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Chiquimula, la perla de oriente

Chiquimula merece ser visitada para degustar su gastronomía, conocer su rica historia y cultura o para tener momentos de mucha tranquilidad. 

Vista aérea de la ciudad de Chiquimula. (Foto: Hemeroteca PL)

Vista aérea de la ciudad de Chiquimula. (Foto: Hemeroteca PL)

El calor es lo primero que se siente en Chiquimula, y no solo por los potentes rayos solares, sino también por la calidez de su gente.

La ciudad está asentada sobre un extenso valle. Según algunos geólogos, sobre el cráter de un extinguido volcán, a juzgar por la piedra volcánica que la circunda y la cual es conocida en el medio como “Chatún”.

Según el historiador Alfredo Ubico, Chiquimula era un sitio defensivo que fue conquistado hacia 1530. Allí se fundó San Nicolás de Chiquimula, una pequeña población donde vivía gente de idioma chorti'. Los castellanos y mestizos ocuparon terrenos para actividades ganaderas, lo que se volvió rentable a finales del siglo XVII.

Uno de los hitos en la historia de Chiquimula lo constituyeron una serie de terremotos denominados de la “Santísima Trinidad” el 2 de junio de 1765. Además vientos huracanados y fuerte lluvia se dejaron venir sobre la arruinada ciudad días después, lo que agravó el desastre. 

La tierra se agrietó y en algunos lugares brotaron manantiales de agua sulfurosa. Las edificaciones resultaron destruidas, así como las siembras; las aguas se contaminaron; los caminos quedaron inservibles, y muchos campos, estériles. 

Los temblores continuaron hasta agosto y, con menor frecuencia, hasta diciembre. La lluvia de junio y julio terminó de destruir las cosechas. Las pérdidas materiales fueron grandes. El templo parroquial de la ciudad quedó en ruinas. 

De acuerdo con la Historia General de Guatemala, murieron 53 personas, entre españoles y nativos, como consecuencia del terremoto. El hedor de los cadáveres entre los escombros duró varios días, y en los meses siguientes hubo más muertes a causa de la epidemia y la hambruna.

A pesar de la ruina, la ciudad floreció en el mismo valle y fue la ciudad más importante del este guatemalteco. 

Atractivos

Su tranquilo parque invita a cualquier visitante a reflexionar, a pasar momentos de calma y a interesarse en su rica historia. La “Perla de Oriente” o la “Madre de la cultura”, como se le conoce a este departamento, se ubica a unos 175 kilómetros de la Ciudad de Guatemala.

Chiquimula se distingue del resto del país por tener a los mejores poetas, escritores, cantantes, músicos y a hermosas mujeres. “Por ejemplo, es chiquimulteco Humberto Portamencos, uno de los poetas más laureados de América”, señala Valdez, con orgullo.

Además, el parque central lleva el nombre de Ismael Cerna, otro reconocido poeta guatemalteco, quien, con el uso de inspiradas palabras, “luchó contra la tiranía de Justo Rufino Barrios”, dice Luis Orellana, jefe de la misma institución chiquimulteca.

Durante un breve paseo por el parque, se observan varios campesinos con sus sombreros, lustradores, vendedores de periódicos o de “chucherías” y jóvenes estudiantes que van allí para conversar.

Para el hambre

El plato típico de Chiquimula es el chicharrón con yuca, a pesar de que muchos lo asocian con Zacapa. “Ese platillo es de nosotros”, dice Orellana. “Lo que pasa es que uno de los gobernantes del país, zacapaneco, acostumbraba comer chicharrón con yuca durante sus actividades”, y de ahí la explicación de que esa comida se relacione con el departamento vecino, de acuerdo al funcionario.

Asimismo, en la “Perla de Oriente” se pueden degustar los tamales negros o colorados, empanadas con queso o chicharrón, manías, tacos de papa, etc. Y para que la boca no se reseque, se recomienda tomar algún vaso de fresco de pepita, manía, arroz o el llamado “atol shuco”, hecho de maíz; una exquisitez.

Sociedad culta y entretenida

Hablar con los chiquimultecos es interesante: los temas varían desde los más comunes —como los problemas que se viven en una relación sentimental—, hasta casi tomar una cátedra de historia o música.

“Nuestra cultura no es de parranda, como lo es en la capital”, expone Valdez. De hecho, se tienen registradas una veintena de instituciones educativas privadas y del gobierno. “Aquí hay parques, donde los ‘chavos’ se la pasan desde las cinco de la tarde. Nuestra ‘Zona Viva’ es el parque El Calvario, en cuyos alrededores hay cafeterías”, comenta. Otros distractores son pasear en motocicleta o ir a jugar al futbol.

A pesar de la lejanía en relación con la Ciudad de Guatemala, los vientos modernos invaden poco a poco al pueblo: se dispone de restaurantes, supermercados y un gran centro comercial.

Para visitar

Cerca de la cabecera departamental hay varias distracciones recomendadas para los aficionados a la caminata: visitar la Laguna de Ipala, las ruinas de San Esteban (que datan de los tiempos de la Colonia), un exótico lugar donde aún existe pintura rupestre, la Laguna del Jute, el Cerro Montecristo —donde se localiza la reserva de la biósfera La Fraternidad— y, por supuesto, la famosa Basílica de Esquipulas, donde se encuentra el Cristo Negro.

Más sobre la Perla de Oriente

  • En el departamento se habla el castellano y, en algunas regiones como Jocotán y Camotán, el ch’orti’, lengua que corre peligro de desaparecer.
  • Fiesta titular: 15 de agosto, en honor a la Virgen de la Asunción.
  • Chiquimula procura mantener las tradiciones del “Viernes alegre” (principalmente para jóvenes) y el de la danza de los Moros y Cristianos (ejecutada durante las fiestas patronales).
  • Hay suficiente oferta hotelera; se consiguen habitaciones desde Q50.
  • Para comprar. Lo clásico son las conservas de coco, los canastos de petate, bolsas de pita, hamacas o las escobas; todo elaborado a mano.

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