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“No me aislé 100%”: la situación crítica en Florida por el retraso en resultado de pruebas de coronavirus

Cuando Florida es epicentro del coronavirus en Estados Unidos, dos herramientas clave para combatir la pandemia están atascadas: los resultados de las pruebas demoran más de 10 días en conocerse y el rastreo de contactos brilla por su ausencia.

Un integrante de la Guardia Nacional habla con una persona en un automóvil que espera una prueba covid-19 en un sitio de prueba de coronavirus en Miami Beach, Florida. (Foto Prensa Libre: AFP)

Un integrante de la Guardia Nacional habla con una persona en un automóvil que espera una prueba covid-19 en un sitio de prueba de coronavirus en Miami Beach, Florida. (Foto Prensa Libre: AFP)

La periodista española Gemma García se hizo el test a fines de junio en Miami y debió esperar 11 días para saber que había dado positivo.

Esto es mucho más que el período de 48 horas que recomiendan los Centros de Control de Enfermedades (CDC) para combatir la pandemia.

En ese período, “no me aislé 100%”, dijo García a la AFP. “Pero siempre mantuve la distancia social”.

Luego, “en cuanto tuve el resultado positivo, por supuesto me aislé y contacté con todas las personas con las que había estado”, contó García, de 53 años. Todos dieron negativo.

Epicentro de la pandemia

Este retraso entre las pruebas y sus resultados es una de las razones por las cuales Florida es epicentro de la pandemia, junto a Texas y California, en el país más afectado por este virus que azota el mundo.

Actualmente, uno de cada 50 floridanos se ha contagiado de coronavirus, que ha matado a más de seis mil personas.

“¿Qué hago yo con una paciente a la que le hago un test hoy y el resultado viene en tres, cuatro, cinco, seis días, cuando entre el test y el momento del resultado que sale positivo ya ha estado en contacto con un montón de gente?”, dijo en conferencia de prensa el jueves el doctor Alberto Domínguez-Bali, del Hospital de Hialeah, en el oeste de Miami.

“Eso es mal manejo de la situación”, acusó.

Así las cosas, comienza entonces la distribución de culpas.

Hace dos semanas, el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, acusó a los laboratorios por los retrasos y amenazó con dejarles de enviar trabajo a los que demoren demasiado.

“Una persona va a hacerse una prueba y recibe el resultado diez días después. Eso no ayuda mucho”, dijo, reconociendo el problema.

Desde entonces, los dos mayores laboratorios del país, Quest Diagnostics y LabCorp, han anunciado que el gobierno federal los autorizó a hacer pruebas grupales o “pool tests” para ahorrar tiempo.

Pruebas grupales

Esto quiere decir que se reúnen varias muestras y se examinan en una prueba. Si el grupo da positivo, entonces se examinan las muestras individualmente para identificar el o los casos particulares.

Quest informa en su página web que los resultados para pacientes no urgentes demoran siete días a dos semanas, mientras los prioritarios se hacen en dos días.

Una portavoz de LabCorp dijo a la AFP que la compañía redujo su tiempo promedio de entrega a tres días desde el momento en que recibe las muestras, y menos para los pacientes hospitalizados.

Pero también hay acusaciones según las cuales los centros de pruebas demoran varios días en enviar los especímenes a los laboratorios.

¿Quién rastrea los contactos?

La demora también hace que el rastreo de contactos, una herramienta que ha sido clave en otros países para contener la pandemia, sea ineficaz e inabarcable.

En el caso de la periodista García, por ejemplo, ninguna de las 14 personas a las que ella sugirió que se hicieran la prueba recibieron una llamada de un rastreador de contactos.

El Departamento de Salud de Florida dice en su página web que tiene 1 mil 600 empleados destinados a esta labor. Según expertos, el “estado del Sol” necesitaría como mínimo 6 mil 300 rastreadores para cubrir a sus 21 millones de habitantes.

Un grupo de hombres toca música en la playa de Miami Beach, Florida, en medio de la pandemia de coronavirus. (Foto: Prensa Libre: AFP)

La popularidad del gobernador del estado ha caído en picada en el último mes por su gestión de la pandemia, luego de haberse jactado en mayo de haberla contenido en un airado discurso en el que acusó a la prensa de propagar el pánico en la población.

Aliado fiel del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, DeSantis se ha negado a ordenar el uso obligatorio de tapabocas, si bien algunos alcaldes lo han hecho obligatorio.

Florida, un estado que no cobra impuestos y depende del turismo para sobrevivir, se apresuró en atraer visitantes entre mayo y junio cuando se hundía en la debacle económica y parecía que el virus estaba bajo control.

Pero ahora muchos hospitales están quedándose sin camas, las unidades de cuidados intensivos escasean y el turismo, así como el empleo y la situación económica en general, se desmoronan.

El estado “simplemente no estaba listo”, dijo al canal MSNBC el alcalde de Miami Beach, Dan Gelber, refiriéndose a los rastreadores de contactos.

“Si no podemos localizar a los que dan positivo y ubicar a las personas con las que tuvieron contacto, entonces básicamente estamos permitiendo que el virus corra a la deriva”, dijo Gelber.

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