“De esa cifra, 3,2 millones están en Honduras, lo que significa que una tercera parte del país -que roza los 10 millones de habitantes- necesita ahora asistencia humanitaria para comida, agua, saneamiento y educación para niños en lo más básico“, enfatizó Egeland, quien el domingo concluirá una visita de una semana que lo ha llevado por varias regiones hondureñas.
Hay que darle posibilidades a la gente
Pese a los múltiples problemas sociales que sufren los países del norte de Centroamérica, el titular del CNR considera que en el caso de Honduras, “sí se pueden cambiar las cosas”.
“Este es mi mensaje al mundo y a Honduras, claro que se puede dar enseñanza a todos los que la necesitan, además de empleo en estos países que tienen recursos naturales, dándole posibilidades a la gente, también protección a las familias”, subrayó.
Egeland señaló que también es posible frenar la violencia generalizada que se vive en los tres países, y que su visita a Honduras ha sido para ver in situ “una crisis que está en tamaño parecido a muchos conflictos armados del mundo”.
Añadió que hay millones de personas en Honduras, El Salvador y Guatemala que están en una crisis profunda, que necesitan asistencia humanitaria para sobrevivir los efectos de la crisis climática, con huracanes cada vez más fuertes y una violencia generalizada que obligan a muchas familias a huir, porque temen por su vida.
“También hay pobreza y una desesperanza que además fuerzan a los jóvenes a quedar fuera de la escuela, del empleo, que están con el fin de irse al norte (en su mayoría a Estados Unidos) para descubrir una esperanza que han perdido aquí”, enfatizó el alto cargo del CNR.
Egeland, que conoce Centroamérica desde 1973, esta vez solamente vino a Honduras, donde ha escuchado la historia de muchos nacionales y constatado que están huyendo porque temen por su vida, son amenazados por “hombres muy bien armados que vienen por niños que quieren reclutar o por madres de otros que los están extorsionando”.
La extorsión en Honduras se ha vuelto un millonario negocio en los últimos 30 años, actividad que las autoridades atribuyen en mayor medida a las pandillas, conocidas como “maras”, de las que la 13 y la 18 son las más violentas.
El secretario general del CNR dijo que en el norte de Honduras estuvo en un colegio de La Lima, el “Patria”, que después de haber tenido más de 5 mil estudiantes hasta hace unos pocos años, su matrícula ha bajado a 1 mil 300.
Esa caída de la matrícula, según indicó Egeland, ha obedecido a que muchos se fueron con sus familias o solos “al norte”, por la violencia, los huracanes y la pobreza.
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Se busca asilo para familias en peligro
Agregó que conoció de uno de los maestros el caso de seis estudiantes que “ahora están camino al norte” (Estados Unidos) y de muchos niños que “no están estudiando por las maras”.
“Es una crisis profunda en esta sociedad”, indicó Egeland, quien aboga porque en la región centroamericana se revierta “la desesperanza por la esperanza” y que haya una gran inversión en “educación de alta calidad, empleo y protección”.
En su opinión, las familias que son víctimas de la violencia de las maras, deben tener protección y haber recursos para asistirlas.
“Ahora tenemos muchas familias que están viviendo escondidas de los hombres violentos y les estamos buscando asilo en otro lugar, algunos que fueron varias veces al norte informalmente buscando asilo en Norteamérica fueron rechazados y deportados, pero ahora están a punto de tener asilo en los Estados Unidos”, acotó.
Antes de viajar este sábado a Danlí, en el oriente de Honduras, uno de los nuevos puntos en tránsito de miles de inmigrantes latinos, asiáticos y europeos, Egeland se reunió con funcionarios del Gobierno que preside Xiomara Castro, a través de una mesa redonda organizada por las Naciones Unidas.
Egeland expresó su satisfacción por algunas nuevas leyes a favor de los inmigrantes que cruzan por Honduras, y en lo que respecta a la crisis humanitaria que viven los países del norte de Centroamérica, señaló que la comunidad internacional debe contribuir viniendo a invertir a esta región.
“Tengo la pregunta dónde está Europa, dónde están los países petroleros árabes, dónde están los países industriales asiáticos, aquí la región necesita su solidaridad”, apostilló.