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Diversidad cultural reunida en el Paseo de la Sexta Avenida

Desde jóvenes bailarines hasta expertos negociantes, todos se congregan a lo largo del Paseo de la Sexta, que los recibe en un espacio democrático y de sana convivencia.

(Foto Prensa Libre: Óscar Vásquez)

En la zona 1 capitalina se encuentra el Paseo de la Sexta, una arteria que resume historias de diversos eventos en la vida nacional.

En los últimos años diferentes grupos han hecho suyas las calles como punto de encuentro para divertirse de acuerdo con sus intereses.

Desde la sede del Tribunal Supremo Electoral, ubicada en la 1a. calle de la zona 2, hasta la 18 calle de la zona 1, es posible observar maneras de vivir de los diferentes grupos que se desplazan por los comercios del sector.

Por la mañana, incluso en los días hábiles, algunos aprovechan la vía peatonal para hacer ejercicio. También están los que se dirigen a sus trabajos con prisa para llegar a tiempo, y en horas de la tarde esas mismas personas regresan con paso cansado a sus hogares.

Sin embargo, por la noche y los fines de semana en la avenida se congregan grupos que dejan entrever las diferentes culturas y subculturas presentes en Guatemala.

“Jazz”, “Rock” y baile

En las primeras cuadras de la parte norte se puede ver a personas identificadas con el jazz, el rock, la cerveza artesanal y el vino, que se reúnen en las banquetas fuera de los comercios para hablar de temas en común.

Más adelante, frente al parque San Sebastián, se ubican bailarines de break dance que ocupan la acera para las coreografías y duelos entre ellos. Y en ocasiones, en las bancas de la cuadra se sientan a conversar y hacerse cortes de cabello entre ellos.

Al seguir avanzando y pasar por Casa Presidencial y a un costado del Palacio Nacional de la Cultura se encuentra el grupo de skaters que usan la ancha banqueta para patinar y practicar saltos y giros.

A inmediaciones, en la esquina de la 5a. calle, se reúnen jóvenes e integrantes de la comunidad LGBTI que asisten a un bar ubicado en ese punto.

Al avanzar en el recorrido por el Paseo de la Sexta, confluyen, frente a frente, la Plaza de la Constitución, la Concha Acústica y un poco detrás, la Biblioteca Nacional.

En la esquina de la 8a. calle comienzan a verse más comercios y restaurantes, personas que miran las vitrinas, entran a los negocios o pasan de largo, y entre ellas, escritores que frecuentan el Pasaje Rubio para visitar una editorial ubicada en el edificio.

Al llegar al Teatro Lux, donde funciona el Centro Cultural de España, quienes lo frecuentan asisten a las exposiciones que allí se presentan, variando el estilo de vestimenta de acuerdo con el tipo de actividad.

Unas cuadras más adelante, entre la 14 y 15 calles, se ubica el parque Enrique Gómez Carrillo. Allí son los raperos los que se congregan en la acera y gradas del lugar. Jóvenes acuden y se retan entre sí para hacer rimas improvisadas sobre el contrincante o el talento propio.

En el mismo tramo, sobre la acera del parque, se ubican mujeres garífunas que ofrecen el servicio de trenzar el cabello a quien se lo pida. En las siguientes cuadras se encuentran varios negocios de productos variados y algunos restaurantes de comida árabe hasta llegar a la 18 calle, donde el área se vuelve más comercial, tanto minorista como al mayoreo.

Vista a la historia

Desde el traslado de la ciudad al valle de la Ermita, la 6a. avenida de la zona 1 ha sido una artera de referencia, de acuerdo con el cronista de la ciudad, Miguel Álvarez. No solo por su valor cultural e histórico, sino también por su ubicación en la urbe.

Fachada del Edificio de los Cines Capitol y Palace en la Sexta Avenida en 1996. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Cuando se diseñó el polígono en el valle de la Virgen a cargo del ingeniero Luis Díaz de Navarro, el cual corresponde ahora al Centro Histórico, se trazó una cruz para dividir los puntos cardinales y la 6a. avenida es la línea que divide el oriente y el poniente, mientras que la 8a, calle es la que separa el norte del sur.

“Al trazarse en la ciudad este eje es muy importante porque conecta con el pueblo de Jocotenango y con El Calvario, que va a ser la salida de la ciudad. El nombre que recibe es Calle Real, dedicada a los reyes de España”, refirió Álvarez.

En el siglo XVIII, en la Calle Real se repartieron solares a la oligarquía, que propició la construcción de residencias lujosas después del traslado de la capital desde Antigua Guatemala, en 1776.

Allí se situaban algunos hoteles elegantes y comercios de lujo para la época.

“Los cambios de nombres empiezan a darse en 1881, pero a raíz de la Revolución Liberal de 1871 a la Calle Real se le llamó Calle 30 de Junio. Ese nombre desaparece porque se traslada en 1896 a un nuevo bulevar, el de La Reforma”, comentó el cronista.

Cuando se comenzó a establecer la nomenclatura de las calles, le correspondió ser la 6a. avenida. Entre 1930 y 1960 la parte sur de la arteria, de la 8a. a la 18 calles, se convierte en el tramo más importante de la ciudad por los negocios, comercios y hoteles ubicados allí. En ese momento surge el término “sexteo”, que hacía referencia a las personas de alcurnia que transitaban por dicha vía para exhibir su posición social en vestimenta y otros accesorios.

Lo hacían sobre una acera con dirección al sur y sobre la otra con dirección al norte. Este recorrido llegaba hasta la 13 calle.

En la década de 1960 surgen los primeros centros comerciales en la ciudad, y con ello el traslado de los comercios. También quienes vivían en el área se mudan a las zonas 9, 10 y 14. La avenida fue invadida por vendedores ambulantes.

En los primeros años de este milenio el alcalde Álvaro Arzú construye un edificio para los comerciantes del área, El Amate. La avenida es remozada, convertida en peatonal y pasa a llamarse Paseo de la Sexta. Ahora las personas transitan, pasean y miran vitrinas, en su mayoría en grupos familiares o con amigos.

Álvarez indica que la 6a. avenida era utilizada para desfiles militares, procesiones y manifestaciones. En una de las protestas populares que fue reprimida por las fuerzas de seguridad fue abatido Oliverio Castañeda. En la entrada del Pasaje Rubio hay una placa en su memoria.

ESCRITO POR:

Fátima Najarro

Periodista de Prensa Libre especializada en el Organismo Ejecutivo, fiscalización y política, con varios años de experiencia en medios escritos.