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El secreto detrás de los celebrados discursos de Barack y Michelle Obama

Hace 12 años, un Barack Obama desconocido para la mayoría de los estadounidenses subió al podio de la Convención Demócrata en Boston para pronunciar el discurso central.

Barack Obama durante la Convención Demócrata de 2004, en la que endosó a John Kerry. AFP

Barack Obama durante la Convención Demócrata de 2004, en la que endosó a John Kerry. AFP

Obama era entonces solo un candidato a senador de Estados Unidos, pero los 18 minutos que duró su discurso fueron tan memorables que hoy se considera el momento inaugural de su rápido camino hacia la Casa Blanca.

“No hay un Estados Unidos liberal y un Estados Unidos conservador: hay un Estados Unidos de América”, dijo.

“No hay un Estados Unidos negro y un Estados Unidos blanco, latino o asiático: hay un Estados Unidos de América”, siguió, utilizando las fórmulas de repetición tan características de sus discursos.

Este miércoles, 12 años y dos periodos presidenciales después, Obama volvió a la Convención Demócrata para apoyar a Hillary Clinton en su carrera por la Casa Blanca contra el republicano Donald Trump.

Y al igual que entonces, pero con más canas y la autoridad de ser el presidente de Estados Unidos, logró levantar al público con su poderosa y emotiva oratoria.

Orador en jefe

Obama es el “orador en jefe” de Estados Unidos, opina David Kusnet, quien entre 1992 y 1994 fue jefe del equipo que escribía los discursos del expresidente Bill Clinton.

Y una de las claves de su éxito es la forma en que logra insertar sus discursos dentro de la tradición retórica de Estados Unidos, conectando con el público porque sabe hablarle en su mismo idioma.

Y ese idioma no es el inglés, sino el “estadounidense”, le dice Kusnet a BBC Mundo.

“Obama es un orador más elevado que George W. Bush y tiene un estilo menos improvisado que Bill Clinton”, dice Kusnet.

Pero una de las claves de su éxito es el uso que hace del lenguaje, coloquial e informal, en la tradición de grandes escritores estadounidenses como Mark Twain o Ernest Hemingway.

El presidente habla estadounidense, y no solo por el lenguaje, sino por sus continuas referencias a los valores de Estados Unidos y a los documentos fundacionales de la nación, como la Constitución y la Declaración de Independencia.

“Su estilo contrasta con el de Donald Trump, quien en su discurso de aceptación de la candidatura republicana no hizo ninguna referencia a nadie, salvo a sí mismo”, explica Kusnet.

Infancia y juventud

No hay una sola clave que explique el éxito de los discursos de Barack y de la primera dama, Michelle, quien logró conmover a la audiencia con su alocución de apertura de la convención, el pasado lunes.

El discurso de Michelle fue enormemente emotivo y muy personal, argumentando sobre la fuerza de la imagen de los Obama como buenos padres y modelo para los niños de Estados Unidos.

Y al igual que Barack, Michelle logra hablar para que la entiendan la mayoría de los estadounidenses, algo que no es tan común como pudiera parecer.

“Su discurso en la convención demócrata era entendible para el 80% de los estadounidenses”, le dice a BBC Mundo Robert Lehrman, quien fue jefe de discursos de Al Gore entre 1993 y 1995, cuando éste era vicepresidente.

“Y eso es mucho”, afirma Lehrman, que utiliza herramientas para medir la legibilidad de los textos y es autor de libros sobre discursos políticos.

La retórica de los Obama está fuertemente anclada en sus experiencias de juventud, desde el trabajo de organizador comunitario de Barack, en Chicago, hasta la infancia de clase trabajadora de Michelle.

Los discursos de Barack, en especial los de campaña, con sus grandes eslóganes como “Yes, we can” (“Sí, se puede”), recuerdan también a los movimientos sociales de la década de 1960 y su base religiosa.

“Al igual que Bill Clinton, cuando habla parece que lo hace desde un púlpito”, explica Kuset.

Sus alocuciones tienen con frecuencia la estructura de un sermón: empieza encontrando puntos en común con la audiencia, para luego plantearles un reto y finalmente terminar llevándolos a un lugar mejor que el del inicio.

En el caso de Michelle, a menudo utiliza historias de su infancia en Chicago para remarcar la grandeza del sueño americano.

Su historia es la historia del país, quiere trasmitir la primera dama, como hizo en su emotiva intervención en la convención demócrata.

“La historia que me ha traído a este escenario hoy, es la historia de generaciones de personas que sintieron el último latigazo de la esclavitud, la vergüenza de la servidumbre, el aguijón de la segregación, pero que siguieron luchando y esperando y haciendo lo que tenían que hacer para que hoy, yo me despierte cada día en una casa construida por esclavos”, dijo.

Con un poco de ayuda

Siendo indudable el mérito que los Obama tienen en cautivar a las audiencias, hay unos protagonistas de esta historia que son menos conocidos, pero no menos importantes: los escritores de discursos.

Hace décadas de que los presidentes de Estados Unidos no escriben (al menos no totalmente) sus propios discursos.

“Cuando trabajaba con Al Gore, quizás una vez a la semana hablábamos de un discurso, de lo que quería decir. El resto simplemente los escribía yo y él los pronunciaba”, cuenta Lehrman.

Los escritores de discursos son los encargados de capturar los valores, las prioridades y las frases bandera de los políticos y reflejarlos en los discursos.

En el caso de Michelle Obama, su jefa de discursos es Sarah Hurwitz.

“Mientras escribo algo para ella, voy editando el discurso con su voz en mi cabeza, porque me ha hecho tantos comentarios a lo largo de los años y ha sido tan clara sobre lo que quiere”, le dijo Hurwitz recientemente al diario The Washington Post.

“Los escritores de discursos de Obama son excepcionales”, afirma Lehrman.

Lo mismo opina Dennis Glover, escritor de discursos profesional y profesor de la Universidad de Melbourne, Australia.

Glover cree que los discursos del presidente destacan por su gran técnica y por un uso brillante del lenguaje poético y las repeticiones.

“Pero una gran parte del éxito tiene que ver también con la práctica”, le dice Glover a BBC Mundo.

Los Obama saben escuchar y repetir lo que funciona.

En Estados Unidos, además, un político no puede llegar a la cima sin ser como mínimo un decente orador, algo que no es así en muchos otros países.

Pero no todo el mundo está de acuerdo en que los discursos de los Obama son especialmente buenos.

Charles Crawford, exembajador de Reino Unido en distintos países y experto en escritura de discursos, los califica de “oportunidades perdidas”.

“Los Obama tienen buena imagen, confianza en sí mismos y cierta autoridad”, le dice Crawford a BBC Mundo.

Pero si se analiza “la sustancia” de los discursos, “empiezan a disolverse”.

“Barack Obama es bueno estableciendo un tono y haciendo campaña, pero no hablando de medidas políticas específicas. ¿Quién se acuerda de alguna idea o frase interesante que haya dicho?”, se pregunta Crawford.

Pero después de la Convención Demócrata de esta semana en Filadelfia, esta no parece ser la opinión mayoritaria en los medios y las redes sociales.

Solo la historia dirá si los Obama entran a formar parte del selecto grupo de los mejores oradores que han pasado por la Casa Blanca.

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