Indudablemente la tecnología ha acompañado el progreso en multitud de formas. Sin embargo, esta misma fuerza también ha llevado a entornos laborales que inundan a las personas con un incesante flujo de correos electrónicos, reuniones y distracciones.

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No hay una bala de plata para resolver los problemas complejos provocados por la era de la información. Sin embargo, hay algunos buenos lugares para empezar, y uno de ellos es contra intuitivo: la soledad. Tener la disciplina para dar un paso atrás ante el ruido del mundo es esencial para mantenerse enfocado. Esto es incluso más importante en una sociedad altamente politizada, que constantemente incita nuestras emociones, ocasionando que los efectos cognitivos de las distracciones se mantengan.

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He aquí algunas reflexiones sobre cómo mantenerse enfocado en el trabajo:

• Integre períodos de soledad en su agenda: Trátela como lo haría con cualquier reunión o cita. Si no agenda y se compromete con la soledad, algo más llenará el espacio. Incluso lapsos de 15 minutos de soledad pueden ser efectivos.
• Analice dónde se gasta mejor su tiempo: La mayoría de nosotros tenemos reuniones que podemos permitirnos omitir, y no utilizamos al máximo nuestra energía porque no hemos dedicado tiempo a reflexionar y ser rigurosos sobre nuestras prioridades.
• No alimente sus distracciones: Las ilimitadas posibilidades del Internet cuelgan sobre nuestras cabezas, tentándonos a dar clic. Reconozca en qué forma la tecnología le atrae e intervenga desconectándose de sus cuentas en redes sociales y bloqueando ciertas páginas web.
• No esté demasiado ocupado para aprender cómo estar menos ocupado: Una de las mayores razones por las que tenemos problemas para enfocarnos es porque llenamos nuestros horarios con demasiados compromisos y constantemente priorizamos las tareas urgentes sobre las importantes. No deje que el ritmo de trabajo se interponga en el desarrollo del liderazgo y las oportunidades de entrenamiento.
• Cree una lista de “no hacer”: Hay una cantidad limitada de horas en el día. Conforme crece su lista de pendientes, no puede seguir acumulando más tareas. La soledad le da el espacio para reflexionar respecto a en dónde gastar mejor su tiempo, lo que le brinda la claridad para decidir a qué reuniones debería dejar de asistir, a qué comités debería renunciar y qué invitaciones debería declinar educadamente.

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El volumen de nuestra comunicación y nuestro acceso ilimitado a la información y las personas han hecho más difícil que nunca el enfocarse. A pesar de esta realidad, hay otra verdad: las oportunidades para enfocarse siguen a nuestro alrededor, pero debemos reconocerlas y creer que el beneficio del enfoque hace que valga la pena convertirlo en una prioridad de nuestra vida.

© 2018 Harvard Business School Publishing Corp.Por Mike Erwin