En Chimaltenango, Erwin de la Cerda, oftalmólogo, comentó que sus clientes se lo solicitan todos los años.
“En el almanaque tratamos de brindar un mensaje de armonía y paz para esta época, y también mostramos los tipos de servicios, dirección y números de teléfono”.
Marco Antonio Martínez, comerciante, expresó que con el paso de los años se ha dado cuenta de que los almanaques que más gustan a las personas son los que tienen estampas folclóricas, paisajes, centros turísticos, animales, y textos religiosos, aunque esto depende de las edades de los consumidores, ya que algunos jóvenes solicitan estampas de carros, motos y modelos femeninas.
Marcos Cáceres, consumidor, subrayó que el calendario es indispensable en los hogares, ya que es muy útil para identificar los días y fechas de los nacimientos de niños, utilizarlos para buscar el nombre del santo o patrono del día del nacimiento o las fechas lunares, que son importantes para las comadronas, entre otros usos, expuso.
Hilda Marroquín, otra consumidora, indicó que es importante tener un calendario en casa, ya que sirve como agenda, pues en este se marcan las actividades a efectuarse.
Cristina García, propietaria de la boutique Novias Cristal, en la cabecera de Quetzaltenango, cada año obsequia a sus clientes un calendario, porque considera que es una forma de publicitar su negocio todo el año en la casa de sus clientes.
En San Benito, Petén, Flor Vitzil, propietaria de la imprenta Ermita, expuso que el valor del almanaque no es lo económico, sino la muestra de cariño y aprecio hacia la clientela.
En la cabecera de Retalhuleu, Claudia Monzón, propietaria del servicio de cable de la localidad, señaló que este año regalará tres mil calendarios, pues sus clientes ya están acostumbrados a recibirlos.
Mario Tumín, vecino de Sula, Retalhuleu, argumentó: “Una de las historias que se cuentan sobre la costumbre de imprimir calendarios tiene su origen en el siglo XIX, cuando una familia alemana horneó un panqué que dividió en 24 pedazos, para que su hijo comiera uno diario hasta el día de Navidad. Más tarde, en 1908, el muchacho, que era copropietario de una imprenta, decidió seguir la costumbre familiar, e imprimió la primera versión del ‘calendario de Navidad’, que tenía 24 ilustraciones con motivos navideños, el cual evolucionó con el paso de los años”, narró.