Economía

Los cuadernos <em>Moleskine</em> siguen seduciendo en la era digital

En la era de los teléfonos móviles y de las tabletas táctiles, la empresa italiana Moleskine sigue seduciendo al mundo con sus cuadernos, creando una comunidad de aficionados.

“Existe un fenómeno Moleskine” afirmó  Alessandro Brun, profesor de gestión de empresas de la Escuela Politécnica de Milán.

En los últimos siete años el grupo ha triplicado su facturación hasta alcanzar 128 millones en 2015, con ventas de 17 millones de libretas en todo el mundo.

Moleskine ha sabido convertir un “objeto extremadamente simple” en un producto de gama alta que transmite “un estilo de vida” y es también “un objeto histórico”, explica Brun.

Picasso, Van Gogh o Hemingway usaron este modelo de libreta de notas para sus creaciones.

Desde que en 1997 lanzó la marca, el editor milanés Modo & Modo, ahora propiedad de un grupo belga, apostó por resucitar este prestigioso pasado.

En su libro “Los trazos de la canción” (1987) el escritor viajero Bruce Chatwin explicaba cómo iba comprando todas las libretas Moleskine que encontraba,cuando supo que la papelería de Tours (Francia) que los fabricaba iba a cerrar.


Las Moleskine son fácilmente reconocibles por su tapa negra que recuerda la piel de topo (“moleskin” en inglés), sus ángulos redondeados y el elástico para cerrarlas, aunque la marca fabrica otras variantes.

Según Arrigo Berni, presidente de Moleskine, los adeptos de la libreta son “knowledge workers”, personas que tienen profesiones intelectuales como arquitectos, ingenieros o abogados.

“Nuestros clientes no se diferencian por su nivel de ingresos sino por su nivel de educación”, explicó.

En la era digital, el triunfo de una simple libreta puede parecer sorprendente, pero, según Berni, la experiencia física sigue teniendo una gran importancia.

“Los consumidores son a veces más atrevidos e inteligentes de lo que se imaginan los analistas financieros. No vivimos en un mundo en blanco y negro donde se opone lo analógico a lo digital”, asegura.

Experiencia complementaria

Igual que la vuelta del vinilo en pleno auge de la música digital, la libreta de papel supone una “experiencia complementaria” a los teléfonos inteligentes o a los ordenadores, asegura Berni.

Según él, en una encuesta con cuatro mil diseñadores de todo el mundo, el 65% afirmaron que para buscar nuevas ideas no hay nada mejor que una libreta y un lápiz.

Las ventas de libretas Moleskine han aumentado un 20% en un mercado global donde la papelería aumenta entre un 3 y un 4% por año, gracias al aumento del nivel de instrucción.

En los últimos años Moleskine se ha diversificado y ofrece también bolígrafos y accesorios, como bolsos. Además también abrió en 2015 dos cafés, uno en el aeropuerto de Ginebra y otro en Milán, concebidos como espacios de trabajo pero también de exposición y venta de productos.

Gracias a su éxito, Moleskine, con 431 empleados, acaba de ser comprada por el grupo belga D'Ieteren, especializado en los automóviles, que ya tiene el 95% de las acciones y aspira a tener el 100% en enero.

Según Berni, a pesar de que son sectores muy distintos, D'Ieteren tiene “una visión a largo plazo” de la marca.

Moleskine aspira a facturar 200 millones en 2018 y tiene como prioridades ampliar su red de tiendas (de las 80 actuales a 120 en 2018) y desarrollarse, en particular en Asia.

Desde el principio, las libretas se fabrican en China, un país “con una tradición milenaria en papelería”, explica Berni, que descarta por el momento producir en Italia.

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