A CONTRALUZ

La dictadura teme perder el poder

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Daniel Ortega y Rosario Murillo escuchan pasos de animal grande por el descontento de los nicaragüenses y se aferran al poder con una brutal represión. Por eso han lanzado una persecución política que ha llevado a la captura de 13 opositores. La cacería ocurre a apenas cinco meses de los próximos comicios, cuando los tiranos pretenden alcanzar un cuarto mandato consecutivo, sin ninguna oposición. Para ello han inventado la Ley de defensa de los derechos del pueblo a la independencia, la soberanía y autodeterminación para la paz, una aberración que sirve de pretexto para encarcelar a sus detractores. También han atacado a periodistas críticos, a los que tienen tras las rejas, y a varios medios de comunicación les han expropiado sus sedes sin justificación alguna. Esa cleptocracia quiere limpiar el camino para seguir disfrutando el poder omnímodo.

' Los tiranos nicaragüenses, al igual que Somoza, tienen miedo de perder la inmensa riqueza que han acumulado.

Haroldo Shetemul

Quien aún crea que en Nicaragua se asiste a la consolidación del socialismo a través de un partido proletario está equivocado, principalmente aquellos izquierdistas románticos. No, en ese país la revolución sandinista sirvió para que el clan Ortega Murillo se enriqueciera, de la mano del saqueo de bienes del Estado y del petróleo venezolano. Antes de entregar el poder a Violeta Chamorro en 1990, luego de la derrota electoral del FSLN, los dirigentes sandinistas se apropiaron de empresas, fincas, residencias y fondos que les permitieron convertirse en grandes potentados. A partir del 2007, los Ortega Murillo encontraron otra vía de enriquecimiento, al controlar la empresa Albanisa, que distribuye el petróleo venezolano enviado a precios preferenciales.

Hoy la familia Ortega Murillo se dedica a la ganadería, la industria lechera, la hotelería, tiene una red de radioemisoras y cinco canales de televisión, entre otros bienes. Para que no queden dudas de que es un emporio familiar, los hijos Ortega Murillo controlan todo. El mayor, Rafael, administra los negocios adquiridos con fondos venezolanos, y su esposa, Yadira Leets, dirige la Distribuidora Nicaragüense de Petróleos. Constantino y Edmundo tienen el canal 4 de TV. Juan Carlos administra el canal 8 de TV y la productora Difuso, que trabaja spots televisivos para el Gobierno. Camila y Maurice controlan el canal 13 de TV. Pero lo mejor está reservado para Laureano, asesor para las Inversiones del Gobierno, y a quien sus padres preparan para que sea el sucesor de Daniel Ortega. El nepotismo en su máxima expresión.

Piergiorgio Sandri escribió un artículo en el diario catalán La Vanguardia, en el que se refiere a los gobernantes dictatoriales. Señala que los delirios de grandeza y autoritarismo son propios de mandatarios con tendencias absolutistas, que no quieren ninguna limitación institucional. Menciona al psicólogo político Jerrold Post, quien dice que muchos dictadores sufren patologías borderline, que están entre la neurosis y la psicosis. Post indica que son individuos que pueden funcionar de manera racional, pero en ciertas condiciones de estrés superan el límite, sus percepciones se distorsionan y esto se observa en sus acciones, y el único público que conocen es su propia imagen que se refleja en el espejo. Eso pareciera ocurrir con Ortega y Murillo, enajenados en su propia decadencia.

Está muy claro, no defienden la revolución contra una conspiración golpista como quieren hacer creer. Ortega y Murillo defienden su poder económico y evitar que puedan ser llevados a los tribunales por corruptos y asesinos. Por eso han impuesto en los últimos días un régimen de terror contra toda forma de oposición. La dictadura no solo teme perder el poder, teme ser despojada de la inmensa riqueza que ha acumulado como grupo familiar. Ortega y Murillo creen tener todo el poder, pero se van quedando solos, como le ocurrió a Somoza. Las dictaduras no duran toda la vida y la de Ortega y Murillo tampoco.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.