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Pena de muerte en Estados Unidos: inyección letal experimental y otras dos cosas que hacen inusual la ejecución del supremacista blanco Mark James Asay en Florida

Mark James Asay, condenado a pena de muerte por dos asesinatos perpetrados en 1987, recibió este jueves una inyección letal en el condado de Duval, en el norte de Florida.

Mark James Asay será el 93º ejecutado tras ser condenado a pena de muerte en el estado de Florida. REUTERS

Mark James Asay será el 93º ejecutado tras ser condenado a pena de muerte en el estado de Florida. REUTERS

La primera de sus víctimas, Robert Lee Booker, era de raza negra. La segunda, Robert McDowell, vestía ropa de mujer y había acordado ofrecerle servicios sexuales, según el expediente del caso.

Y aunque más de 1.400 personas fueron ejecutadas en Estados Unidos desde 1976, la de Asay supone un punto de inflexión en la historia de la pena capital en el país por diversos motivos.

1. Primera ejecución de un blanco por asesinar a un negro en Florida

Desde que Florida reinstauró la pena de muerte en 1976, 92 personas fueron ejecutadas tras ser condenadas a pena de muerte.

Pero el de este jueves es el primer caso en el estado de alguien de raza blanca ejecutado por asesinar a una persona negra.

Asay, antiguo miembro de un grupo supremacista y tatuado con una esvástica, dedicó insultos racistas a la primera de sus víctimas en la noche del homicidio.

“Debes demostrarle a un negro quién es el jefe“, dijo tras dispararle.

La ejecución de Asay reabre el debate sobre la disparidad racial entre los casos en los que se aplica la sentencia de la pena de muerte.

En todo Estados Unidos, y según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte, 20 personas blancas fueron ejecutadas por asesinar personas negras desde 1976. Frente a este dato, 288 negros (un 1.340% más) fueron ejecutados por el homicidio de blancos.

Según los últimos datos publicados por el FBI, en el año 2015 se registraron 229 asesinatos interraciales con blancos como autores frente a 500 protagonizados por personas negras. Es decir, un 118% más.

“Aún hace más llamativo este caso la brecha de disparidad que existe entre blancos y negros. Quién recibe la pena de muerte y quién es exonerado“, dijo al diario Miami Herald la presidenta de la Conferencia Estatal de Florida NAACP -opositora de la pena capital-, Adora Obi Nweze.

2. Inyección letal nunca antes utilizada en Estados Unidos

Asay recibió la inyección letal de una combinación de tres fármacos -etomidato, bromuro de rocuronio y acetato de potasio- que nunca fue probada en el país.

Expertos médicos cuestionaron sus efectos desconocidos y la posibilidad de que Asay pudiera agonizar durante su ejecución.

“El cambio más importante es la adopción del etomidato como el primer fármaco del protocolo. Nunca se utilizó antes en una ejecución y el Departamento de Prisiones de Florida no facilitó ninguna información sobre por qué eligió este fármaco y su dosis“, dijo Jennifer Moreno, experta en inyecciones letales como método de pena de muerte de la Escuela de Derecho de Berkley en la Universidad de California.

Consultada por BBC Mundo, Moreno aseguró que se desconoce si el etomidato es seguro, efectivo y funcionará como se espera. “Si el primer fármaco no mantiene la anestesia suficientemente, el preso corre un gran riesgo de sufrir los efectos del segundo y tercer fármaco”.

“El estado insiste en paralizar al preso durante la ejecución, por lo que podemos no conocer nunca los posibles problemas con el medicamento. En un momento en que se opta por usar fármacos nuevos y no probados, se debe exigir una mayor transparencia, no menos“, aseguró.

3. Primera ejecución tras 18 meses de inactividad

La de Asay es la primera ejecución en Florida desde que, hace 18 meses, la Corte Suprema del Estado decidiera paralizarlas mientras revisaba la constitucionalidad de las sentencias.

En el momento de la condena de Asay, sólo eran necesarios 7 de los 12 votos del jurado a favor de la pena de muerte. El condenado recibió 9 durante su juicio.

Pero la Corte Suprema de Estados Unidos declaró inconstitucional esta ley de condena estatal en enero de 2016.

Tras revisarla, los legisladores de Florida aumentaron a 12 (unanimidad) los votos necesarios. Pero fijaron que la nueva ley se aplicara solo de manera retroactiva hasta junio de 2002, cuando fue publicada la sentencia inicial de la Corte Suprema.

Asay fue condenado antes de esa fecha, al igual que otros 128 presos que también recibieron veredictos de jurados no unánimes y permanecen en el corredor de la muerte.

Florida es el segundo estado con mayor número de presos condenados a muerte en Estados Unidos, solo por detrás de California, que tiene casi el doble de población.

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