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La sorprendente historia de cómo una novela romántica fue el origen de la migración de japoneses a Colombia

Los hermosos paisajes donde María y Efraín vivieron su romance cambiaron la vida del joven estudiante de idiomas Yuzo Takeshima.

Las primeras colonias agrícolas de Japón se instalaron entre 1929 y 1935. COTESÍA FCE

Las primeras colonias agrícolas de Japón se instalaron entre 1929 y 1935. COTESÍA FCE

Las descripciones realizadas por Jorge Isaacs en su clásica novela “María” (1867) de la hacienda El Paraíso y sus alrededores, en pleno Valle del Cauca, cautivaron tanto la curiosidad de este japonés que lo llevaron a convertirse en el gran impulsor de la primera colonia nipona en territorio colombiano en la década de 1920.

Asentamiento que, además, se instaló muy cerca de los sitios donde se desarrolla la romántica historia contada por Isaacs, considerado uno de los más importantes escritores colombianos en el siglo XIX.

Suena difícil de creer, pero la trama de esa novela fascinó tanto a Takeshima, y adquirió tal relevancia para los migrantes japoneses que comenzaron a llegar a Colombia desde entonces, que la hacienda El Paraíso se convirtió en una especie de punto de peregrinación para ellos.

La novela

Es un completo misterio cómo llegó un ejemplar de “María” a la Escuela de Idiomas Extranjeros de Tokio, donde Yuzo Takeshima aprendía portugués y español.

Para la escritora y antropóloga colombiana Inés Sanmiguel se trata de un “hecho extraordinario” por todo lo que provocaría después.

“Takeshima lee la novela, le interesa muchísimo y queda fascinado con la descripción del Valle del Cauca”, relata a BBC Mundo la investigadora, quien publicó hace unos días el libro “En pos de El Dorado: inmigración japonesa a Colombia”, una exhaustiva reconstrucción histórica del arribo de los migrantes nipones a ese país.

Sanmiguel cuenta que, al poco tiempo de leer “María”, el estudiante de idiomas logró convencer a cuatro jóvenes japoneses para ser los primeros en embarcarse en busca de la hacienda El Paraíso y los idílicos paisajes del Valle del Cauca. Era 1923.

Algunos historiadores señalan que Takeshima tradujo la novela de Isaacs al japonés para convencer al grupo.

No conforme con eso, unos años después, como parte del Ministerio de Relaciones Exteriores de su país, se propuso persuadir a su gobierno de instalar una colonia agrícola en suelo colombiano, tal y como ya se hacía en Brasil.

“Él vino (a Colombia) con el cónsul japonés de Panamá y un técnico agrícola en 1927. Prepararon para el Ministerio de Gobierno de Japón dos informes. Viajaron por el país, pero Takeshima estaba obsesionado con que la zona más interesante era el Valle del Cauca“, indica Sanmiguel.

Los reportes que llegarían a Tokio no solo recomendaban que la colonia se asiente en esa zona, sino que incluye menciones al libro de Isaacs.

Sanmiguel señala que esos documentos, que están disponibles en la actualidad en una de las bibliotecas de Tokio, “describen al Amazonas, la Costa Atlántica, los Sandanderes, pero recomiendan la región del Valle del Cauca y hablan de la novela 'María'”.

“Así convenció al gobierno y por eso realmente la novela es muy importante para el establecimiento de la colonia agrícola en Colombia. Todo gracias al señor Takeshima“, concluye la investigadora.

Sanmiguel añade, sin embargo, que también fue relevante la información que se recolectó sobre la zona para decidir donde hacer el asentamiento.

No se sabe si es casualidad o una referencia al libro de Isaacs, pero la campaña para que las familias japonesas opten por emprender el largo viaje se hizo con este eslogan: “Si hay un paraíso en este mundo, entonces es Colombia”.

La travesía

Japón, sobre finales de la década de 1920, atravesaba serios problemas económicos y su plan de colonias agrícolas en América le servía para aliviar a sus finanzas y también a su gente.

Sin embargo, pese a las precarias condiciones que se atravesaban en el país asiático, no fue nada fácil convencer a los japoneses de mudarse para un lugar del que no se sabía prácticamente nada.

Brasil y Paraguay resultaban, en ese entonces, destinos más atractivos para los nipones.

Finalmente, entre 1929 y 1935, 24 familias de agricultores emigraron a Colombia y se instalaron en los terrenos que había conseguido Takeshima con la ayuda de otras autoridades de ese país.

Así nació la colonia de El Jagual, en el municipio de Corinto del departamento de Cauca, muy cerca de El Cerrito, la población en el suroeste de Colombia donde se desarrolla la historia de “María”.

Antes de este puñado de familias, pocos japoneses habían pasado por Colombia, la mayoría de ellos jóvenes en busca de aventura y viajar por América.

El aporte de la colonia El Jagual a la producción en la región, según Inés Sanmiguel, es casi inmediato.

“A pesar de que cuando ellos llegaron a Colombia todavía no se había mecanizado la agricultura en todo Japón, tenían experiencia. Comenzaron a usar maquinaria pesada e introdujeron la mecanización de la agricultura. Uno de los primeros inmigrantes sabía manejar tractores y fue algo así como el maestro de toda la colonia. Ellos cambiaron las prácticas de agricultura en el suroeste de Colombia“, relata la investigadora.

La guerra

Si bien el relacionamiento con los colombianos todavía era dificultoso en los primeros años, las colonias que de a poco se multiplicaban comenzaron a generar buenos resultados.

Los japoneses no solo producían para el mercado colombiano, sino que llegaban a enviar alimentos a su país.

Sin embargo, algo cambió todo de la noche a la mañana: el ataque instruido por Tokio a la base estadounidense de Pearl Harbor.

Colombia era aliado estadounidense y tenía el compromiso de tomar acciones contra los enemigos de guerra como lo era Japón.

Washington tenía particular interés en controlar a la población nipona en este país sudamericano por la cercanía de las costas colombianas con el Canal de Panamá, que en ese entonces estaba bajo su control.

Por ello algunos de los japoneses fueron llevados a un campo de concentración y diplomáticos del país asiático fueron devueltos a Japón.

Yuso Takeshida fue uno de los enviados al campo de Fusagasugá, junto a cientos de japoneses y alemanes.

Finalizada la guerra, fue liberado. Murió en la década del 70 en los llanos orientales colombianos.

El Paraíso

El escenario de una de las máximas novelas del romanticismo latinoamericano es, a la vez, el “cordón umbilical” de la migración japonesa en Colombia.

Así describe Sanmiguel a este lugar que hasta hoy es punto de peregrinación para los japoneses o descendientes de japoneses que se encuentran en Colombia y que ahora suman miles.

“La hacienda El Paraíso es para ellos un punto de conexión entre los inmigrantes. Tal vez muchos no leyeron la novela, pero es cierto que el lugar es importante para ellos. Al menos una vez en su vida es importante para ellos hacer la visita“, afirma la experta.

La comunidad nipona en Colombia ha sido reconocida numerosas veces por autoridades locales por sus aportes a la agricultura y producción de alimentos.

De hecho, algunos de los descendientes de los primeros cuatro jóvenes viajeros a los que convenció Takeshida todavía viven en Colombia y tienen prósperos negocios, grandes familias y propiedades.

Algo que tal vez nunca habría pasado de no ser por ese libro que descubrieron hace 95 años.

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