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Una visita a la Virgen del Rosario

Cada octubre, la basílica menor de Nuestra Señora del Rosario vive un esplendor que involucra fe y tradición, pero también sabores y aromas. Miles de personas se acercan al templo para realizar una visita a la Virgen.

Templo de Santo Domingo durante las celebraciones en honor a la Virgen del Rosario. (Foto: Hemeroteca PL)

Templo de Santo Domingo durante las celebraciones en honor a la Virgen del Rosario. (Foto: Hemeroteca PL)

Antes de ingresar los visitantes se detienen un momento para comprar veladoras, rosarios benditos y escapularios en los diferentes puestos ubicados en el atrio de la iglesia.

Adentro, las llamas de las velas tiemblan con las escasas corrientes de aire que ingresan al recinto. El templo está repleto, la misa da inicio y la Virgen del Rosario luce radiante dentro de su capilla.

Muchos optan por colocar una veladora y realizar una oración, para luego caminar hacia las capillas laterales en la parte derecha del templo y hacer fila para llegar hasta el camarín que resguarda a la venerada imagen.

Las personas de avanzada edad o que tienen alguna discapacidad son ayudados por los miembros de la Cofradía de la Virgen del Rosario, quienes de forma respetuosa piden la colaboración de los que esperan para poder así conducirlos hasta la parte posterior del altar en donde se encuentra la imagen de la Virgen.

En las afueras

Una vez terminada la visita y luego de hacer la señal de la cruz seguida de una reverencia de rodillas, los fieles salen al atrio, en donde por lo regular es común encontrarse a algún conocido. Posteriormente caminan hacia los alrededores del templo, los cuales se encuentran repletos de puestos de comida y dulces típicos, cuidadosamente ordenados por la comuna capitalina.

Anteriormente las ventas se colocaban sobre la 12 avenida. Sin embargo, desde hace unos años han sido instalados en la 10a. y 11a. calles, para así mantener la fluidez vehicular en el sector. Cabe destacar que este año se observan menos vendedores ambulantes.

El ruido de los automóviles y los silbatos de los policías de tránsito se mezclan con las voces de quienes ofrecen sus diversos productos. Resulta especial sentarse un momento en uno de los puestos de comida y olvidarse de los convencionalismos sociales y disfrutar de unas tostadas acompañadas de un delicioso atol de elote.

Algo característico es que observará a personas todos los estratos económicos disfrutando de los antojitos típicos, al mismo tiempo que puede encontrarse con personajes conocidos del ámbito guatemalteco. No hay distinción alguna, todos profesan la fe y viven la tradición.

Antes de retirarse la mayoría opta por llevar a casa algunos dulces típicos o bien “para el camino” se acompañan de una porción de churros.

Sabores y aromas

Dentro de la variedad de comidas encontrará:

  • Platillos salados como las garnachas, enchiladas, churrascos, chuchitos, plataninas, tacos, tostadas, elotes locos, entre otros.
  • Platillos dulces como los buñuelos, molletes, churros de harina ya sea únicamente espolvoreados con azúcar o tambien puede pedirlos con jarabes de fresa, chocolate o caramelo.
  • Bebidas: atol de elote, arroz en leche y batidos.
  • Dulces y más: la variedad es grande, hay canillitas de leche (morenas y blancas), tamarindos, variedad mazapanes, tartaritas de leche y manía, igos, colochos de guayaba, chilacayotes, melcochas, panitos de feria, roscas de pan, shecas y manías.

Aún queda tiempo, cuenta con un par de semanas para disfrutar de estos platillos, no sin antes realizar una visita a la Virgen del Rosario.

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