Iniciativas para reducir el desperdicio de alimentos en Guatemala

Las acciones producto de alianzas público-privadas, la labor de los bancos de alimentos y los buenos hábitos en el hogar representan iniciativas clave para reducir las altas cifras de desperdicio de alimentos en Guatemala y cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12.3.

En todo el mundo se desperdicia el 33% de los alimentos, en 2022 esto representó más de 1,052 millones de toneladas de comida, según el Informe sobre el índice de desperdicio de alimentos 2024, presentado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En América Latina y el Caribe, se considera que cada año se pierden 220 millones de toneladas de alimentos y en Guatemala, la cifra corresponde a 1.6 millones de alimentos que terminan en los vertederos. 

De acuerdo con el estudio “Estimación de la pérdida de alimentos de 10 cadenas de la canasta básica de Guatemala”, realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en colaboración con el Observatorio Económico Sostenible (OES) de la Universidad del Valle de Guatemala, el porcentaje de pérdida de alimentos en el país alcanzó un promedio de 13.83%, superior a la media regional (12.3%) y mundial (13.3%).

Entre los productos clave de la canasta básica examinados, el banano representó la mayor pérdida (20%), mientras el desperdicio de azúcar fue casi nulo. 

La respuesta internacional ante el desperdicio 

Ante esta situación, en 2015 la comunidad internacional incluyó el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12.3, que insta a reducir a la mitad el desperdicio per cápita para 2030. Para medir el avance existen dos herramientas complementarias: el Índice de Pérdida de Alimentos, que monitorea las mermas desde la cosecha hasta el retail, y el Índice de Desperdicio de Alimentos, que cuantifica lo descartado por comercios, servicios de comida y hogares. Juntas ofrecen una radiografía completa del problema a lo largo de la cadena. 

El Informe del Índice de Desperdicio de Alimentos 2024 propone una ruta: alianzas público-privadas (APP). Al reunir gobiernos, empresas y sociedad civil en un “espacio precompetitivo”, las  APP facilitan intercambiar buenas prácticas, innovar y fijar metas comunes de reducción, superando la fragmentación inherente a la cadena alimentaria. Un elemento clave es que los signatarios midan y reporten sus residuos, generando datos que respalden la inversión en prevención. 

52 millones de toneladas (114,640 libras) de alimentos se desperdician al año en Guatemala. Fuente: Desarrollo en Movimiento

El éxito de estas iniciativas exige un marco normativo. En Guatemala, por ejemplo, la iniciativa de Ley 6568, “Ley para el fomento de la donación de alimentos y reducción del desperdicio alimentario” tiene por objeto “establecer un marco jurídico que regule la donación de alimentos aptos para el consumo humano, productos de primera necesidad e higiene, garantizando certeza jurídica a los donantes, donatarios y beneficiarios. Asimismo, se establecen incentivos fiscales para fomentar estas donaciones con el fin de combatir el hambre, reducir el desperdicio de alimentos y fortalecer la seguridad alimentaria en el país”.

Según el ODS 12.3, los alimentos y sus partes no comestibles que salen de la cadena de suministro se consideran pérdidas o desperdicio. En este contexto, transformar los excedentes alimentarios en productos para donación es una acción clave esperada del sector privado, la cual ha demostrado ser tanto rentable como socialmente transformadora.

Los bancos de alimentos: un puente entre el exceso y la necesidad

Organizaciones de rescate, como el banco de alimentos Desarrollo en Movimiento, redistribuyen millones de libras de productos a poblaciones vulnerables. De 2018 a la fecha, esta organización ha entregado 20 millones 214 mil 24 libras de alimentos a poblaciones vulnerables en seguridad alimentaria. Entre estos grupos beneficiarios se encuentran comedores comunitarios, hogares de ancianos, centros de rehabilitación y apoyo escolar, especialmente niños de 2 a 12 años, quienes reciben desayunos escolares. 

Sus alianzas con la industria alimenticia, supermercados y productores agropecuarios permiten redistribuir productos en buenas condiciones, que serían desperdiciados por excedentes de cosechas, defecto de envase o estar próximos a su fecha de caducidad. Desarrollo en Movimiento cuenta, además, con voluntariado de empresas para la clasificación de productos que benefician mensualmente a 76 mil 837 personas. 

Conciencia familiar para un futuro sin hambre

Según datos de la ONU, el desperdicio doméstico de alimentos en Guatemala es de aproximadamente 200 libras de comida por persona al año. Este desperdicio en el hogar se debe a “una mala planificación de las compras y las comidas, exceso de compra (porciones y tamaños de envases demasiado grandes), confusión sobre las etiquetas (fechas de consumo preferente y caducidad) y un almacenamiento inadecuado”, se indica en el portal de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN). 

Algunas acciones clave para reducir este alarmante desperdicio doméstico de alimentos son el consumo responsable, compartir porciones grandes, aprovechar los restos de comida en casa, refrigerar o congelar los alimentos para que duren más tiempo, consumir frutas y verduras maduras, así como involucrar se en iniciativas para evitar la pérdida de alimentos. 

Con estas acciones por parte de cada actor involucrado, no solo se espera reducir las cifras de desperdicio de alimento, sino también garantizar la seguridad alimentaria a poblaciones vulnerables, aprovechar oportunidades que representan ahorros empresariales, generar empleo verde y el cumplimiento del ODS 12.3 para un desarrollo resiliente, solidario y sostenible.

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