatemaltecos quienes voluntariamente traemos esos productos hasta nuestra despensa cuando los demandamos en el mercado. Lo cual molesta muchísimo a algunos empresarios proteccionistas que ven cómo, en igualdad de condiciones, los consumidores prefieren determinados productos importados sobre los producidos localmente. Nótese que los bienes importados nunca entrarían al país si no fuera porque los guatemaltecos desean consumirlos. Puesto que el comercio es, por excelencia, una actividad pacífica, ningún consumidor está obligado a comprar un producto de determinado país. Lo hace si y sólo si, él considera que tiene las propiedades adecuadas. Y si se da cuenta de que ese no ha sido el caso, dejará de comprarlo.
Sin embargo, el Gobierno es el único que puede legalmente (no legítimamente) forzarnos a comprar algo que no queremos consumir. Mediante los impuestos de importación y otras barreras al comercio, los guatemaltecos quedan limitados en las opciones de bienes y servicios que pueden consumir y, con ello, son perjudicados y forzados a comprar más caro.
Benjamín Franklin afirmó que ?ningún país ha sido arruinado como consecuencia del comercio?. Esa frase ha mantenido su vigencia por más de 200 años. Todavía estamos pendientes de que se documente un caso en el que el libre comercio no haya beneficiado a las poblaciones de aquellas naciones que lo han practicado. Por ello, temerle a la globalización es absolutamente irracional.
Dejemos de temer y lamentarnos. Pasemos a aprovechar las oportunidades de la globalización.