Economía

Cada año se pierde el 14% de unos diez productos alimenticios en el país y esto dicen los expertos

El Observatorio Económico Sostenible de la Universidad del Valle de Guatemala, con el auspicio de la FAO estableció el Índice de Pérdida de Alimentos y los datos son alarmantes.

Cerca de 14% se pierde cada año en 10 productos de la Canasta Básica Alimentaria, en su recorrido desde la producción hasta los mercados minoristas, según el Índice de Pérdida de Alimentos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)

Cerca de 14% se pierde cada año en 10 productos de la Canasta Básica Alimentaria, en su recorrido desde la producción hasta los mercados minoristas, según el Índice de Pérdida de Alimentos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)

Durante su recorrido por la cadena de cultivo, procesamiento y comercialización, cada año el país pierde hasta el 13.8% de 10 productos de importancia en la Canasta Básica Alimentaria (CBA), según el Índice de Pérdidas de Alimentos (FLI, en inglés), desarrollado recientemente por el Observatorio Económico Sostenible (OES) de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG).

El FLI es un indicador creado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para observar las tendencias de la pérdida de alimentos a lo largo del tiempo, tomando como año base el 2015, cuando se establecieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Guatemala no contaba con ese índice, hasta ahora.

Según Nancy Zurita, investigadora del OES, el FLI para Guatemala indica que, del maíz blanco, frijol, arroz, tomate, cebolla, papa, banano, azúcar, huevos y leche líquida, la pérdida fue de 13.83% por año desde el 2015 al 2020. Es decir, que ese es el porcentaje medio que se perdió por cada tonelada métrica ™ disponible de los productos en su conjunto en cada año del período estudiado. Esos 10 productos representan el 68% de la CBA.

Al comparar los registros de la base de datos estadísticos de la FAO (FAOSTAT), el indicador de Guatemala es similar al del FLI global, que se ubica en 13.30%, aunque está por debajo del indicador calculado para el Caribe, 18.9%; Centroamérica, 14.7%; y Norteamérica, 14.5%; y por encima del indicador reportado para América del Sur, 11.8% y Latinoamérica,12.3%.

“A pesar de que el índice de Guatemala está en el nivel regional, lo que vemos es que no hemos mejorado de 2015 a 2020, porque el indicador quedó igual. Quiere decir que en el país no se han generado acciones para mejorar la situación”, dijo Zurita.

Qué se pierde más

Los porcentajes de pérdida de cada producto se mantuvieron relativamente constantes en los cinco años estudiados. Por lo que al visualizar los datos de 2020 se observa que el banano es el producto que tiene una mayor pérdida, con un 20% por TM de lo producido ese año. Le siguen el frijol, con 15.4%; la papa, con 13%; la leche líquida de vaca, 12%; y el tomate, 11.8%.

“Tomando este año como ejemplo, puede visualizarse que hay ciertos productos que necesitan mayor intervención para reducir sus pérdidas, como el banano”, dijo Zurita, al explicar que, en contraposición, el azúcar es el producto más eficiente en su cadena, con un 0% de pérdidas en los cinco años, seguido por el arroz, con 0.39%; el maíz blanco, con 3.8%; los huevos, con 8.5%; y la cebolla, con 9%.

 

Julio Mérida, director ejecutivo de la Asociación de Productores Independientes de Banano (APIB), indicó que tienen conocimiento del estudio, pero que el sector exportador de bananos no entra en el indicador. “Nosotros representamos a productores de banano que es exclusivamente de exportación. Entonces no entramos dentro de ese supuesto que tiene que ver con el tema alimentario local”.

A su juicio, la producción de banano para consumo doméstico en Guatemala, desafortunadamente, no está ni organizada ni agremiada y suele existir de manera conexa con otros alimentos. Por ejemplo, el cultivo de café suele usar como sombra al banano y la producción de este, se queda para el mercado local.

Por su parte, Luis Miguel Paiz, gerente general de la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua), dijo que hay varios factores que son determinantes para ser eficientes, tales como la inversión en tecnología e investigación, la estandarización de procesos, contar con personal capacitado y especializado para realizar las distintas labores y operar bajo estándares de calidad, entre otros.

“Para competir ante grandes productores a nivel mundial, los ingenios azucareros de Guatemala han desarrollado e implementado prácticas eficientes y han sido pioneros. Por ejemplo, el aprovechamiento de residuos para generar energía renovable. También producen alcohol y mieles, que son exportados”, recalcó.

Metodología

Andrea Nájera, investigadora del OES que también participó en el análisis, comentó que, con el apoyo de Ana Isabel Rosal, directora del Departamento de Nutrición de la UVG, se seleccionaron 10 productos para el indicador, por su valor nutricional, aporte en la dieta de los guatemaltecos y su relevancia económica.

Para realizar el cálculo, se usó información de las hojas de balance sobre la producción de alimentos desde 2015 hasta 2020 publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el precio internacional (en dólares) de cada producto para el año base (2015) reportado por FAOSTAT.

El total de toneladas métricas de disponibilidad interna hace referencia a la producción nacional más el volumen de importación de cada producto. Si las importaciones eran menores al 10% del total, no se tomaban en cuenta para el indicador. A partir de estos datos, se obtuvieron los ponderadores y el porcentaje de pérdida para cada producto por año.

Los productos que registraron más del 10% de importación son el arroz (74%) y la cebolla (15%), del total de TM disponibles.

Importancia del FLI

Nájera explicó que el FLI se refiere a las pérdidas de alimentos que se producen desde la producción hasta que llega al mercado minorista (sin incluir este), y está determinado por circunstancias, decisiones y acciones de los productores y proveedores en la cadena alimentaria. Se diferencia del desperdicio de alimentos, que es otro indicador que incluye a minoristas, proveedores de servicios de alimentos y consumidores.

Nájera refirió que, considerando sus impactos económicos, sociales y ambientales, la reducción de la pérdida de alimentos es fundamental y estratégico para mejorar la seguridad alimentaria y reducir la huella medioambiental del sistema alimentario.

“Las pérdidas tienen una implicación económica, la seguridad alimentaria de las personas depende de sus cultivos y cosechas y la producción de alimentos genera presión sobre los recursos, por eso es vital reducirlas”.

Adicionalmente, al contar con este índice, se pueden tomar acciones a nivel legislativo y de política pública para reducir las pérdidas de alimentos, y con ello, cumplir con la meta 12.3 de los ODS, el cual establece que para 2030, se debe reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las posteriores a la cosecha.

Por qué se pierden los alimentos

De acuerdo con el análisis del FLI, las pérdidas en la cadena del sistema alimentario se producen en las unidades productivas, principalmente por las prácticas de recolección y manipulación, por condiciones climáticas y por problemas en la comercialización.

En el almacenamiento se producen pérdidas significativas a causa del mal tratamiento, que reducen la vida útil de los productos. Durante el transporte, por la mala infraestructura y una logística comercial ineficaz.

Por ahora, no se ha determinado la ponderación de cada eslabón de la cadena en la pérdida de cada producto y tampoco se han estimado las pérdidas económicas que representa el porcentaje para cada alimento. Las investigadoras coinciden en que, a partir de este primer estudio, se ampliará la indagación a otras áreas.

Lo que se adelantó es que reducir las pérdidas de maíz, frijol y arroz, tendría un impacto positivo a nivel social. Tomar acciones para eficientizar la cadena de banano, tomate y también maíz, impactaría a nivel ambiental, y al intervenir en maíz, frijol y banano, habría mayor incidencia en los efectos económicos de las pérdidas.

Datos de interés

  • La FAO estima que, a nivel global, se pierde alrededor del 14% de los alimentos producidos desde la etapa posterior a la cosecha, hasta la venta al por menor.
  • En América Latina y el Caribe se pierde el 11.6% de los alimentos, lo que equivale a 220 millones de toneladas por año o 330 kilogramos per cápita anual y US$150 mil millones anuales.
  • Alrededor del 30% de las emisiones globales de carbono son atribuibles al sistema alimentario.
  • La pérdida y el desperdicio de alimentos son responsables del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
  • Los alimentos que se pierden y desperdician representan el 38% del uso total de energía en el sistema alimentario mundial.

 

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