“Se quedarán en el país todo el tiempo que sea necesario”, dijo el fiscal Federico Delfino a periodistas, sometidos a una investigación mayor por producción y tráfico ilegal de pasaportes por la que ya están imputadas 16 personas.
Sus compañeros de encierro reportaron que hace dos días el campeón mundial con Brasil en Corea del Sur y Japón-2002 perdió con su pareja de turno una disputa en futvóley contra otros dos presos, uno con sentencia por asesinato y otro por robo, competencia que trascendió el presidio y se viralizó en las redes sociales.
Nadie suelta prenda ni se responsabiliza de las filtraciones que se producen sobre las actividades que despliega el famoso exfutbolista. Tanto custodios como compañeros de presidio temen el castigo por violación del reglamento interno.
Pero su amigo y excompañero en el Barça, Carles Puyol, admitió públicamente que habló con él por celular. Justo coincide con informaciones que señalan que la fiscalía le devolvió su aparato luego del peritaje al que fue sometido.
Su cumpleaños número 40 el pasado 21 de marzo no pasó desapercibido. En el penal le convidaron un asado y varios de sus amigos del fútbol lo saludaron por las redes sociales, específicamente en Facebook e Instagram.
Está demás que hampones y policías con los que se codea a diario lo adoran y hacen lo imposible por hacerle la vida llevadera.
Una pesadilla
El 4 de marzo, a media mañana, Ronaldinho, exdelantero del París Saint-Germain, AC Milan y Gremio, entre otros, era recibido en forma apoteósica en el aeropuerto internacional de Asunción.
Unos 2.000 niños y adolescentes corearon su nombre desde que apareció en la sala de desembarque. Los menores estaban vestidos con camisetas amarillas como un homenaje al recordado ’10’ de la selección brasileña.
Habían sido reclutados por la fundación caritativa Fraternidad Angelical, regenteada por la empresaria Dalia López.
Pero esa misma noche comenzó su calvario. Una comitiva policial y judicial allanó su habitación y le confiscó su celular y los documentos que trajo consigo, mismo procedimiento para su hermano.
El jueves 5 ambos concurrieron a la sede del Ministerio Público donde fueron indagados cerca de ocho horas. El fiscal que les tomó la declaración recomendó al juez la libertad con la condición de admitir la comisión del delito de uso de pasaporte de contenido falso y el pago de una multa.
El fiscal Federico Delfino argumentó que Ronaldinho y Roberto “fueron engañados en su buena fe”. El affaire forzó la renuncia del director de Migraciones.
Con base al dictamen del agente fiscal, el juez Mirko Valinotti determinó el “pleno goce de su derecho de libertad” del exfutbolista pero puso el dictamen a consideración de la fiscal general del Estado, Sandra Quiñonez.
Todo cambió desde entonces. Agentes uniformados y de civil se apersonaron en el hotel la noche del viernes 6 y detuvieron a Ronaldinho y a su hermano, los trasladaron a la Agrupación Especializada de la Policía.