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David Guerra y Ana Lucía Martínez visitan el Hogar Rafael Ayau

Tododeportes compartió un momento de felicidad con  niños y  jóvenes, con el objetivo de llevar un mensaje positivo.

David Guerra, Ana Lucía Martínez y Pedro Luis Peña junto a los niños del Hogar Rafael Ayau en la cocina donde prepararon los tamales. (Foto Prensa Libre: Norvin Mendoza)

David Guerra, Ana Lucía Martínez y Pedro Luis Peña junto a los niños del Hogar Rafael Ayau en la cocina donde prepararon los tamales. (Foto Prensa Libre: Norvin Mendoza)

El inconfundible olor a recado de tamal invade cada espacio de la habitación. La mesa, que se encuentra en el centro, está repleta de los condimentos necesarios para preparar unas cuantas docenas de los tradicionales tamales guatemaltecos.

Diez niños entusiastas del Hogar Rafael Ayau trabajan arduamente para preparar de la mejor manera este delicioso platillo. Un pequeño con total dedicación coloca la masa sobre la hoja y hace circular el producto; prosigue otro chico con el recado y posteriormente se agrega el arroz especial, con un pedacito de pollo y una rodaja de zanahoria.

El tamal, ya casi terminado, llega a su siguiente parada, para darle el último toque, antes de que sea bien empacado y amarrado.

Mientras esto sucede, los niños comparten chistes y sonrisas, sin saber que en breves minutos recibirán una visita que les traerá alegría, futbol y música.

Es mediodía y el sol está radiante cuando la futbolista internacional guatemalteca Ana Lucía Martínez y el campeón David el Gato Guerra llegan para sorprender y compartir con unos niños, que aunque la vida los ha puesto a prueba sin importar su corta edad, sueñan, agradecen y disfrutan  cada pequeño detalle.

El guardameta de Antigua GFC, campeón del Apertura 2016 de la Liga Nacional, se mostró conmovido por el gran recibimiento de los niños que viven en la casa hogar, que se ubica en la zona 1 de la  capital.

Sus rostros se iluminan por la visita de la también futbolista  Ana Lucía, legionaria que juega en la liga española, y que además se hizo acompañar  del vocalista del grupo Cielos Abiertos, Pedro Luis Peña, quien es su novio.

¡El principal objetivo se logró! La posada de Tododeportes creó un ambiente de unión y de ilusión, en la víspera de las fiestas de fin de año. Los 10 niños que fueron acogidos por el hogar aprovecharon para  jugar futbol con las figuras.

El patio de la instalación es amplio y de inmediato los chicos entraron en acción en la chamusca, además  de recibir un balón autografiado por los jugadores.

Mientras tanto, el padre Ignacio observaba con emoción  cómo los niños que están bajo su cargo sueñan y agradecen la visita. “Siempre es bueno que convivan con figuras como estos deportistas exitosos”, aseguró.

Soñador

Élmer es el mayor de todos los internos. Tiene 17 años y estudió en Escuintla, aunque nació en la capital y ahora cursa el ciclo  básico. Aunque parece un tanto serio, cuando entra en confianza suelta una que otra carcajada al ver a sus compañeros bromear con Guerra y Martínez.

“Yo soy el mayor de todos y trato de ser un ejemplo. A mí me gusta mucho el futbol, pero sueño algún día ser un basquetbolista”, confesó Élmer de León, con una tímida sonrisa.

“Me gusta mucho conocer gente porque así ellos nos cuentan sus experiencias. Yo nací aquí y todos ellos —señala a los niños— son mi familia”, compartió el joven.

El Hogar Rafael Ayau es la casa de Édgar Ayau —11 años—, Armando Tuc —11—, Emanuel Martínez —11—, Gabriel Juárez —12—, Miguel Chuc —14—, Samuel Lagos —16—, Josué de León —14—, Carlos Ayau —14—, Daniel Martínez —15— y Elmer de León —17—.

Es el lugar en donde tejen sus sueños. El espacio donde derraman lágrimas cuando la vida los golpea, pero también el lugar donde se reponen de toda adversidad y al lado de sus compañeros y hermanos salen adelante y luchan por cambiar su historia.

Édgar es un pequeñito que tiene problemas auditivos y usa un aparato en ambos oídos para poder escuchar. A pesar de esta discapacidad, el niño de 11 años salta,  ríe y juega futbol como muchos quisieran.

Después de jugar durante casi una hora con el balón, hacer tecniquitas y anotar goles, el almuerzo espera por todos en el comedor, donde los tamales ya se cocinaban. Todos tomaron asiento y la platica con Guerra y Martínez se extiende. Los futbolistas comparten sus grandes experiencias en el deporte y motivan a los chicos a nunca dejar de soñar.

Así fue como Ana Lucía y David llevaron una chispa de ilusión como regalo de Navidad al hogar. Nunca dejar de soñar y luchar siempre por sus metas, porque todo es posible si se trabaja con pasión y dedicación.