La mayoría se abasteció de carne para realizar los tradicionales asados. Buenos Aires se cubrió de banderas albicelestes, que cuelgan de balcones, negocios y avenidas. Afiches con el rostro sonriente de Lionel Messi, la gran esperanza de Argentina para levantar su tercer trofeo, decoran casi todas las esquinas de Buenos Aires, donde pareciera que todos visten la camiseta de la selección.
Hasta una versión de la camiseta para perros —estampada con el número 10 de Messi— casi se agotó en las boutiques para mascotas.
“Lo vendimos todo, nos quedan solo como dos camisetas,” dijo Karen Reichart, dueña de la tienda Amores Perros, quien viajaba la mañana del domingo para ver la final en el estadio Maracaná.
“En Argentina hasta el conflicto (político) se ha cubierto debajo de la alfombra porque es enorme que estemos en la final por primera vez en 24 años”, agregó Reichart, haciendo referencia a la crisis económica y política que atraviesa el país. “Obviamente queremos ganar la Copa, pero el que estemos aquí ya es enorme”.
Argentina disputa su primera final de un Mundial en 24 años. Las dos últimas veces que jugó el partido por el campeonato enfrentó a Alemania: perdió en 1990 en Roma, y ganó en 1986 en Ciudad de México, en ambas ocasiones con Diego Maradona como su figura. Argentina fue campeona en 1978, con anfitriona, y en 1986.
