Gaultier se caracterizó por ser uno de los diseñadores que más se divertían en la moda y su despedida no podía ser de otra forma. En el teatro Chatelet en la ciudad parisina, abría su telón cuando un cortejo fúnebre era trasladado por un grupo de hombres musculosos, de los cuales el modista se reía de su propio funeral como diseñador.

La colección compuesta de ropa y tejidos reciclados, en los que incluyó retazos y prendas que rescató de sus armarios y las colecciones creadas a lo largo de medio siglo, son una mezcla del mestizaje de prendas, razas, géneros y personas, indicó su creador.

Los más de un mil 800 invitados entre los que destacaba la flor y nata de la industria de la moda, como sus colegas Nicolas Ghesquiere, Christian Lacroix o Dries Van Noten, aplaudieron de pie el espectáculo que formaron las 250 modelos de distintas edades, que mostraron la colección del maestro Jean Paul.

Este tipo de ovaciones no eran extrañas para el “chico rebelde”, como es conocido en esta industria, un sobrenombre que recibió desde su juventud cuando era asistente de Pierre Cardin, y que en 1,976 irrumpió en este mundo al fundar la suya.

La extravagancia, una moda sin límites ni prejuicios, pero sobre todo llena de creatividad, así fue la carrera del diseñador Jean Paul Gaultier, lo que le permitió hacer colaboraciones junto a Madonna, Laetitia Casta, Rossy de Palma, entre otros.

Gaultier también exploró en la creación de fragancias para la rama masculina, con la gama Le Male y en el lado femenino lo hizo con Classique y su última ocurrencia fue Scandal. “Me gustaría decirle a la gente que abran los ojos y encuentren la belleza en lo que normalmente no esperan”, expresó el maestro Jean Paul Gaultier.