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1983: asesinan a fray Augusto Ramírez Monasterio

Lo que pareció el crimen contra un supuesto detective de una empresa privada de seguridad realmente fue el asesinato de fray Augusto Ramírez Monasterio, cometido el 7 de noviembre de 1983.

Portada del 9/11/1983, con la muerte de fray Augusto Ramírez Monasterio. (Foto: Hemeroteca PL)

Portada del 9/11/1983, con la muerte de fray Augusto Ramírez Monasterio. (Foto: Hemeroteca PL)

Prensa Libre publicó el 8 de noviembre de ese año una nota roja sobre un ataque contra el supuesto investigador. El hecho ocurrió en el Anillo Periférico, zona 3, cerca del puente El Incienso. Según afirmaron testigos, un grupo armado habría intentado atacar un autopatrulla de la Policía Nacional (PN). Sus ocupantes repelieron el ataque, y las balas habrían impactado en dos transeúntes; uno de ellos había muerto.

El herido fue identificado como Eleodoro Andrés López, quien pertenecía a una empresa particular de seguridad. El otro sujeto no portaba documentos de identificación, por lo que fue llevado a la morgue de La Verbena como “XX”.

La nota indicaba en el párrafo final: “Los bomberos municipales esperaban anoche la llegada del juez de paz de turno para que practicara las diligencias de rigor y ver si era posible identificar a la víctima. Esta vestía una camisa beige, pantalón y chompa del mismo color, calcetines cafés. Era un poco calvo y tenía aproximadamente 46 años”. Uno de los misterios fue que los zapatos no aparecieron por ningún lado.

Las versiones de los testigos eran contradictorias y difusas, porque nadie había visto el autopatrulla atacado. Otra versión fue que los dos sujetos habían discutido. Ninguna de las versiones resultó ser cierta.

Era fray Augusto

El 9 de noviembre, Prensa Libre publicó en portada la muerte violenta de Ramírez Monasterio, un sacerdote querido y respetado en la comunidad franciscana y en Antigua Guatemala, donde tenía a su cargo el templo de San Francisco El Grande. Nació el 5 de noviembre de 1937 y fue secuestrado y asesinado el 7 de noviembre de 1983.

“Como el padre Augusto Rafael Ramírez Monasterio, de 46 años, miembro de la Orden Franciscana, superior general de la iglesia de San Francisco de la Antigua Guatemala y presidente del Comité del Hermano Pedro, fue identificado el cadáver localizado antenoche en el anillo Periférico, cerca del puente Martín Prado Vélez, zona 3”, indicó la nota de ese día.

“El cuerpo, con lesiones y balazos, del sacerdote, quien a su vez era consejero de la Orden Franciscana en Centroamérica, fue reconocido ayer después del mediodía por un sobrino suyo, en la morgue de La Verbena, a donde había sido llevado antenoche y estuvo a punto de ser enterrado como XX, por falta de documentación”, se resaltó. Estos hallazgos dieron pauta para pensar que el sacerdote había sido torturado antes de morir, y que probablemente esa era la causa por la cual estaba descalzo al momento de ser localizado.

El religioso había cumplido años el 5 de noviembre, y estaba en la capital porque había recibido en el aeropuerto La Aurora a otro miembro de la orden. En esos días había planificado viajar a El Salvador en vías de descanso.

El cadáver del padre Ramírez Monasterio fue velado el 8 de noviembre en Funerales Reforma de la zona 9, de donde salió el cortejo hacia Antigua Guatemala, donde luego de oficiada una misa de cuerpo presente fue sepultado en la propia iglesia de San Francisco El Grande, la cual dirigió por cinco años.

Versión policial

El 10 de noviembre, la PN envió a los medios un comunicado con la que, suponía, era la versión oficial del hecho. Según se supo, Ramírez Monasterio había sido secuestrado y luego lanzado en el Anillo Periférico. Según la PN, el vehículo en el cual era llevado el religioso había sido abandonado el 9 de noviembre en un sector de Mixco.

El texto de la PN decía: “De acuerdo a las informaciones de la dotación policial, los investigadores iniciaron de inmediato las pesquisas para esclarecer estos sucesos, lo que ha dado como resultado hasta el momento la localización del vehículo donde viajaban los atacantes de la unidad policial, encontrándose abandonado a eso de las 17:30 horas del día de ayer en el sector “A”, entrada a la colonia El Campanero de Ciudad San Cristóbal, municipio de Mixco.

“El vehículo es marca Toyota, tipo pick-up, placas P-45626, color amarillo, perteneciente a los señores Pedro Pineda García y Serafín Hernández Marcos, con residencia en la Iglesia San Francisco El Grande de Antigua Guatemala, orden a la cual pertenecía el sacerdote Ramírez Monasterio. El vehículo presenta impacto de bala en la portezuela lado derecho, windshil delantero y trasero destruidos”.
“La Policía Nacional no descarta la posibilidad de que cuando los tripulantes del pick-up se encontraron casualmente con la unidad policial, llevaban al padre Augusto Ramírez Monasterio, secuestrado o sin vida, dadas las características que presentaba su cadáver, el hecho de que haya sido localizado en la ruta ole escape y momentos después de la persecución de los delincuentes; y que dichos individuos ante la inesperada presencia policíaca no les quedó más alternativa que evadir por cualquier medio la posibilidad de ser descubiertos y capturados, situación que dio lugar
a la acción de atacar a los elementos policíacos, y que en su precipitada fuga, lanzaron el cadáver del sacerdote en el lugar donde fue localizado. Esta posibilidad se refuerza por la forma de actuar de los atacantes. “Ante estas acciones criminales, la Policía Nacional agotará los recursos a su alcance para el esclarecimiento de hechos como el presente”.

El entonces jefe de Estado, Óscar Humberto Mejía Víctores, también lamentó el asesinato del sacerdote y condenó el hecho, que incluyó dentro de la ola delincuencial común. También la hipótesis de Mejía resultó contradictoria.

Postura de la Iglesia

La Secretaría de Relaciones públicas del Arzobispado de Guatemala se manifestó el 8 de noviembre de ese año mediante un comunicado de prensa.
El documento indicaba:
La Venerable Curia Eclesiástica y la Orden Franciscana con profundo pesar comunican al pueblo de Guatemala el asesinato del Padre Augusto Ramírez Monasterio, Superior y Párroco de San Francisco El Grande en Antigua Guatemala.
Este incalificable hecho cometido contra un sacerdote ejemplar viene a sumarse a la serie de atentados contra la Iglesia Católica, denunciados reiteradamente por nuestros pastores.
El Arzobispado de Guatemala recuerda que todo aquel que atente contra una persona sagrada está excomulgado. Monseñor José Ramiro Pellecer, Vicario Capitular, ha sido informado en Roma de este crimen y expresó su profunda indignación y pesar; a la vez que pidió a las autoridades militares el pronto esclarecimiento de este hecho.
– Guatemala de la Asunción, 8 de noviembre de 1983.

La Iglesia, que también sufrió el embate del conflicto armado interno, lamentó en esa ocasión la muerte de Ramírez Monasterio, a quien consideró, por la forma de su muerte, como un mártir.

Pesar generalizado

La noticia del secuestro y muerte de Ramírez Monasterio cayó como balde agua fría sobre la sociedad, especialmente el pueblo antigüeño y la comunidad franciscana.

Fray Ignacio Ramírez , delegado general de los franciscanos ese año, lamentó profundamente la muerte de Ramírez Monasterio, a quien consideraba un gran elemento dentro de la congregación.  Fray Ignacio dijo en esa oportunidad que Ramírez Monasterio había sido amenazado y detenido por la Policía en junio de ese año, pero que la investigación al respecto nunca había prosperado.

Años más tarde, familiares y amigos revelaron que le habían quemado con cigarrillos las manos y los pies, para que revela información de un presunto guerrillero. Ramírez Monasterio no habría traicionado el secreto de confesión y por eso era perseguido y asediado.

Sepelio

Las exequias de Ramírez Monasterio fueron todo un acontecimiento el 9 de noviembre de ese año. San Francisco El Grande no fue suficiente para albergar a miles de dolientes de todas parte del país. En los funerales había seglares, religiosos, asociaciones y extranjeros que lloraron con desconsuelo la pérdida de un pastor.

La estudiantina de San Francisco, la cual había fundado, también amenizó la misa de cuerpo presente. Luego, sus restos fueron inhumados en el interior del templo, muy cerca de donde entonces se encontraba la tumba del Hermano Pedro de San José de Betancourt.
Pronto, miles de personas empezaron a reconocer y difundir la santidad de Ramírez Monasterio, a quien exaltaban como un mártir de la fe, el silencio y la caridad.

Trascendió después que había sido secuestrado, torturado y aniquilado por no revelar un secreto de confesión. Años más tarde, cuando fueron abiertos los Archivos de la PN, se descubrió que había sido investigado y vigilado desde esa institución. Como muchos crímenes contra religiosos durante el conflicto armado interno, la muerte del padre Monasterio quedó en la impunidad.

Beatificación

La causa de canonización de Ramírez Monasterio fue presentada el 17 de mayo de 2006 al extinto Rodolfo cardenal Quezada Toruño, para ser elevada a Roma. Junto a la de Ramírez figuran también están la de Sor Cecilia Charrín y el médico Ernesto Cofiño.

Ramírez Monasterio era superior de San Francisco El Grande, en Antigua Guatemala, cuando el Gobierno, en 1983, declaró amnistía para todo aquel que estuviera involucrado en la guerrilla.

A Ramírez le agradaba trabajar con los jóvenes, a quienes les dedicaba tiempo, destacó fray Damián Muratori, entonces párroco de ese templo. Fue aquí donde fundó el grupo juvenil Mojufra. También participaba constantemente en programas de radio y trabajó sin descanso en el proceso de beatificación del Hermano Pedro de Betancourt.

El libro Semblanza del mártir de la caridad relata que un campesino se acercó al padre para que lo ayudara con lo de la amnistía. Ramírez lo acompañó en todos los trámites, pero un día empezó a ser perseguido.

Fue retenido, una primera vez, en la estación policial y en la zona militar de Chimaltenango, pero esto no lo intimidó. Siguió con su labor, pese a que también recibía amenazas. Cinco meses después, el 7 de noviembre de ese año, fue encontrado muerto con señales de tortura. Tenía 46 años. “Sus muñecas estaban lastimadas, estuvo colgado toda la noche, con varias costillas fisuradas”,  recordó Muratori.  Ramírez no perteneció a ninguno de los bandos de la guerra. Se dedicó a ayudar a personas que lo buscaban.

El haber sido asesinado en la época del conflicto armado interno de Guatemala sería la causa para buscar su beatificación, por ser considerado un mártir.

El informe con los datos de fray Augusto ya está listo y se ha solicitado abrir lacausa para su beatificación. En este caso no es necesaria la comprobación de un milagro, porque los mártires siguen un camino diferente a otros candidatos a la santidad. “No se investiga a profundidad la vida, porque quien dio su vida lo dio todo”, dijo Muratori. Eso sí, el proceso para que el Vaticano lo apruebe puede llevar años.

Testimonio familiar sobre muerte de fray Augusto Ramírez Monasterio (Video: tomado de Youtube)

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