Martha Julia Yat, una de las encargadas del sitio, refirió que la idea de implementarlo fue de seis pobladoras que se dedican a elaborar tejidos, quienes tenían la inquietud de atraer turismo hacia su comunidad.
Explicó que para concretar el proyecto contaron con el apoyo financiero y logístico de varias entidades y empresas; sin embargo, la administración y cuidado del lugar quedó bajo la responsabilidad de los lugareños.
El dirigente comunitario Miguel Maquín indicó que este es el primer proyecto que se lleva a cabo en esa aldea, en el cual se toma en cuenta a la comunidad.
Comentó que la participación en un proyecto comunitario colectivo les ha permitido obtener experiencias inolvidables y beneficiosas, porque han aprendido a manejar el negocio, y se reparten las ganancias, por lo que les permite otro medio de subsistencia.
Maquín agregó que en las aldeas vecinas, en el área de influencia del refugio Vida Silvestre Bocas del Polochic, hay bastante expectativa sobre el desarrollo de Chapín Abajo, pues se han dado cuenta de que están logrando un mejor nivel de vida.
Según el dirigente comunitario, el promedio de turistas que reciben al mes es de 50, la mayoría son extranjeros. “Se debe a que el sitio es un proyecto pensado en familias y turistas del tipo mochileros”, expresó.
Atractivos
Los visitantes pueden participar en tours en lanchas para avistamiento de aves, y si se tiene suerte, se pueden apreciar ejemplares de manatí.
Rosa de Maquín, otra de las pobladoras, afirmó que en el recorrido se aprecia la naturaleza, más de 60 especies de aves residentes y migratorias, así como animales silvestres. “Buscamos beneficiarnos de los recursos naturales sin afectarlos”, manifestó.
En cuanto al hospedaje, hay varios búngalos confortables y provistos de servicios básicos como energía eléctrica y agua entubada. Además, se aprecia la vista del Lago de Izabal.
La preparación de los alimentos para los huéspedes está a cargo de varias mujeres de la comunidad, quienes se turnan para cocinar al gusto del visitante.
De Maquín indicó que participan en talleres de capacitación impartidas por el Instituto Guatemalteco de Turismo, sobre atención a visitantes, preparación de alimentos, higiene y evolución constante en la prestación de servicios con calidad.
“La comunidad está inmersa en el turismo, porque se ha convencido de las ventajas que proporciona”, dijo.
Proyecto exitoso
Heidi García, de la organización Defensores de la Naturaleza, explicó que en la construcción del sitio se involucraron varias instancias privadas y organizaciones, y que han logrado que el proyecto se convierta en sostenible para la comunidad.