Economía

Fao y Cepal señalan que se debe mejorar en adaptación al cambio climático

Documento conjunto de la Comisión Económica para América Latina<span style="color: rgb(84, 84, 84); font-family: arial, sans-serif; font-size: small; line-height: 18.2000007629395px;"> y el Caribe (</span>CEPAL) y la <span style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 16.1200008392334px;">Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (</span>FAO) señala que se requiere más colaboración intrarregional y un mejor abordaje de los temas de adaptación del cambio climático.

La producción científica sobre agricultura y cambio climático creció en las últimas décadas en América Latina y el Caribe a tasas mayores que a nivel global, aunque en este ámbito se requiere más colaboración intrarregional y un mejor abordaje de los temas de adaptación, según concluye una publicación conjunta de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El documento Investigación científica en agricultura y cambio climático en América Latina y el Caribe analiza la producción científica sobre esta materia entre 1990 y 2012 a partir de la información procedente de la base de datos de bibliografía Scopus, que incluye más de 20,000 revistas académicas de todo el mundo.

El estudio se complementó con herramientas de análisis de redes para examinar tendencias de colaboración entre países y entre países y temas, así como de integración con otras disciplinas a nivel subregional y para el agregado regional. Con este fin, los países se agruparon en tres subregiones: región sur (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay), región andina (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) y Mesoamérica (países centroamericanos, México, Cuba y República Dominicana).

De acuerdo con estos análisis, tanto en América Latina y el Caribe como a nivel global, la producción científica en agricultura y cambio climático crece a tasas superiores a la producción científica total. Además, en América Latina y el Caribe, la producción científica en agricultura y cambio climático ha aumentado porcentualmente más que a nivel global. En tanto, sobre esta misma especialidad y comparado con el ámbito global, esta región exhibe mejores indicadores de colaboración que de multidisciplinariedad.

Sin embargo, la colaboración de tipo intrarregional es débil. En todas las subregiones, el principal socio es un país externo a la región: Estados Unidos en el caso de la región sur y Mesoamérica, y Francia para el caso de la región andina. Por volumen de colaboración, los diez socios extrarregionales más importantes son Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, España, Canadá, Holanda, Australia e Italia.

En tanto, en América Latina y el Caribe, los países con el mayor número de colaboraciones con socios intra y extra regionales son Colombia, Brasil, México, Perú, Costa Rica y Chile. El informe concluye que se requiere promover una mayor colaboración entre países de la región y señala que aquellos que ya cumplen un rol articulador importante son Brasil y Chile en la región sur, Colombia en la región andina y México, Costa Rica y Cuba en Mesoamérica.

El estudio también advierte que la producción científica sobre agricultura y cambio climático en la región se concentra en un grupo reducido de temas, entre los que figuran los suelos, el cambio de uso del suelo, el uso de la tierra, las prácticas de manejo, la biodiversidad, los gases de efecto invernadero, la agricultura y la variabilidad climática.

Además, en las agendas de investigación dominan los temas de mitigación, que implican la reducción de gases de efecto invernadero y la reducción de emisiones, mientras que los de adaptación tienen menor presencia.

Así, el documento subraya la necesidad de impulsar agendas de investigación que otorguen mayor relevancia a temas de adaptación. En esta área, señala que se podría ahondar en asuntos poco tratados hasta ahora como la adaptación de los sistemas productivos con un enfoque que incluya los aspectos humanos, los vínculos entre innovación y tecnologías para la adaptación, las sinergias entre la mitigación y la adaptación al cambio climático, y la forma de medir la capacidad de adaptación.

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