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Estrangulamientos, descargas y golpizas en bartolinas y calabozos: informe describe el régimen de terror en cárceles de Bukele en El Salvador

Un nuevo informe reveló denuncias de detenciones injustas y torturas que iban desde descargas eléctricas hasta muerte por ahorcamiento en las prisiones de El Salvador bajo el régimen antipandillas de Bukele.

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Fotografía cedida por la presidencia de El Salvador en la que se observa un traslado de presos a una cárcel de máxima seguridad. (Foto Prensa Libre: EFE/Presidencia de El Salvador)

Descargas eléctricas, golpes, estrangulamientos y torturas en calabozos y bartolinas, así son las múltiples formas de castigo que predominarían en las cárceles de El Salvador, según un nuevo informe que se reveló tras el primer año del régimen de excepción que el presidente Nayib Bukele impuso en ese país y con el que declaró una “guerra” contra las pandillas.

Ha sido la organización en defensa de los derechos humanos, Cristosal, que documentó plenamente los casos de prisioneros que quedaron en libertad al ser declarados inocentes y de aquellos que fallecieron según los testimonios de sus familiares.

“Solo si tienen suerte saldrán con vida de aquí”, fue una de las amenazas hecha por uno de los guardias del centro Mariona, según el relato de un joven de 20 años que estuvo recluido allí, el cual se describe en el informe.

“Mientras estaban hincados les ponían descargas eléctricas y a uno hasta le sacaron sangre. Al entrar al sector donde iban a quedar los custodios les dieron otra golpiza”, añadió el recluso en su declaración.

Signos de tortura

A medida que la organización documentaba las 153 muertes en los penales de El Salvador, desde marzo de 2022 en que inició el régimen, se detectó un patrón de tortura y tratos crueles.

Pero además, los sobrevivientes, según describe el documento, relataron que se les obligó a recoger comida del piso, fueron expuestos a epidemias de hongos en la piel y no recibieron atención médica.

Se identificaron cadáveres con laceraciones, golpes o signos de ahorcamiento y heridas con objetos cortopunzantes que eran notorios a la vista, pero que no se consignaban en los reportes forenses.

La correlación en la causa de muerte y la condición que presentaban los fallecidos “no son congruentes”, advierte Cristosal. Entre las causas de muerte “más frecuentes” se estableció muerte por asfixia, aunque en otros expedientes no fue descrito claramente.

Uno de los casos fue el de un hombre de 42 años hallado muerto en una bartolina o calabozo, cuyo informe médico dictaminó que la causa fue “asfixia mecánica por ahorcadura”.

Otro caso similar fue otro prisionera que murió y cuando se entregó el cuerpo a la familia este presentaba una protuberancia en el cuello, mientras que la autopsia indicaba que la causa de muerte era por “asfixia mecánica”.

Sin atención médica

El informe también describe lo qué sucedió con un joven de 23 años, puesto que su cadáver presentaba señales de golpes en varias partes del cuerpo, quebraduras en pies y manos, llagas en la espalda en forma alargada tipo quemadura. “El cadáver fue entregado a la familia en un ataúd cerrado”, se describe.

Según la organización, las condiciones del cuerpo del joven recluso evidencia que pudo ser víctima de tortura, lo que se habría obviado en el informe forense que declaró “muerte súbita” como la causa de fallecimiento.

Al contrastar las entrevistas, documentos forenses y otras evidencias como fotografías y pruebas documentales, se detectó que otros murieron por no recibir atención médica por padecimientos que resultaron siendo mortíferos.

Otras torturas descritas

Las condiciones eran insalubres a tal punto que, según otro joven de 20 años que estuvo recluido en el Penal de Mariona, se volvían otra forma de tortura.

Según su testimonio a los prisioneros los obligaban a recoger la comida del suelo con la boca.

“Un día un custodio llegó con una cubeta de comida y dijo ‘¿tienen hambre?’ Cuando respondieron sí, el custodio tiró la comida en el suelo que estaba lleno de lodo y les dijo: ‘la van a recoger solo con la boca y si la agarran con las manos, los voy a sacar y lo voy a golpear'”, relató.

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Sospechosos detenidos en un camión de la policía en Soyapango, San Salvador. (Foto Prensa Libre: AFP)

 

Después de la advertencia, según dijo, el guardia les dio cinco segundos para recoger la comida con la boca. “Nosotros con el hambre y lo que nos había dicho tuvimos que comerla de ahí, solo con la boca. Después se hizo para un lado… cuando regresó dijo el custodio: tenían hambre los perros”, añadió.

Cuando representantes de una organización de derechos humanos visitaron el penal, otro custodio los amenazó: “Mañana van a venir visitas y el primer artista que salga diciendo el trato de aquí, es el primero que se va a morir con descargas eléctricas”.

Las bartolinas o celdas de aislamiento también fueron otras de las experiencias documentadas en el informe. Allí eran llevados como forma de castigo, según los relatos, en caso de que hablaran por las noches o se quejaran, o a veces, sin razón justificada.

Las celdas son pequeñas, oscuras, sin catre o fosa, y quienes salían tenían signos de desnutrición o “no salen vivoa”, se describe.

Régimen de excepción

El régimen de excepción en El Salvador entró en vigor desde hace más de un año y supera los 69 mil detenidos, en medio de denuncias de distintas organizaciones locales e internacionales que advierten de violaciones a los derechos humanos, principalmente por detenciones arbitrarias.

En ese contexto, un grupo de Naciones Unidas expresó su “consternación” y pidió revisar los términos de los “amplios poderes” que otorga el régimen.

“A pesar de su obligación de proteger a los ciudadanos de actos tan atroces, el Gobierno no puede pisotear el derecho a un juicio en nombre de la seguridad pública”, aseguraron los expertos.

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