Por eso, cuando las compre, elija siempre las firmes y duras, de cuellos pequeños, con piel delgada y seca. Rechace las esponjosas o con brotes, y recuerde que como norma general, cuanto más pequeña, más fuerte será su sabor.
Las cebollas huelen y hacen llorar al cortarlas o pelarlas, porque liberan compuestos volátiles, que son los que le dan el sabor. Por ello, una que no hace llorar resulta insípida.