SI ME PERMITE

Alfabetizar para dignificar a los seres humanos

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“Hay que cambiar de mentalidad. Un país no es más fuerte por el número de soldados que tiene, sino por su índice de alfabetización”. Malala Yousafzai

El mayor empeño que podemos poner los que hemos podido aprender a leer y escribir es motivar a los que todavía no han llegado a esta capacidad tan valiosa que la vida nos ofrece. Muchos deben ser no simplemente motivados, también deben ser acompañados en el proceso para que logren un día comunicarse por la lectura y escritura.

Hoy en día el ser alfabeta no es un lujo, es una necesidad básica, por la sociedad en la que vivimos, y la mejor manera de ayudar a la gente es orientándola para que pueda iniciar. Nunca es tarde, aunque la persona sea ya adulta. ¿Cuánta gente en su mayor dificultad en la vida ha podido ser socorrida y ayudada porque en un pedazo de papel comunicó su necesidad?

Cuando los que sí sabemos leer y escribir podemos inducir y ayudar a alguien para que lo logre, llegamos a ser parte de la vida de ellos de una manera integral, por el simple hecho de que hemos generado un cambio, hay un antes y un después. Posiblemente algunos de nosotros no tenemos la capacidad o habilidad de enseñarle a alguien, pero sin lugar a duda podemos indicarle dónde y cómo puede hacerlo.

Cuando esta experiencia de la alfabetización se ha alcanzado, va mucho más allá de la simple capacidad de leer o escribir, es una destreza que enlaza con muchas áreas de la vida que nunca estamos conscientes. Desde poder leer una dirección para poder llegar al destino que hemos planificado hasta poder leer una carta que puede levantarnos el ánimo y cambiar toda la perspectiva de nuestra vida.

Sin lugar a duda hay muchos que posiblemente sí saben leer y escribir, pero nunca uno los encuentra con un libro en la mano, por lo que se puede decir que son analfabetas técnicos, pues al preguntarles qué es lo último que han leído, la respuesta es un silencio o simplemente cambiar el tema de conversación. Este tipo de gente es la que muy poco ayuda a la que necesita que se le pueda animar y motivar, que nunca tuvo la oportunidad de aprender a leer y escribir.

Si a los que somos alfabetas nos encuentran con una expresión de un logro o de satisfacción por lo que estamos leyendo, sin lugar a duda será invitación para que otros aprendan a leer, porque estamos comunicando algo que vale la pena alcanzar.

' Debemos admitir que al prójimo que aceptamos es el que logra ampliar mi círculo de relaciones.

Samuel Berberián

Esto es muy similar cuando alguien está sentado para comer, pero su rostro refleja más un cuadro de sufrimiento. Así difícilmente le abre el apetito a otro para sentarse a comer. Pero en los casos contrarios donde hay gente que está degustando sus alimentos con una expresión de placer, muy fácilmente aquellos que en un momento se disculparon para no comer tienen el deseo de comer de aquello que los demás están degustando con gran placer.

Debemos, cada uno de nosotros, ser partícipes de una cultura de lectura para que nuestro entorno pueda cambiar y la gente quiera aprender a leer y escribir, y no simplemente tener que rogarles para que lo hagan por el bien que pueden lograr en sus vidas. Nuestra sociedad puede ser mucho más dignificada por ser una sociedad que se dispone a cooperar para que todos puedan, con un lápiz en la mano, expresar sus ideas, y también, con un libro en la mano, reflejar la mayor satisfacción que esta vida nos puede dar.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.