ECONOMÍA

¿Qué trabajo puede ser mejor que la silla ejecutiva de American Express?

Desde que Kenneth I. Chenault anunció el otoño pasado que dejaría el puesto de director ejecutivo de American Express, ha estado respondiendo llamadas de empresas que quieren contratarlo.

Andrew Ross Sorkin

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No es nada sorprendente. Chenault es uno de los directores afroamericanos más prominentes en el mundo y el hombre que ayudó a que American Express atravesara la tragedia del 11 de septiembre y la crisis financiera. Cuando llegó el momento de elegir su siguiente acto, el destino le tenía preparada una gran variedad de opciones.


En las últimas dos semanas, anunció que sería parte de las juntas directivas de Facebook y Airbnb. Y durante las semanas pasadas, ha intentado mantener en secreto uno de sus planes futuros, tal vez el más importante de todos.

Un impacto en Silicon Valley

Los reclutadores ya pueden colgar sus teléfonos. Este martes 5 de febrero, anunciará que tiene un nuevo trabajo de tiempo completo. Chenault, un nombre que durante mucho tiempo fue sinónimo de Wall Street, pronto será un elemento esencial de Silicon Valley como capitalista de riesgo. Será el presidente y director general de General Catalyst Partners, una de las firmas de capital de riesgo más exitosas de las dos décadas pasadas, con participaciones en empresas como Airbnb, Snap, Stripe y Warby Parker.

La decisión de Chenault de zambullirse en el mundo de las empresas emergentes es una resolución que va más allá del ámbito empresarial: para él, es una oportunidad de tener un impacto mayor en Silicon Valley y su cultura de negocios.

Mientras evaluaba sus opciones, se convenció de que el mundo de las empresas emergentes de la industria tecnológica a menudo se ha quedado corto en cuanto a cumplir con los desafíos de la sociedad.

Mencionó que esta área es donde espera tener un impacto. Se puede considerar a Chenault el supervisor adulto que este sector necesita con urgencia.

“En mi opinión, lo que está pasando en el espacio digital es un ciclo de maduración y, como hemos visto, algunas personas lo manejarán bien y otras se estrellarán y arderán en llamas”, comentó sin decir nombres.

Por supuesto que podría estar hablando de una gran cantidad de empresas, como Uber, Google o Facebook; esta última se enfrenta a una revuelta de los consumidores y tal vez también de los reguladores por la manera en que las noticias falsas proliferan en el sitio.

Ni siquiera las firmas de capital de riesgo están exentas de estos problemas, como lo reveló el verano pasado mi colega Katie Benner mediante una crónica impactante del acoso sexual perpetrado por poderosos inversionistas.

“Las empresas se están percatando de su crecimiento y, con este, deben asumir mayores responsabilidades”, agregó. “Las empresas están en etapas diferentes de la aceptación de esta realidad, desde el punto de vista de la conciencia de sí mismas”.

Las capacidades gerenciales de Chenault podrían ser perfectas para el papel que General Catalyst necesita que ocupe.

Debido a que las empresas emergentes se mantienen privadas por más tiempo, las firmas de capital de riesgo se han dado cuenta de que necesitan a alguien que en verdad dirija las empresas en las que invierten, que piense más allá de las primeras etapas de crecimiento rápido —y de una venta rápida o una oferta pública inicial— y que les ayude a escalar en una década.

La filosofía Chenault

“El tiempo promedio para realizar ofertas públicas iniciales aumentó de forma drástica en la década pasada, de 4.9 años en 2006 a 8.3 en 2016”, de acuerdo con un informe de Pitchbook, una empresa de análisis de datos que monitorea transacciones. Airbnb ha sido privada durante 10 años; Uber, durante nueve.

La semana pasada, cuando Chenault se unió a la junta directiva de Airbnb, uno de los fundadores de la empresa, Brian Chesky, de quien Chenault fue mentor durante años, escribió una nota para los empleados en la que anunciaba el nombramiento. “Muchas empresas están diseñadas para ser finitas”, redactó Chesky.

Añadió que “las empresas finitas se enfocan en vencer a sus competidores y en tranquilizar intereses a corto plazo. Pero los negocios no son finitos. A diferencia de los deportes, no hay un reloj, así que no puede haber ganadores o perdedores: solo quedan la supervivencia y la innovación para resistir”.

Chenault cree que hay un valor real en hacer un intento por influir en las empresas emergentes a lo largo de su primer ciclo de vida, para que la paciencia y la previsión se incrusten en su ADN.

Sin embargo, en esta etapa de su carrera, cree que el capital de riesgo es el “vehículo” adecuado para intentar hacer una diferencia. Chenault espera ayudar a que las empresas no solo hagan planes a largo plazo, sino que reflexionen sobre su papel en la sociedad.

© The New York Times 2018

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