La Selección de Argentina  y la promesa incumplida a la Virgen de Copacabana

Los habitantes de Tilcara, Argentina, aseguran que en 1986 los jugadores de la selección que se entrenaron ahí hicieron una promesa a su virgen. Y ese año con Diego Maradona ganaron el Mundial.

Fue la segunda para Argentina. La primera Copa la ganó como local, en el Mundial 1978. Pero después de México, a la Albiceleste la persigue la sequía de títulos.


Desde entonces, llegó a dos finales, en Italia 1990 y en Brasil 2014, y las dos veces cayó 1-0 frente a Alemania.

Contar con Lionel Messi no fue suficiente para alzar la Copa. Y, mito o realidad, la historia de la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral se reaviva con cada Mundial.

Devoción por la virgen

En enero de 1986, el entonces técnico Carlos Bilardo llevó al plantel a Tilcara, a 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar, para probar su comportamiento físico en una altura similar a la de Ciudad de México.

Tilcara era una pequeña población con un solo teléfono, muy distinta a la actual de 7 mil habitantes repleta de hospedajes y posadas, paso obligado de turistas y mochileros en la imponente Quebrada de Humahuaca, Patrimonio de la Humanidad.

En aquel grupo estaban muchos de los que en junio siguiente disputarían el Mundial, excepto los que jugaban en el exterior, como Maradona, el capitán.

“Para nosotros era increíble. En ese tiempo no había ni televisión en Tilcara. Escuchábamos los partidos por radio y a los jugadores les conocíamos las caras solo por las revistas”, rememora David Gordillo, 65 años, exfutbolista de Pueblo Nuevo, el club que fue sparring de aquella selección.

Durante las tres semanas de la visita, los anfitriones compartieron todo su tiempo con los futuros campeones.

Según Gordillo, en una ocasión se habló sobre la devoción que despierta en Tilcara la Virgen de Copacabana, cuyo santuario en el abra de Punta Corral es destino cada Semana Santa de una multitudinaria procesión por 15 kilómetros de camino empinado en el cerro. Fue en esa charla que uno de los jugadores habló de hacer la promesa.

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“No fue una cosa programada, ni que todos los muchachos fueron a ver a la virgen. Simplemente fue una promesa informal que ellos no cumplieron y que tendrán que cumplir”, afirmó Gordillo en la terraza de su hostel con vista a los cerros.

Sara Vera, de 65 años y dueña del terreno pedregoso utilizado para los entrenamientos, va más allá. Asegura que ella misma acompañó a Bilardo a la parroquia de Tilcara y ante la imagen de la virgen lo escuchó hacer la promesa de ir “hasta de rodillas para agradecer”.

“Cuántos años han pasado y la selección no puede ganar un Mundial”, lanzó esta mujer, dolida por el olvido.

El entrenador, famoso por su obsesivo cumplimiento de cábalas, lo ha negado taxativamente, al igual que los jugadores que llegaron a atribuir la leyenda a un intento de promocionar a Tilcara turísticamente.

“Sería muy fácil”

“Nosotros no tenemos ningún problema en ir a Tilcara, pero que quede claro que no hicimos ninguna promesa. Yo no sé quién lo dijo”, afirmó Oscar Garré, exdefensor y uno de los campeones de 1986.

“La gente nos trató de mil maravillas, pero la promesa no la hizo nadie. Si fuera así, yo digo que sería muy fácil”, añadió.

Quizás para calmar los ánimos, en el 2006 la Asociación de Futbol Argentina llevó a Tilcara una réplica de la Copa del Mundo de 1986 y entregó una placa para testimoniar su “sincera y eterna gratitud”.

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Hoy estos trofeos se exhiben junto a una foto que retrata el paso de la selección, en una vitrina del pequeño museo de la Virgen del Abra de Punta Corral, vecino a la parroquia de Tilcara.

El teólogo y cura de la Opción por los pobres Eduardo de la Serna estima que pudo haber una confusión. “Habría que ver si los que formularon la palabra intentaban hacer una promesa o es que de afuera se escuchó como promesa”, analiza.

En 2011, poco antes de jugar de local la Copa América, los exmundialistas Sergio “Checho” Batista y José Luis “Tata” Brown, en ese momento entrenador y ayudante de campo de la selección respectivamente, llegaron de incógnito Tilcara y le ofrendaron una camiseta a la virgen. De todos modos Argentina se quedó ese año en cuartos de final.

Este entrecruzamiento entre futbol y creencias, dice De la Serna, se explica porque “en América Latina la religiosidad popular es muy integradora. Es sincrética y sintetiza todos los aspectos de la vida, lo deportivo también”.

Pero este cura, hincha fanático de Boca Juniors, no cree en un castigo divino para la selección. Dios, acaso, ¿debería elegir entre Argentina o Brasil?, ironiza.

“¡Campeones, cumplan!”

Pero en Tilcara, incluso jóvenes que no habían nacido en 1986, insisten en pedir a los jugadores que cumplan con la virgen.

“Queremos que se corte esa cábala, que vengan a compartir con nosotros y que demos la vuelta este año en Rusia”, lanzó Tomás Bertone, de 29 años, dueño de un bar y futbolista aficionado que en el 2017 viajó con un grupo de amigos de todos los puntos de Argentina a ver a la selección en un partido de eliminatorias en La Paz.

“Campeones del 86, Cumplan su promesa. Vuelvan a Tilcara, Jujuy”, fue el clamor desplegado en banderas desde la tribuna del estadio en el que la Albiceleste cayó 2-0 frente a Bolivia.

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