Primero leyó un mensaje que San Pablo escribió a los Corintios, en el que pide a todos que no haya divisiones.
“Y es que estoy convencido que mientras más guatemaltecos hablemos de lo mismo, pensemos en lo mismo y hagamos lo mismo, realmente Guatemala va a tomar ese liderazgo y realmente va a ser ese faro a las naciones que se mencionó aquí hace unos momentos”, expuso Morales.
El presidente aseveró que en los primeros ocho meses de trabajo, al “ordenar la casa”, los ministros ponen “la base y el fundamento” para que el país llegue a ser ejemplo para las naciones.
Además admitió la dificultad de manejar la Presidencia y que su fe en Dios le ha ayudado a seguir adelante.
“Es una carga muy difícil sobre los hombros de un hombre, pero el amor de Dios me ha ayudado a tratar de manejar todos los temores que podemos tener. ¿Acaso es poca la carga? ¿Acaso es fácil el trabajo? Es duro, difícil, pero Dios es fiel”, expresó con voz quebrada.
A mitad de su discurso, Morales también dijo: “Esa paz en una nación que hemos dividido tanto, y repito la persona, hemos dividido tanto, 540 municipios —son 340—, más de 20 idiomas, más de 16 millones de guatemaltecos con una diversidad cultural, ideológica, política, económica y religiosa, y miles de hogares guatemaltecos viviendo fuera, y muchos separados”.
Final de grito
Cuando estaba por terminar, el presidente elevó una oración y pidió a Dios que Guatemala cambie “la posición de sus manos”. “¡Ya no podemos seguir así! ¡Ya no! ¡No!”, gritó.
Aparentemente, el gobernante se resistió para no romper en llanto. Entre sus últimas frases, y para hacer reír a los presentes, Morales bromeó con que al presidente estadounidense, Barack Obama, le salieron muchas canas, y que él iba por el mismo camino. “Y lo que no se ha puesto blanco se está cayendo”, afirmó.
Cuando regresó a su lugar, en la mesa principal, se enjugó las lágrimas.
La etiqueta #LlorocomoJimmy se hizo viral en redes sociales y generó reacciones diversas, algunas de elogio a su fe y otras de crítica y escepticismo.
Rechaza crítica
Por su parte, el vicepresidente Jafeth Cabrera aprovechó la actividad para rechazar lo que llamó “crítica destructiva” y aclaró que, junto al mandatario, no buscan un reconocimiento o medalla.
“La historia de cada uno plasma qué hemos hecho por Guatemala y no nos hemos sentado a escribir en contra de alguien”, enfatizó.
Tono religioso
La fiscal general y jefa del Ministerio Público, Thelma Aldana, hizo alusión a la esclavitud de 400 años que sufrió el pueblo de Israel en Egipto y la liberación que guió Moisés por mandato de Dios.
“Guatemala es un país al que Dios está liberando de males que la esclavizaban y la oprimían, pero no solo quiere liberar a Guatemala, la quiere llevar a un mejor futuro”, expuso Aldana.
La jefa del Ministerio Público pidió a todos trabajar y esforzarse para reconstruir el país.
El senador estadounidense James Lankford relató que la fe debe ser parte del liderazgo y que en la Biblia casi cada libro fue escrito por o para políticos.
“Con algunas personas en el Senado no estamos de acuerdo con muchos temas, pero son personas creadas a imagen y semejanza de Dios, y mi primera responsabilidad es tratarnos con respeto. Debería ser normal para las personas en las instituciones públicas”, manifestó.