Deporte Nacional

Alfredo Arévalo fija sus metas para los Juegos Centroamericanos 2017

El atleta de Quiché es uno de los principales exponentes del fondismo en Guatemala.

Alfredo Arévalo mantiene su preparación con la esperanza puesta en conseguir la marca que lo clasifique a los Juegos Centroamericanos de este año. (Foto Prensa Libre: Norvin Mendoza)

Alfredo Arévalo mantiene su preparación con la esperanza puesta en conseguir la marca que lo clasifique a los Juegos Centroamericanos de este año. (Foto Prensa Libre: Norvin Mendoza)

Alfredo Arévalo tenía 14 años cuando su padre le regaló unas sandalias de hule. Desde ese momento ya no tuvo que andar descalzo y así caminaba y corría durante horas por las calles de tierra de su querido Uspantán, Quiché, para llegar a su lugar de trabajo y sembrar maíz. Hoy es uno de los fondistas más reconocidos del país y entrena a un grupo de 30 atletas.

“Eran unas sandalias de hule que me regaló mi papá —Julián Arévalo—. Eran de ese material que usan también para fabricar las llantas”, recordó Alfredo. “Antes de eso, me tocaba caminar durante casi cuatro horas al día para llegar a mi lugar de trabajo; desde allí ya estaba involucrado en el atletismo y no me había dado cuenta, pero es algo que ahora analizo”, dijo.

Arévalo  es el   mayor de 11 hermanos y con total dedicación y esfuerzo logró salir adelante. “No es nada fácil ser el primer hijo y menos cuando se es de escasos recursos. Mi madre hacía maravillas para darnos de comer, al igual que mi padre. Eso me motivó a trabajar duro y luchar por mis hermanos, a pesar que solo estudié hasta segundo grado de primaria”, confesó.

Después de años de cultivar maíz, Alfredo decidió que era   momento de  dar un paso más allá de Uspantán y fue cuando se unió al Ejército de Guatemala. Tenía 18 años. “Fue una experiencia que me gustó bastante. Cuando yo busqué el Ejército era tiempo de guerra en el país, pero ellos siempre dan oportunidades y depende de uno qué es lo que quiere hacer”, afirmó.

El corredor de 40 años, aunque no estuvo “en el frente de batalla”, sacó provecho de su estadía en la milicia durante 1994 y agradece las enseñanzas que recibió.

Con la disciplina como aliada y la pasión por correr, la cual nació en Uspantán cuando se iba trotando a trabajar, Arévalo se aventuró en el atletismo y con tan solo dos meses de entrenarse de manera formal empezó a ver resultados positivos que lo motivaron a continuar.

Fue entonces cuando desde el 2001 las alegrías comenzaron a llegar sin interrupción para el fondista. Llegó a dominar a nivel nacional pero su mayor alegría fue cuando consiguió la clasificación a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. “En mi casa se reían incrédulos y yo los entendía porque fue algo inesperado”, recordó.

Una etapa diferente

Así transcurrió el tiempo en la vida de Alfredo, con ya casi dos décadas de representar a Guatemala a escala internacional y alegrías por doquier. Ahora sigue viva la pasión y la ilusión no se marchita en un año que tiene como atractivo los Juegos Centroamericanos en Nicaragua.

“Quiero estar en esos Juegos, aunque no lo haré en maratón”, revela. “Será una sorpresa la nueva prueba en la que intentaré clasificar”, aseguró con una sonrisa llena de picardía.

La edad no es un impedimento para este experimentado corredor, quien además de continuar su preparación como atleta, ahora transmite su conocimiento a un grupo de 30 deportistas a quienes entrena a diario.

“No quiero ser un entrenador que llega y agarra su silla y se sienta a tomar los tiempos y se engorda”, dice mientras suelta una carcajada.

Aquel niño que trabajaba bajo un sol ardiente y que su primer sueldo lo gastó en unos tenis “imitación” de una marca reconocida, es ahora un hombre que sirve de  inspiración a muchos.

“Aprendí tantas cosas y quiero ayudar a los demás con eso y lo hago porque me gusta, no porque gane dinero, porque no cobro nada”, aseguró Arévalo.

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