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Inhuman a Tere de Zarco, la Dama de la Paz

El jueves 24 de diciembre de 1998, mientras Guatemala esperada con alegría  el nacimiento del Salvador, dejaba de existir Teresa Bolaños de Zarco, presidenta de Prensa Libre y una dama notable de Guatemala.

Teresa Bolaños de Zarco, presidenta de Prensa Libre, falleció en la Nochebuena de 1998. (Foto: Hemeroteca PL)

Teresa Bolaños de Zarco, presidenta de Prensa Libre, falleció en la Nochebuena de 1998. (Foto: Hemeroteca PL)

El 25 de diciembre, sus restos fueron llevados a Prensa Libre, un día inusual para el duelo, pero, como dato curioso, uno de los días que ella había elegido para morir.

Doña Tere, como cariñosamente la conocieron y trataron cientos de colaboradores de este medio periodístico, dejaba el mundo a los  76 años fulminada por el cáncer.

El 26 de diciembre, Prensa Libre publicó: En un ambiente de consternación, familiares y amigos presenciaron, ayer por la tarde, la inhumación de la escritora y periodista Teresa Bolaños de Zarco, llamada “la Dama de la Paz”.



Centenares de personas expresaron su pesar por el fallecimiento de doña Tere, como se la conocía, ocurrido  el jueves a las 13:20 horas, y coincidiendo en que por su ardua labor por conseguir la paz en Guatemala.

“su recuerdo se mantendrá vivo y en la eternidad”.

En hombros de sus hijos, nietos y miembros del Consejo de Administración de Prensa Libre, el féretro salió a la 13:10 horas de Funerales Reforma de la zona 9 hacia el edificio de este periódico.

En su casa

En el interior de su casa -como ella llamaba a Prensa Libre- directivos y personal de esta casa editora hicieron guardia por varios minutos alrededor del féretro, en un ambiente de silencio y remembranza de la labor humanitaria que efectuó la señora De Zarco.

Misa en su honor

Acompañados desde el principio por unidades de los Bomberos Municipales, institución de la cual fue miembro honorario, sus restos fueron llevados a las 14. 45 horas a la Iglesia Santa Teresa, donde se ofició una misa de cuerpo presente.

La ceremonia religiosa fue presidida por monseñor Rodolfo Quezada Toruño, uno de los principales compañeros de la fallecida escritora en las negociaciones de paz.


“Experimentamos la pérdida de una extraordinaria mujer, aunque a la luz de la fe es hermoso el nacimiento de la señora Tere de Zarco a la vida eterna”, expresó el jerarca eclesiástico.

La misa finalizó a las 15.51 horas, y los restos de la señora De Zarco fueron trasladados al panteón familiar del Cementerio General, ubicado en la zona 3.

En el lugar, fue inevitable el llanto de sus hijos y amigos, quienes le dijeron “Hasta pronto” a la Embajadora de la Paz y Ciudadana Notable de Guatemala.

Breve semblanza

Teresa Bolaños de Zarco (Santa Ana, El Salvador, 9 de octubre de 1922-Ciudad de Guatemala, 24 de diciembre de 1998) fue una escritora, pianista, pintora, guitarrista y empresaria salvadoreña.

Se nacionalizó guatemalteca y se casó con el periodista Isidoro Zarco Alfasa, uno de los fundadores de Prensa Libre.
Fue madre de tres hijos: Manuel, Teresa y José Eduardo.

Intelectual

Fue periodista y gran escritora, lo cual la llevó a desempeñar cargos tales como presidenta de la Asociación de Señoras de Periodistas de Guatemala de la cual fue fundadora en (1956-57).

En 1972, dos años después de la trágica muerte de su esposo, creó el premio Isidoro Zarco,  que entrega la Cámara Guatemalteca de Periodismo.

En 1987 forma parte junto a Monseñor Rodolfo Quezada Toruño de la Comisión Nacional de Reconciliación.

Su participación en el proceso de paz en Guatemala fue celebrada tanto por el Gobierno como por la guerrilla.

También luchó por la libertad de prensa y por los judíos soviéticos. Fue presidenta del Consejo de Administración de Prensa Libre, y dos veces presidenta de la Cámara Guatemalteca de Periodismo, donde creó el premio “Tere de Zarco” al mejor estudiante de comunicación, que anualmente entrega la Cámara Guatemalteca de Periodismo.

Publicó 5 libros de distintos temas.

Además de su talento innato fue una mujer caracterizada por su amor al prójimo y las causas nobles.

Parte de su legado de vida incluye la alegría de vivir y dar gracias a Dios, valores que no perdió ni aun en lo más doloroso de su enfermedad.

De hecho, siempre pidió a quienes la visitaron en su lecho de enferma que se mostraran alegres.

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