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Valerie Gruest la heredera de una pasión 

Siempre con una sonrisa en el rostro, la nadadora  Valerie Gruest muestra su carisma y felicidad a pocos días de su primera aventura Olímpica. La atleta es la  más joven —17 años— de la delegación guatemalteca que estará en Río de Janeiro.

Valerie Gruest vive con ilusión y alegría su clasificación a los Juegos Olímpicos de Río 2016. (Foto Prensa Libre: Jeniffer Gómez)

Valerie Gruest vive con ilusión y alegría su clasificación a los Juegos Olímpicos de Río 2016. (Foto Prensa Libre: Jeniffer Gómez)

El sol está en su máximo esplendor cada tarde que se acerca a su segundo hogar y lugar de entrenamiento en la zona 14. Las bocinas de los automóviles en el tráfico se dejan de escuchar cuando se atraviesa la puerta que separa el vestíbulo del área de la piscina, en el club que entrena.

Valerie llega cargada de energía, como de costumbre. Deja por un lado su vestimenta del día, para ponerse de gala con un traje de baño, normalmente de tono oscuro, y se dispone a saltar al agua para disfrutar de lo que más le apasiona en el mundo.

Esta rutina, con cambios en pequeños detalles, la realiza desde que ¡“era bebé”! A los 4 años ya competía internacionalmente, respaldada por su madre y entrenadora Karin Slowing, quien además es una exatleta olímpica en Los Ángeles 1984. Se dice y se escribe fácil, pero 17 años después el resultado más satisfactorio toma forma de una marca A para Juegos Olímpicos.

Este logro es especial para ella y para su madre, pues es el resultado de 17 años de intenso trabajo. Años, meses, semanas, días, cargados de pruebas constantes, pero que en ningún momento las hicieron titubear; por el contrario, el amor a este deporte acuático las mantuvo firmes y siempre fieles a la creencia de que la recompensa llegaría y sería totalmente gratificante.

Nació el 14 de marzo de 1999.
Impuso récord nacional en los 800 metros (8:59:70) en el Mundial de Natación en Barcelona 2012.
Ganó cuatro medallas de oro, una plata y tres bronces en el Campeonato Centroamericano y del Caribe de Natación (CCCAN), en Costa Rica, en el año 2013.
Logró ocho medallas de oro en el Campeonato Centroamericano y de México (Camex), en el 2012.


“Mi mamá es mi entrenadora. Tenemos una relación muy bonita desde que yo era pequeña. Lo bueno de que ella es mi entrenadora es de que pasamos mucho tiempo juntas; casi todo el día”, dice entre sonrisas.

Ambas han sabido encontrar el balance para saber cómo llevar la relación. “Cuando estoy en la piscina es mi entrenadora, y cuando salgo, no se toca el tema de la natación”, reconoce Valerie.

La relación atleta-entrenadora las ha llevado a compartir infinidad de anécdotas y  fortalecer la confianza. “Un consejo que me ha dado y que guardo de manera muy especial y lo tengo siempre presente, es cuando me dijo que tenía que disfrutar lo que hago y  cada  momento. El deporte es una ventana de oportunidades”, comenta la joven atleta con sorprendente serenidad.
Valerie es hija única y muy dedicada a sus estudios, siempre con una atracción especial por los deportes. “Yo me formé en el colegio Valle Verde. Siempre me gustaron los deportes, como el futbol y el baloncesto”, recuerda Gruest Slowing, quien además define su infancia como “muy feliz”.

Un legado

“Recuerdo que yo tenía 15 años cuando logré la clasificación a los Juegos Olímpicos, aunque en ese tiempo no había que hacer una marca A. Lo de Valerie tiene mucho mérito”, señala Karin Slowing, al mismo tiempo que está pendiente de un grupo de chicos al que ella entrena.

La nadadora que se estrenará como olímpica en Brasil, dará continuidad a la presencia de Guatemala en este deporte, que no falta a la cita desde Los Ángeles 1984; en la edición anterior, Londres 2012, Kevin Ávila fue quien dijo presente por los colores nacionales.

Casi a finales de junio de este año, el Complejo Acuático Betty Kelly Kenng, en la ciudad de Nassau, Bahamas, fue el marco para el momento memorable de Gruest, quien consiguió un tiempo de 8:33:28 minutos en la prueba de 800 metros libres, en el National Swimming Championships.

“Todavía no he terminado de asimilarlo”, dice con el rostro iluminado. “Es un sueño hecho realidad para mí. Fue un evento muy emotivo. Fue increíble. Cuando toqué la pared yo no podía creer que había hecho la marca A. Fue una mezcla de emociones”, afirma.

Para Valerie Gruest el sueño no termina aquí. Es parte del grupo nacional de 21 deportistas que llevarán consigo el orgullo de portar los colores Azul y Blanco y la responsabilidad de competir con el alma en Río de Janeiro. Falta mucho por hacer y ella lo sabe.

“Nunca hay que dejar de luchar. Nada en esta vida es imposible y si uno tiene el coraje, las cosas se pueden lograr. Yo admiro mucho a Érick Barrondo, el primer medallista olímpico de Guatemala, y es una inspiración para mí y para todos los que vamos a competir”, confiesa Valerie.

La juvenil nadadora está por culminar sus estudios de diversificado en tiempo récord y obtuvo una beca para estudiar en una universidad de Chicago. Es un ejemplo de que con disciplina se puede ser atleta de alto rendimiento y una estudiante exitosa.

“Logré mi beca universitaria en The University of Chicago y estoy muy emocionada. Ha sido un proceso largo. Hay días en los que me acuesto a las 2 de la mañana y a las 4 ya debo estar despierta para volver a entrenar; eso ha sido un obstáculo que he tomado como aprendizaje”, señala.

Río es ahora el próximo reto que el deporte le presenta, y la joven luchadora y talentosa atleta va con todo el entusiasmo a buscar sobresalir entre las mejores del mundo.

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