La aprobación de los eurobonos para que el gobierno se agencie de fondos, es una acción arriesgada que podría poner contra la pared la estabilidad macroeconómica en 2003.
Esto refleja la escasa visión de las autoridades para diseñar una estrategia financiera que dé confianza y sea capaz de sacar al país adelante en medio de un proceso electoral.
Lo anterior es una síntesis de la entrevista con José Alejandro Arévalo, exministro de Finanzas durante de la administración del presidente Alvaro Arzú y actual decano de la Facultad de Economía de la Universidad Rafael Landívar.
¿Cómo ve la colocación de US$700 millones en eurobonos?
Veo el proyecto desde dos perspectivas: la primera, de muchísima preocupación, porque si su verdadero objetivo fuera blindar la economía, fácilmente el FMI, Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo podrían poner a disposición líneas de crédito contingentes que se utilizarían únicamente si fuesen necesarias.
La segunda, es el impacto en la economía nacional, ya que esta dependerá primordialmente del uso que el Gobierno haga de ese dinero.
¿Qué repercusiones tendría para la economía y el futuro de los guatemaltecos?
Esta propuesta me inquieta muchísimo, porque sugiere que el banco central estaría visualizando un tenebroso escenario para 2003, en el que suponen se perderá la disciplina macroeconómica, que todos reconocemos ha sido el principal logro de los últimos 30 meses.
Sus efectos se medirán en la potencial pérdida de los equilibrios macroeconómicos y el impacto en los precios, tasas de interés y tipo de cambio.
Seguramente, el próximo Gobierno tendrá que volver a modificar el régimen impositivo para cubrir el pago de la deuda externa y el déficit fiscal; sólo son algunos efectos perjudiciales que podrían sobrevenir.
¿La deuda externa del país aún es manejable como presume el Gobierno?
Aunque el nivel acumulado durante muchísimos años es moderado, de alrededor US$2,800 millones, el incremento de golpe por US$700 millones en un solo año representa casi un 25 por ciento de la deuda.
Además, el uso que le den a los US$700 millones dependerá de decisiones políticas del gobierno central. Son depósitos cuya chequera está en poder del Gobierno para cubrir sus gastos y que el Banco Central tendrá que pagar sin chistar.
En 1997 le tocó realizar como ministro de Finanzas la primera emisión de eurobonos. ¿Qué diferencias y similitudes existen con el proyecto actual?
Guatemala tuvo su emisión inaugural en los mercados financieros internacionales en 1997, y fue un éxito. Era la primera vez que participaba y se logró colocar los bonos a un plazo de 10 años, con una tasa de interés muy favorable del 8.5 por ciento.
La principal razón por la que fuimos al mercado internacional fue para reestructurar la deuda interna que estaba colocada a corto plazo y a tasas de interés superiores al 20 por ciento.
En 2001 se volvió a estos mercados. La ventaja fue que Guatemala ya era conocida, lo cual favoreció una rápida colocación, aunque las tasas de interés fueron más altas. En el actual proyecto, el destino de la deuda ni siquiera está claro y su discusión parlamentaria denotó graves contradicciones.
¿Qué tan favorable está el ambiente del mercado para colocar los eurobonos?
Los mercados financieros internacionales son muy volubles y las apreciaciones del gobierno de EEUU afectarán el precio al que podrían colocarse. Evidentemente, tasas altas de interés no son lo mejor para las finanzas públicas ni para la mayoría de guatemaltecos que en el futuro tendremos que pagar esta deuda con nuestros impuestos.
¿ Qué consecuencias traerá el excesivo gasto que realizará el Gobierno en un año electoral?
Lamentablemente, hemos sido testigos que durante el último año de cada gobierno, se ha dado un comportamiento irresponsable. En el afán de aferrarse al poder a cualquier precio, irrespeta sanas políticas y prácticas económicas basadas en el mantenimiento de los equilibrios financieros, fiscales y monetarios.
Me parece que el remedio puede salir peor y más costoso que la enfermedad, cuando a las puertas de la competencia electoral, las autoridades económicas y políticas del país no fueron capaces de generar la confianza necesaria para implementar un plan económico y de desarrollo creíble, que incorporase al sector privado productivo en el esfuerzo gubernamental de sacar adelante a Guatemala.