Ramón Parellada, director del CEES, propuso reducir el techo presupuestario de Q72 mil 429.9 millones a Q66 mil 293.4 millones.
Para lograrlo el CEES sugiere recortar entre 10 y 25 por ciento a los ministerios de Economía, Agricultura, Defensa, Ambiente, Comunicaciones y a varias secretarías; en el caso de la cartera de Desarrollo Social el recorte sugerido es de 60 por ciento, hasta llegar a su eliminación. El reajuste se plantea con base en la ejecución anual , y pidió eliminar el programa de entrega de fertilizantes.
En el caso del CES, Gustavo Porras explicó que aún no tienen una propuesta detallada, pero indicó que se pueden redireccionar unos Q10 mil millones de créditos no ejecutados.
Además rechazó y calificó de demagógica la propuesta de que el presupuesto del 2016 sea de Q54 mil 500 millones, como lo propuso Libertad Democrática Renovada (Líder), por considerar que el país tiene muchas necesidades que cubre el Estado.
Wálter Menchú, del CIEN, propuso hacer una revisión de las plazas, en especial las del renglón 189, que sirven para supuestos estudios técnicos, porque “no se ven resultados efectivos”.
Leonardo Camey, presidente de la Comisión de Finanzas y diputado de Líder, dijo que los recortes podrían servir para redireccionar recursos al área social.
Mesas técnicas
Álvaro González, secretario de la Comisión de Finanzas, explicó que establecerán mesas de trabajo para analizar “renglón por renglón”.
Según Camey, se contará con el acompañamiento de las autoridades del Ministerio de Finanzas, para “no cometer errores”. Dijo que pretenden entregar el proyecto a más tardar el 15 de noviembre, pues tienen hasta el 30 para aprobarlo.
No participarán
Jonathan Menkos, economista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, dijo que no participarán en el análisis, a menos que lo hagan todos los bloques legislativos y que se garantice el acceso a la documentación e información de respaldo, como los planes operativos o el análisis técnico que sustenta la distribución del listado geográfico de obras, el cual ha sido cuestionado por haber sido una fuente de clientelismo y manejo discrecional del gasto.
