El tercer juicio por el atentado en la galería comercial Drugstore Publicis, que dejó dos muertos y 34 heridos, supone la bajada del telón judicial para este “veterano del terrorismo”, de 71 años, en palabras del diario Le Parisien.
Para la última aparición de Carlos, en prisión en Francia desde de su detención en 1994 en una operación del espionaje francés en Sudán, lució un traje chaqueta claro, pañuelo en el bolsillo y fular.
Y, en los recesos, esta figura de la lucha “antiimperialista” de los años 1970 y 1980 no dudó en lanzar besos, reír y conversar con los simpatizantes presentes en la sala, que se despidieron de él con un “hasta luego”, constató la AFP.
“Estoy orgulloso de mi trayectoria de revolucionario”, dijo en sus últimas palabras antes del veredicto, urgiendo a los jueces a “tomar una buena decisión” y tras rechazar la autoría: “¿Quién me vio lanzar una granada?”.
Sin embargo, se trata del “primer atentado indiscriminado” en Francia, subrayó el fiscal en el imponente Palacio de Justicia, donde en paralelo se juzgan los ataques yihadistas que dejaron 130 muertos en 2015 en París.
Muestra de su importancia, el futuro Museo Memorial del Terrorismo, cuya construcción al oeste de París anunció en mayo la presidencia francesa, comenzará su recorrido por el atentado de 1974 en el corazón de París.
Si los siete magistrados del tribunal le imponen cadena perpetua, sería la tercera tras la del triple asesinato en 1975 en París y cuatro atentados con bomba cometidos en Francia en 1982 y 1983 (11 muertos y 191 heridos).
“Manipulador”
Los jueces deben limitarse a fijar la pena, a raíz de un fallo en 2019 de la Corte de Casación, que dejó sin cambios la declaración de culpabilidad, pero estimó que fue condenado dos veces por el mismo hecho y ordenó un nuevo juicio.
El alto tribunal consideró que el transporte de la granada era “una operación preliminar necesaria” para la comisión de los otros delitos, entre ellos asesinatos y tentativas de asesinato por “efecto de una potencia explosiva”.
Al verse obligada a pleitear solo sobre la pena, su abogada, Isabelle Coutant-Peyre, pidió que en caso que se le impusiera una nueva cadena perpetua por estos hechos ocurridos hace 47 años, se fusionaran las tres condenas.
A falta de muestras de ADN y de confesión, el venezolano fue condenado en 2018 por una serie de elementos de cargo, entre ellos el testimonio de un antiguo compañero de armas arrepentido, el alemán Hans-Joachim Klein.
Para la acusación, se buscaba facilitar la liberación de un japonés detenido en Orly, miembro del Ejército Rojo japonés, un grupo armado nipón de extrema izquierda que simultáneamente había secuestrado rehenes en la embajada francesa en La Haya.
A lo largo del juicio iniciado el miércoles, el tribunal se centró en el contexto del atentado y en la personalidad de Carlos “El Chacal” y para ello escucharon a una serie de testigos, desde un antiguo amor hasta un periodista.
“Fui el primer miembro extranjero oficialmente de la resistencia palestina”, “soy comunista”, dijo este jueves Carlos, quien la víspera se vanaglorió de haber “matado a al menos 39 personas, pero nunca a inocentes”.
Su amante en el momento del atentado dijo que no era alguien violento. “No lo veía como una persona capaz de hacer eso”, dijo esta mujer de 74 años, quien pasó seis meses en prisión preventiva y que intentó “olvidar”.
Un agente de los servicios de inteligencia describió en cambio a este exmiembro del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) como un “combatiente revolucionario” con una fuerte idea de “superioridad”, “manipulador” y “seductor”.
Un informe de la prisión de Poissy, donde se encuentra preso a menos de 30 kilómetros al oeste de París, lo describe también como un seductor, un “contestatario” y un “egocéntrico”, cuyo “capital de simpatía se reduce con los años”.
“No tiene el respeto que espera” obtener, sobre todo de parte de los reclusos más jóvenes, agrega el informe, sobre este símbolo de otra época, de la que la justicia escribió una nueva página.
