Economía

Responsabilidad Social Empresarial es ventana de oportunidad

Gran cantidad de empresas han adoptado la proyección social como un aporte adicional a la generación de empleos e inversión y aunque para los expertos ha significado un cambio en las comunidades, para otros la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) tiene enormes retos y oportunidades de cara a los grandes problemas del país.

En la actualidad, 103 empresas de 20 sectores mantienen activas prácticas de RSE, actividades que a la vez impactan en más de 160 mil familias. A pesar de eso, los involucrados en el ámbito dicen que esto es insuficiente para el número de empresas que existen en Guatemala y que podrían adoptar este modelo.

La iniciativa, la cual se ha pensado que es exclusiva de las grandes corporaciones, debido al capital que manejan, podría quedar desestimada, ya que el Centro para la Acción de la RSE en Guatemala (CentraRSE) ha decidido trabajar para que más empresas se sumen a estas iniciativas.

El planteamiento denominado Unidad Pyme (pequeña y mediana empresa) es la extensión que permitiría sumar más compañías de todos los tamaños, sectores y necesidades.

Hoy CentraRSE celebra el X Foro de Responsabilidad Social Empresarial.

• Genera valor compartido.

• Promueve la participación de más actores sociales.

• Se generan indicadores en donde existe un mayor impacto a largo plazo en el desarrollo de la comunidad.

• Enfatiza el rol transformacional de las empresas como agentes de cambio en sus sociedades.

• Implica la corresponsabilidad de todos en la solución de problemas nacionales.

• Mejora la competitividad.

• Abona por un desarrollo sostenible.

• Acerca a las empresas a las necesidades y requerimientos de sus grupos de interés y las lleva a convertirse en vecinos responsables.

• Establece puntos de encuentro entre sectores.

• Es una ventaja competitiva y elemento diferenciador en los mercados.

Según Janio Rosales, gerente de Incidencia Interinstitucional de CentraRSE, la práctica comenzó hace 15 años en el país, y aunque acepta que hay grandes retos, no se puede perder de vista que existen más de un millón de empresas registradas.

“Debemos incentivar el fomento de la RSE, al entender las dimensiones de las empresas, sus necesidades y la evolución propia del país, y que sin involucrar al sector público como catalizador y promotor de la RSE, hablar de una cultura socialmente responsable se hace limitado”, dijo Rosales.

Para Juan Carlos Zapata, director ejecutivo de la Fundación para el Desarrollo (Fundesa), el nivel de informalidad no ayuda en fomentar la RSE, aparte de que solo el 20% de la población económicamente activa tiene acceso a seguridad social porque está en la formalidad.

“Eso revela un indicador de que existen muchas empresas pequeñas, medianas y grandes que están lejos de cumplir la ley”, señaló.

Zapata enfatizó que no se puede hablar de un buen cumplimiento de la RSE en Guatemala si se observan pocas empresas comprometidas con una visión de largo plazo de país.

En ese sentido, Connie de Paiz, directora del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif), enfatizó que para pensar en una verdadera cultura de la RSE, el modelo debe ser inclusivo y participativo. Respecto de la iniciativa de participación de las Pymes, dijo que es una parte medular del fomento de la RSE.

Promover Legalidad

Varios sectores del país que participan en las prácticas de RSE opinan que a la par de estos programas se debe promover el cumplimiento de la ley, no solo por parte de las empresas, sino también del Estado y las comunidades.

• No existe una comprensión todavía del concepto de la RSE a nivel general.

• El Estado es muy débil para aplicar la ley en varios municipios, por lo que los esfuerzos de RSE pueden ser poco valorados.

• Existe mucha informalidad en el país, por lo que la RSE es más difícil de aplicar si ni siquiera se cumple con la ley.

• El impacto que pueda tener en comunidades con poca presencia del Estado hace que sea más difícil medir su impacto.

• Existe una reducida comprensión de lo que involucra la RSE, no es una moda, no es filantropía y no resuelve los problemas sociales por si solos.

• La RSE es vista como un gasto y no una inversión, algo accesorio de la empresa y no un elemento transversal de gestión.

Carla Caballeros, directora ejecutiva de la Cámara del Agro, comentó que el gran reto, como en otros aspectos, es que la mayoría de la actividad económica se desarrolla en la informalidad.

“Más del 75% está en ese sector, Cuando no se cumple con la ley, hay desorden, no se cumple ni con leyes tributarias ni laborales, ni ambientales, ni fiscales. Es un desorden, y una empresa así tiene limitadas oportunidades de crecer”, resaltó Caballeros.

Al igual que el sector agrícola, el de construcción orienta la RSE al tema de legalidad.

Paola Andrino, directora ejecutiva de la Cámara Guatemalteca de la Construcción (CGC), comentó que la base de la RSE se es la ética y el cumplimiento legal.

La ejecutiva refirió que de la mano del cumplimiento se deben revisar las condiciones de trabajo y la relación con los colaboradores y sus familias. Esto genera un gran cambio en el clima laboral, al lograr mayor eficiencia en los procesos.

Andrino considera que persiste el desconocimiento de lo que es la RSE y sus impactos, pero confía en que cada día más empresas la implementen porque se convencen de que es una herramienta esencial si se quiere subsistir.

“Las empresas que quieran existir en el futuro tendrán que asumir estas prácticas de RSE para poder ser contratadas. Las exigencias del mercado hacen que sea necesario cumplir con esos programas, lo que está generando un interés cada vez mayor sobre el tema”, aseguró.

Vivian Villegas, coordinadora de la Unidad de Gestión Ambiental de la Asociación Guatemalteca de Exportadores, explica que la RSE significa hacer negocios con base en principios y apegados a la ley; representa un compromiso real para contribuir al desarrollo económico, social y ambiental del país, que trasciende más allá de sus operaciones.

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