Adultos mayores son tan capaces como cualquiera

El programa Soy tan capaz como tú, que funciona en Quetzaltenango, promueve la inclusión laboral de personas de la tercera edad y jóvenes con capacidades especiales que desean un voto de confianza de empresarios o comerciantes para demostrar que pueden realizar actividades laborales y que lo hacen con entusiasmo.

Jacobo Flores Cifuentes, de 80 años, ayuda a los clientes de La Torre, en Xela, a empacar los productos que compraron. (Foto Prensa Libre: María José Longo)
Jacobo Flores Cifuentes, de 80 años, ayuda a los clientes de La Torre, en Xela, a empacar los productos que compraron. (Foto Prensa Libre: María José Longo)

Dos integrantes del asilo San José, de Xela, y un joven con capacidades especiales son parte del programa y se espera que en los próximos días, cinco personas más se unan a la iniciativa que hasta ahora ha dado buenos resultados en el supermercado La Torre, zona 2 de la ciudad altense.


“Lo que más me gusta de venir a ayudar a los clientes es salir del asilo, porque la autoestima me dice anda, anda, no te quedes con los brazos cruzados”, expresó Jacobo Flores, de 80 años, quien recuerda que trabajó durante 50 años en el Banco de Occidente.

Flores tiene cuatro hijos, quienes migraron a Estados Unidos, por lo que hace dos años decidió acudir al asilo a pedir ayuda y quedarse ahí junto a otros adultos de la tercera edad.

Asegura y agradece que el trato en el asilo sea muy bueno y que siempre tienen comida, sin embargo,   a veces  desea comprar algunas cosas que no son necesarias, pero que se le antojan, por lo que ayudar a colocar los productos de los clientes en las bolsas  le ha permitido que  le den propinas, con las que satisface algunos deseos.

Objetivos

El objetivo del programa es demostrar que los ancianos y jóvenes con discapacidad pueden desempeñar un trabajo y ser independientes, pero necesitan que se les dé la oportunidad de demostrarlo.

“Se trata de introducir a jóvenes con discapacidad y adultos mayores   para que estén dentro de la sociedad siendo útiles. Los abuelitos fueron personas que trabajaron toda su vida y lamentablemente están en un asilo por lo que esto es como un escape para ellos”, dijo Mariela Henry, encargada del programa.

La iniciativa empezó hace seis semanas, gracias al patrocinio de la empresa D’garage, que apoya al programa con combustible.

Henry recoge  a los involucrados y los lleva a su lugar de trabajo, además, les proporciona una refacción durante su jornada que es de 9 a 12 horas.

Se espera que los jóvenes y personas de la tercera edad tengan una remuneración , y de ser efectivo su trabajo, quedarse por más tiempo y con mayor constancia, ya que por ahora se están acomodando a las actividades.

Carlos de León, gerente de Supermecados La Torre, zona 2 de Xela, indicó que apoyar el proyecto ha sido una acción que le permitió conocer a personas que inspiran. “Me he puesto la tarea de apoyar a fundaciones que lo necesitan. Todos vamos a llegar a esa edad y cómo nos gustaría que nos recibieran. Con los jóvenes que tienen alguna limitante es importante saber que pueden ser útiles en la sociedad, la gente cuando mira a estas personas ayudando y trabajando se sienten motivadas”.


La encargada relató que  se les cubre el transporte y refacciones de los días que   colaboran en el centro comercial además de playeras.

El entusiasmo y deseo de superación de los ancianos y el joven son un ejemplo que motiva a lo demás trabajadores. “Estar aquí les mejora su autoestima, se sienten útiles y que no están aislados del mundo, ellos mismos se ponen retos, para las personas del supermercado son un ejemplo y se dan cuenta de todo lo que ellos pueden hacer”, señala Henry.

Víctor Ixcot, 73, colabora como colocador de  producto nuevo, y asegura que trabajar lo hace sentir contento, pues le permite aprender cosas nuevas.

Además, el programa atiende a  14 personas con discapacidad a quienes    brinda  fisioterapia, terapia ocupacional y del lenguaje, talleres y actividades deportivas, los padres de los asistentes cancelan una cuota entre Q50 a Q400 dependiendo de sus capacidades económicas, “De no poder, igual los atendemos y buscamos algún patrocinador o hacemos ventas de comida para cubrirlo”, señala Henry.