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Hotel Casa Verde, la sorprendente idea de la guerrilla de las FARC de Colombia para que los turistas experimenten lo que ellos vivieron

Dormir en lo profundo de la selva colombiana, caminar por senderos que serpentean a través de lo que alguna vez fue un área prohibida y comer alimentos básicos cocinados en un horno improvisado.

Si eso te suena atractivo, tal vez una estadía en el hotel de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) es para ti.

Si deseas experimentar la vida tal como la vivieron los miembros de la mayor fuerza guerrillera de izquierda en el hemisferio occidental, pero sin las armas y las batallas con las fuerzas de seguridad, pronto podrás hacerlo.

Un grupo de exmiembros de las FARC está construyendo un hotel para aquellos que quieran probar la vida de la guerrilla en una zona que hasta hace poco fue uno de sus bastiones.

Desmovilización y luego ¿qué?

El grupo rebelde firmó un acuerdo de paz con el gobierno colombiano en noviembre de 2016 en virtud del cual la mayoría de sus combatientes se han desmovilizado.
Según el acuerdo, cada rebelde desmovilizado de las FARC recibirá 620.000 pesos colombianos (unos US$215) al mes durante dos años para ayudarlos a hacer la transición a la vida civil.
Muchos exrebeldes han usado el dinero para establecer cooperativas en las áreas que solían controlar.

Cooperativa Gran Paz es una de ellos y está detrás de los planes para el hotel.

Einer López, un excomandante de las FARC, está entusiasmado con el proyecto. “Lo hemos hecho con nuestro propio esfuerzo, utilizando el salario básico que recibimos”, dice.

El resultado es un edificio de una planta al que han llamado Casa Verde en referencia tanto a sus paredes verdes como al nombre de la antigua sede de la guerrilla.

Está ubicado cerca de la aldea de La Guajira, en el este de la provincia de Meta, un antiguo bastión de las FARC donde decenas de exrebeldes se encuentran actualmente en un campamento de entrenamiento y reintegración establecido bajo los términos del acuerdo de paz.

Ellos esperan que, una vez finalizado el hotel, les proporcione su principal fuente de ingresos, complementada con lo que pueden hacer mediante el cultivo de plátanos, aguacates y otras frutas y verduras en la tierra que han alquilado.

Volver a lo básico

López dice que la atracción del hotel será hacer que la experiencia sea lo más realista posible.
“Construiremos chozas básicas, como en las que solíamos vivir, con una sábana de plástico, algunas hojas de palmera y un mosquitero”, explica.

Aunque los huéspedes que valoren la comodidad como parte de la inmersión en la experiencia rebelde pueden optar por alojarse en habitaciones en el edificio principal de Casa Verde.

El hotel también tendrá un restaurante que servirá los platos que eran cocinados por los rebeldes, como la cancharina fariana, una tortilla frita de trigo, y el arroz guerrillero, muy rico en carbohidratos, que se cocina con pasta frita.

López está convencido de que el hotel será un éxito para los turistas, aunque su plan de negocios no va mucho más allá de lo básico, por el momento.

Los exrebeldes en este campo de entrenamiento y reintegración, uno de los 26 que se establecieron en todo el país para ayudar a facilitar su transición a la sociedad civil, podrían salir adelante con un impulso.

Aproximadamente la mitad de los que llegaron aquí hace un año han salido del campamento.

“Todos llegaron aquí con muchas expectativas, pero se desvanecieron con el tiempo”, explica López.

“Algunos volvieron con sus familias, otros buscaron trabajo y realmente no sabemos a dónde fue el resto”, añade.

Peligro de disidencia

Desde que las FARC firmaron el acuerdo de paz, han surgido grupos disidentes y López dice que no puede descartar que algunos de los que se fueron se hayan unido a alguno de ellos.

“Realmente solo puedes controlar a las personas mientras están aquí, pero después de que se van es difícil saber qué harán”, dice el excomandante.

“Solo sabemos cómo trabajar y cómo hacer la guerra”, comenta sobre sus compañeros.

Es por eso que el éxito de proyectos como el hotel de las Farc es clave para la reintegración de los exrebeldes.

“Podemos trabajar día y noche, pero si no tenemos un lugar para trabajar, ¿qué se supone que debemos hacer?”, se pregunta.

Por ahora, él y sus compañeros de armas han apostado por el Hotel Casa Verde.

Su esperanza, y la de muchos colombianos, es que les proporcionará el trabajo suficiente para subsistir dignamente.

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