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Opinión: La producción sostenible es un imperativo empresarial global

Si queremos tener un futuro próspero para nuestros hijos y nietos, es nuestra obligación cuidar el planeta y la sociedad, desde todos los ámbitos en que nos desempeñamos.

El café es uno de los granos producidos en Guatemala que deben ser parte del Pacto Verde a partir del 2025. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

El café es uno de los granos producidos en Guatemala que deben ser parte del Pacto Verde a partir del 2025. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

El desarrollo sostenible, es aquel que permite satisfacer las necesidades de las presentes generaciones sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades; en las 3 dimensiones del desarrollo: la económica, la social y la ambiental. Bajando este concepto a la sostenibilidad empresarial, es aquella donde los modelos de negocios integran la gestión económica, social y ambiental en el día a día del negocio, atendiendo las expectativas de los grupos de interés de la empresa, con el objetivo de crear valor en el largo plazo.

El rol que juegan las empresas en el desarrollo sostenible es crucial, no solo porque están tomando recursos de la naturaleza para producir (y como dicen por allí, sin planeta no hay negocio), sino también porque sus clientes cada vez más se lo están pidiendo, especialmente en un sector como el exportador que involucra mercados exigentes, donde estos temas son muy relevantes.

En la búsqueda de un futuro más próspero, la transición hacia una producción sostenible es fundamental y un desafío muy grande, que no puede ser ignorado ni postergado. Las empresas deben asumir su responsabilidad y liderar el camino hacia el desarrollo sostenible.

A nivel global, el cambio climático (independientemente de las discusiones acerca de su origen) es uno de los temas más relevantes de la agenda global por el impacto que causa en los ecosistemas, la salud de las personas y la producción. Para Guatemala debe ser aún más relevante, pues de acuerdo con el índice de Vulnerabilidad Climática, nuestro país ocupa el puesto 16 a nivel mundial; a pesar de que su contribución a la emisión total de gases de efecto invernadero es mínima (cerca al 1%).

La crisis climática nos recuerda la urgencia de actuar con determinación y audacia, buscando políticas, acciones y estrategias de adaptación que eviten pérdidas irreparables. Los países emisores por su parte, se han comprometido a tomar medidas drásticas para contribuir a la reducción de los gases de efecto invernadero y contribuir activamente a la mitigación del cambio climático.

En el plano empresarial, la producción sostenible conlleva retos en el replanteamiento de los procesos (desde el diseño de los productos, pasando por la adquisición de materias primas, hasta su distribución), lo que implica adoptar prácticas más eficientes, innovadoras y respetuosas con el medio ambiente. Esto incluye acciones como la búsqueda de la eficiencia energética y el uso racional del agua, la reducción y manejo adecuado de los residuos adoptando una economía circular, eficiencia en la logística y distribución, entre otras.

A nivel mundial, la Unión Europea (UE) está liderando estos esfuerzos y se ha planteado una estrategia para su transición ecológica, con el objetivo de convertirse en la primera región carbono neutral en el 2050 (estrategia conocida como Pacto Verde). Este objetivo, que es muy ambicioso, involucra un enfoque holístico que aborda todas las fuentes de emisiones de carbono, tanto directas como indirectas, incluyendo acciones para reducir las emisiones (o compensarlas) entre ellas: la reforestación, la captura y almacenamiento de carbono y la implementación de tecnologías limpias.

El Pacto Verde establece políticas y marcos regulatorios para alcanzar el objetivo de neutralidad en la UE que no solo aplican a las empresas europeas, sino que tienen impacto en sus cadenas globales de suministro de las cuales los exportadores guatemaltecos también son parte.  Una de las normativas que tendrán un efecto inmediato en las exportaciones de Guatemala es el “Reglamento Relativo a la Comercialización en el mercado de la Unión y a la exportación desde la Unión de determinadas materias primas y productos asociados a la deforestación y la degradación forestal”, conocido como EUDR por sus siglas en inglés.

El EUDR requerirá que productos como el café, el aceite de palma, la madera y el cacao (y sus derivados), demuestren que no han sido producidos implicando la deforestación de los bosques en los países de producción (del 2020 en adelante), además de haber cumplido con todas las leyes laborales, comerciales y ambientales que le aplican.  Este reglamento, que entra en operación a finales de este año, implica retos importantes para los exportadores guatemaltecos, pues tendrán que geo-referenciar sus parcelas productivas para asegurar la trazabilidad y hacer análisis de riesgo que permitan respaldar las declaraciones de Debida Diligencia que les exige la ley a sus compradores en Europa.

En conclusión, la producción sostenible y la neutralidad de carbono son elementos considerados esenciales para construir un futuro más sostenible, también exigirá que las empresas asuman su responsabilidad y demuestren su compromiso con la protección del medio ambiente y el bienestar de las generaciones futuras. Las empresas que lo comprendan más temprano, podrán transformar los desafíos en oportunidades y sacarle ventaja a sus competidores.

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