Economía

Mercosur lejos aún de la libre circulación de bienes y personas 

El Mercosur, que este sábado llega a los 25 años de su fundación, está lejos todavía de los grandes objetivos que se planteó el bloque a lo largo de estos años y que tiene que ver con la libre circulación de personas y de bienes por el extenso territorio, de 15 millones de kilómetros cuadrados.   

El analista Carlos Castillos realiza este análisis donde refirió que en este cuarto de siglo no se pudo implementar un mecanismo concreto para facilitar la libre circulación de personas, aunque se habló de crear un pasaporte único del bloque y hasta se intentó introducir una matrícula vehicular común para todos los países miembros.

La integración social es otra de las materias pendientes, a pesar de los pronunciamientos sobre las intenciones de “garantizar la generación de empleo y el crecimiento económico”. El tema fue derivado a la Comisión de Coordinación de Ministros de Asuntos Sociales (CCMASM).

Los derechos culturales de los 295 millones de habitantes que viven en los países socios están garantizados sobre el papel, pero en la práctica hay problemas hasta para circular con un bien artístico entre un país y otro. Y menos se ha podido llegar a un acuerdo para regular un eventual sistema de comercio de bienes culturales.

Un avance en la integración cultural significó la incorporación de la lengua guaraní como idioma oficial, además del castellano y el portugués, un reconocimiento a la lengua de la gran mayoría de los habitantes de Paraguay, parte del norte argentino y del sur de Brasil.

En el campo de la ciencia hasta ahora solamente se ha acordado la implementación de un canal de diálogo intercientífico entre los sistemas de conocimientos tradicionales e indígenas y las ciencias modernas, respetando las visiones de los diferentes países.


En el terreno comercial, motivo principal de la creación del bloque, en 1991, también se presentan fisuras y, aunque crecieron los negocios internos, persisten las diferencias respecto del mecanismo de asociación con otros bloques y de las asimetrías de las economías.

Hace 20 años que el Mercosur intenta, sin éxito, firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea, y cuando no aparecen diferencias entre los bloques, principalmente por el proteccionismo, saltan obstáculos internos, muchas veces también como consecuencia de posiciones proteccionistas.

En cada una de las cumbres presidenciales, que se realizan semestralmente en los países socios por el sistema de rotación alfabética, se repite la necesidad de reactivar el bloque, al que todos consideran vital para la vida de los pueblos.
Pero los propios presidentes, más allá de su compromiso de mantener la sociedad regional, reconocen que “la consolidación de la Unión Aduanera requiere avanzar, entre otros aspectos, en la facilitación del comercio intrazona, la reducción de las asimetrías y la integración de las estructuras productivas” para fortalecer el modelo regional de desarrollo económico.

El Mercosur no tiene un camino definido para avanzar sostenidamente. En lo que parecen coincidir los actuales presidentes es en la necesidad de ser inteligentes, ingeniosos y comprometidos para ir construyendo “la mejor ruta”, como sugirió recientemente el nuevo presidente argentino, Mauricio Macri.

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