Este acto ha desencadenado una serie de reacciones, marcando una batalla no solo entre jugadores, sino también entre los clubes fuera del campo.

En el comunicado oficial, el Sevilla expresa su preocupación por posibles infracciones al Reglamento General de la RFEF y cualquier normativa aplicable. No solo denuncian los hechos, sino que condenan enérgicamente la campaña orquestada para socavar la imagen del estamento arbitral, alegando "una campaña de persecución y hostigamiento" hacia los árbitros y califica el video como "un grave daño al fútbol español y poniendo en tela de juicio la integridad de la competición".

Real Madrid TV, canal oficial del conjunto blanco, centró su crítica en los árbitros Isidro Díaz de Mera Escuderos y Pablo González Fuertes. Recordaron acciones pasadas, alegando perjuicios al equipo de Ancelotti. Desde señalamientos sobre la falta de criterio al sancionar y sacar amarillas hasta situaciones específicas como el agarrón a Brahim en el área del Alavés.

Ante esta controversia, el entrenador del Sevilla, Quique Sánchez Flores, adoptó una posición de indiferencia. Afirmó no seguir estas polémicas y destacó su buena relación con los árbitros. Una declaración que refleja la delicada relación entre los clubes y el estamento arbitral.

El Real Madrid permanece tranquilo

Por su parte, el Real Madrid no se muestra preocupado por la denuncia del Sevilla y asegura que no va a cambiar su manera de proceder. "Al Real Madrid le da exactamente igual la denuncia", asegura el periodista español, José Félix Díaz, redactor en jefe del equipo blanco para el diario Marca. "Nada les va a hacer cambiar su manera de proceder y cuando lo crean conveniente emitirán un vídeo".

Además, Díaz agrega que, la denuncia del Sevilla ha enrarecido el ambiente de cara al partido de mañana, que será el regreso de Sergio Ramos al Santiago Bernabéu como jugador del Sevilla. Sin embargo, desde el propio club dice que la relación entre los dos clubes sigue siendo normal y que nada ni nadie va a entrometerse en lo deportivo.

En la misma línea del conflicto, cabe recordar que el presidente del Sevilla no se sentó en el palco del Montjuic en el partido contra el Barcelona tras conocerse el caso Negreira, planteando la duda de si podría ocurrir algo similar en Chamartín.